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Morrissey arremete en Madrid contra “la vergüenza de España”

Madrid, 9 oct (EFE).- Siempre polémico, lenguaraz y coherente con sus convicciones, Morrissey no iba a dejar pasar esta noche su actuación en la capital del país taurino por excelencia sin arremeter contra lo que este icono británico de la música considera una crueldad intolerable, la llamada fiesta nacional.

«¡La vergüenza de España!», ha gritado durante su concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid, con el aforo completo del formato reducido de The Ring, tras interpretar «The bullfighter dies» (el torero muere, en español) ante la imagen de un toro cogiendo al matador.

El gesto no lo han recibido mal las 5.000 personas que asistían a su primer concierto en España -mañana actúa en Barcelona-, al menos mejor que el otro momento polémico de la velada, cuando ha interpretado «Murder is meat» con aplausos leves y fríos a su conclusión.

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Imágenes de mataderos atestados y sacrificios de animales de una crudeza atroz han acompañado los acordes apocalípticos de este clásico de su ex banda, The Smiths, provocándoles a unos una estupefacción congeladora, mientras otros han aguantado el tipo apartando la mirada, cuando no desmayándose, como en algún caso esporádico.

Pero Morrissey es mucho Morrissey para hablar solo de lo extramusical y, a pesar del repertorio fallido de esta gira, trufado de cortes de su último álbum, «World peace is none of your bussiness» (2014), y singles raros de otros discos, el artista inglés ha mimado a la ciudad.

Escoltado por sus músicos, cinco lozanos y esbeltos muchachos que lucían camisetas deportivas con la leyenda «Mad in Madrid» (loco en Madrid), se ha saltado algunos parámetros fijos del tour, ofreciendo por ejemplo un tema más que en su parada previa en Lisboa.

Además ha incluido dos piezas cruciales que han contribuido a elevar la nota media del concierto, más allá de su dominio vocal, su enorme presencia escénica y su elegancia, incluso aunque sudara a mares y se haya dejado el vestir impoluto en casa de su sastre.

Se trata de «Everday is like sunday», que apenas incluye en esta tanda de «shows», y el aún más raro éxito de The Smiths «How soon is now?», con el que ha reeditado el mismo final de su última visita a Madrid, en 2008, llena de grandes éxitos.

Tras proyectarse más imágenes de toreros embestidos, la noche arrancaba con puntualidad y climatología británicas, como británica era la imagen que acompañaba al artista a su salida al escenario, la de la reina Isabel II luciendo una peineta (pero con el dedo corazón), mientras el músico interpretaba «The queen is dead», de The Smiths.

Del que está considerado su mejor disco en solitario, «Vauxhall and I», ha sonado «Speedway», antes de la citada «The bullfighter dies» y, seguidamente, «Ganglord», con un arrebatado «save me, save me» (sálvame).

Durante «I’m throwing my armas around Paris», de su anterior disco, llegaban a la memoria destellos de REM, y con «Kiss me a lot» asume el tono y el porte de un mariachi flamenco, antes de afrontar el ecuador con las guitarras roqueras de «Dissapointed», otra rareza en el listado de esta gira, y la magnífica «You have killed me».

«Mi compañía me echó tres semanas después de publicar mi último disco», ha dicho jocoso sobre su cacareada salida de Harvest Records, en una apropiada introdución para que este músico (una vez más) sin sello cantara «Earth is the loneliest planet» (La Tierra es el planeta más solitario).

La melancolía y el piano se apoderan entonces del recinto en «Trouble loves me», previo al rescate de su celebrado disco «Your arsenal» (1992) a través del tema «Certain people I know».

Se cuela entre dos de las nuevas, «Neal Cassaday drops dead» y «I’m not a man», una sorpresa que le ha permitido lucir todos sus registros vocales y su condición de estrella pop, vagando por las tablas sereno, un paso adelante, dos atrás, unos dirán que ebrio, otros que embebido por la emoción, como un poeta que declama ante su auditorio.

Suena entonces «Everyday is like sunday», el tema recibido más efusivamente por el público.

«Kick the bride down the aisle», frente a una foto de los Duques de Kent con un mensaje que dice «dumb» (tontos), la visceral «Meat is murder» y «World peace is none of your bussiness» dan paso a los bises, que remata con «Asleep», de The Smiths, y para sorpresa de todos, con «How soon is now». Gran final para un concierto irregular, pero nunca anodino.

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