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El contratenor Philippe Jaroussky quiere “poesía, espiritualidad y menos virtuosismo”

Madrid, 15 ene (EFE).- El contratenor francés Philippe Jaroussky, considerado como el mejor del mundo volverá a la ópera, con dos «Haendel», y ha decidido dedicar su próximo disco a Verlaine. «Quiero poesía, espiritualidad y menos virtuosismo», afirma.

Como no solo es «un artista, sino un hombre», ha querido, por primera vez, romper su exquisito silencio sobre todos los temas que no sean la música para sumarse a la manifestación del pasado domingo por los atentados de «Charlie Hebdo».

«Estamos en un momento crucial en Francia y en el mundo. De lo que hagan los políticos, de si se vuelcan en la represión o en la pedagogía, va a depender el futuro», afirma en una entrevista con Efe el artista.

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Jaroussky (Maisons Laffite, 1978) estará en menos de cuatro meses cinco veces en España, es decir, «bastante mucho», se ríe en una pausa de los ensayos en el Auditorio Nacional del estreno el próximo domingo de «Niobe, regina di Tebe», de Agostino Steffani (1654-1728).

Con la Boston Early Music Festival Orchestra, dirigida por dos grandes de la cuerda pulsada, Paul O’Dette y Stephen Stubbs, Jaroussky «disfrutará» de una obra que canta desde hace cuatro años, desde que la debutara en Bostón con un enorme éxito.

«Me ofrecieron el papel, empecé a leer la partitura y a los diez minutos sabía que tenía que hacerlo. Enlaza con el refinamiento de Cavalli, la fuerza de Monteverdi, el 800 y Haendel. Es una música, un estilo que sorprende cada vez y que saldrá en disco en las próximas semanas», adelanta.

Es la primera vez que va a grabar un CD con una ópera que ya ha debutado y cantado en numerosas ocasiones, porque «lo normal» es «hacerlo al revés».

Su paso previo por el escenario le ha dado «una madurez, una riqueza muy interesante» al papel, afirma el cantante, poseedor de un timbre que le asemeja a un niño más que a una mujer, la voz más parecida a la del mítico castrato Farinelli, al que dedicó un disco.

En 2014 ha cantado «cero» óperas, se ríe de nuevo, pero en 2015 tiene previsto interpretar Ruggero en «Alcina», en el festival de Aix en Provence, y en verano, en París, el oratorio «Theodora», dirigido por William Christie. «Va a ser un año Haendel», presume.

Al madrileño teatro Real, donde fue muy aclamado por su papel de Nerón «L’incoronazione di Poppea» y en el que presentó el 10 de diciembre su último disco, «Pietá.Sacred Works», «tiene que volver» y lo hará dentro de «tres o cuatro» años muy probablemente con una obra contemporánea.

«Siempre he sido muy cuidadoso con mi voz y no son tantos los papeles que me encajan. No es solo un asunto de tesitura, sino de personalidad. ‘Niobe’ me gusta porque es un rey que quiere hacer poesía. Nerón, sin embargo, estaba fuera de lo que yo soy. Era un niño que no controlaba su destino, tan extremo, tan loco», recuerda.

Es verdad que para su voz hay «muchos» papeles, pero, «lamentablemente», son todos de «castrati», y ya cree llegado el momento de pasar página y hacer cosas como lo que hará el domingo.

«En el futuro quiero dejar de lado lo técnico, lo pirotécnico, el virtuosismo, por eso uno de mis grandes proyectos para este año es un disco de ópera francesa -que estrenará en Madrid, en el Teatro de la Zarzuela, el 23 de marzo- que exige mucha sutileza en su expresión y otro de poesía de Verlaine», detalla.

Este último, un doble CD, se titula «Green», y son melodías francesas sobre poemas del autor de «Clair de lune» con música de Debussy, Fauré, Poldowski, Chabrier, Brassens y Massenet, entre otros.

«Llevo casi seis años trabajando en el. Es lo más personal que he hecho en diez años. Es muy especial porque son cuatro versiones musicales de la misma poesía, para atrapar la personalidad de cada compositor y es increíble que con uno sea alegre y con otro tristísimo», dice.

Es «una locura» que le encanta, como «Niobe», y «bastante original» para un contratenor, un camino que no es incompatible, dice, con hacer, como hará dentro de dos años, «cosas» de Haendel, Bach y Vivaldi, «que tan feliz hace a la gente».

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