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Sophie Marceau sostiene que “el arte no tiene responsabilidades morales”

París, 31 jul (EFE).- «El arte no tiene responsabilidades morales», afirma a Efe la actriz francesa Sophie Marceau, que en su última película, «Reencontrar el amor», explora los límites del adulterio sin intención de emitir un juicio de valor.

El filme, dirigido por la también francesa Lisa Azuelos, se estrena mañana en España y permite ver a Marceau (París, 1966) en el papel de una mujer «soltera, muy independiente y realizada», que acaba envuelta en una relación de términos difusos con un hombre casado, interpretado por François Cluzet.

Se trata de una película sin moraleja, indica Marceau en entrevista con EFE en un café cercano a su domicilio en París, donde sostiene que aunque «todas las sociedades necesitan una moral y cada individuo tiene derecho a la suya propia», el arte debe mantenerse como «un lugar libre».

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«Es el contrapunto de todas las órdenes útiles de la sociedad. El artista está al margen. No tiene esa función», añade la actriz, que se declara «bastante universal» en el sentido de no querer imponer sus principios sobre el resto.

En la película, el único dilema que se plantea su protagonista es el de «romper una pareja», pero aún así incide en que esa decisión es una «cosa de dos», en la que ninguna parte puede asumir la responsabilidad completa.

«Es difícil decir si es la historia de un adulterio», admite Marceau, para quien ese filme, que supone su segunda colaboración con Azuelos, tras «LOL», transita por muchas cuestiones, desde qué es el deseo, hasta su duración.

La directora lleva al espectador con esta cinta a plantearse la eternidad de un instante y la dimensión cuántica del amor, y juega con una escala en la que presente y futuro cohabitan sin dejar bien definida la realidad y la ficción.

«El amor tiene esos extremos de pensar que es para siempre», señalaba la actriz días antes de que se publicara su separación del también actor Christophe Lambert, con el que compartió trabajo en «La disparue de Deauville», y vida durante siete años.

Esa película, que gestó tras «tres años difíciles de escritura», fue su segunda como directora, después de «Parlez-moi d’amour», y aunque no ha decidido volver a lanzarse en solitario desde entonces, está embarcada con la realizadora Laure Duthilleul, con la que actuó en «À ce soir», en un nuevo guión.

«Lo que me interesa hoy en el cine realmente es la escritura. Creo que se ha llegado a cotas de tecnología alucinantes. Los filmes de animación para niños son una cosa de locos. (…) Pero veo que hacen falta textos, puntos de vista. Tengo ganas de empujar eso, de volver a la esencia», dice Marceau.

Con esas intenciones sigue ampliando una trayectoria iniciada a los 14 años en «La Boum» y que vio su fama despegar a nivel internacional al interpretar a la princesa Isabel en «Braveheart».

Cumplidos ya 47 años de edad en una industria en la que pesan los imperativos estéticos, sostiene que, como todo el mundo, elige entre lo que se le propone, pero que, más que mirar atrás y esperar, piensa en «desarrollar temas», aparezca ella o no, y en encontrar proyectos «interesantes», a través de su propia productora.

«Son cosas muy pequeñas. No tengo ganas de pedir ayudas. Me concedo un presupuesto», afirma Marceau, que no ve esa apertura de puertas a otros creadores como una «apuesta arriesgada», porque el material producido, aunque no vea la luz de forma inmediata, también «vale dinero».

Con esa postura marca distancias con un sistema público de financiación en Francia «genial», pero que, en su opinión, también ha vuelto a la industria del país «un poco cómoda» y que, según concluye, debería utilizarse «quizá de manera menos expansiva, y más cualitativa».

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