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Inaugurado en España el IX Seminario Internacional de Lengua y Periodismo

San Millán de la Cogolla (España), 28 may (EFE).-

La princesa de Asturias ha inaugurado, en el monasterio riojano de San Millán de la Cogolla(norte), el IX Seminario Internacional de Lengua y Periodismo «El español del futuro en el periodismo de hoy», organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente (Fundéu), impulsada por la Agencia EFE, patrocinada por el BBVA y asesorada por la Real Academia Española.

Doña Letizia ha destacado hoy el rigor como condición «esencial» en la práctica del periodismo, independientemente de la plataforma, canal o medio desde el que se ejerza.

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La esposa del príncipe Felipte y periodista ha estado acompañada por los presidentes del Gobierno de La Rioja, Pedro Sanz, y de la Agencia EFE, José Antonio Vera; y el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua; y las intervenciones inaugurales las han pronunciado el intelectual mexicano Enrique Krauze y del escritor español Agustín Fernández Mallo.

La princesa de Asturias ha recogido las palabras de Enrique Krauze de «transparencia, claridad y tolerancia», a las que ha añadido la de «rigor, que es siempre la condición esencial en la práctica del periodismo, independientemente de la plataforma, canal o medio desde el que se ejerza».

«Nuestro idioma, el español, y su implicación en todos los órdenes de la vida, no solo en el ámbito intelectual, merecen un seminario como este, con sus reflexiones, consensos y discusiones. Un seminario desde el que se ponga en valor la lengua que nos une», ha subrayado.

Ha añadido que debatir sobre cómo afecta el periodismo de hoy al español del futuro es un desafío que ha dejado a los participantes en el seminario.

No obstante, ha indicado que «el asunto va más allá de un análisis del uso lingüístico y remite a una verdadera exégesis de las formas de comunicarse y de interactuar con y en una realidad», que, como ha recogido doña Letizia citando a Fernández Mallo, «va más rápida que la propia realidad».

También ha agradecido a todos los que hacen posible que hoy y mañana haya un rincón en el mundo, en referencia al monasterio emilianense, patrimonio de la humanidad, en el que «se habla de nuestra lengua, que es, al fin y al cabo, la poderosa herramienta con la que tratamos de entender lo que nos rodea».

Por su parte, Sanz ha asegurado que nunca se ha escrito tanto como ahora, y hoy son pocos los que no ejercen de alguna manera el periodismo, si por ello se entiende la captación y tratamiento, escrito, oral, visual y gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades, que es lo que millones de ciudadanos del mundo hacen diariamente en las redes sociales.

«El español del futuro es el español de cada día, porque, como más de una vez ha dicho José Manuel Blecua, ‘el idioma necesita estar al día de modo constante'», ha resaltado el presidente del Gobierno de La Rioja.

Además, ha apelado a la responsabilidad que cada persona debe tener con la lengua al usarla en cualquier situación, pero especialmente en los medios digitales.

Y ha insistido en que no hay que descuidar «una adecuada formación escolar que permita a los jóvenes lograr un buen dominio de la lectura y de la escritura, antes de dejar las aulas».

Krauze, en su intervención en la inauguración del Seminario, ha afirmado que es preciso dialogar con las grandes empresas del ámbito digital y hasta «presionarlas», para que busquen soluciones que impidan que la red se convierta en terreno abonado para el «discurso del odio».

Ha repasado las oportunidades que la era digital ofrece a la humanidad, pero también los peligros económicos, políticos, culturales, tecnológicos y sobre todo morales, que supone. Como todas las revoluciones, ha advertido, esta «puede terminar creando monstruos y devorando a sus hijos».

Para el director de la revista Letras Libres existe un riesgo cierto de que la gran conversación universal que suponen internet y las redes sociales «se degrade por falta de un código ético que, respetando la libertad de expresión, madre de todas las libertades, introduzca un mínimo de respeto y racionalidad en ese mar que, por su potencial violencia, puede ahogarnos a todos».

El papel del periodista en el nuevo mundo en red en el que todos vivimos inmersos ya no es tanto el de obtener y difundir una información, sino más bien agrupar, interpretar y sacar conclusiones de todo lo que sucede en la red, ha asegurado Fernández Mallo.

Ha subrayado que el periodista «ya no es el único que maneja y emite información», sino que lo hacen simultáneamente millones de personas, y eso tiene consecuencias en el mundo de la información y en el del lenguaje.

El autor del «Proyecto Nocilla» ha abordado en su conferencia la paradoja que supone la realidad fragmentada y confusa en la que vivimos y la existencia, al tiempo, de un mundo hiperconectado.

San Millán de la Cogolla (La Rioja), 28 may (EFE).- El intelectual mexicano Enrique Krauze afirmó hoy que es preciso dialogar con las grandes empresas del ámbito digital, y hasta «presionarlas», para que busquen soluciones que impidan que la red se conviertan en terreno abonado para el «discurso del odio».

En su intervención en la inauguración del IX Seminario Internacional de Lengua y Periodismo, organizado por la Fundéu BBVA y la Fundación San Millán de la Cogolla, Krauze repasó las oportunidades que la era digital ofrece a la humanidad, pero también los peligros económicos, políticos, culturales, tecnológicos y sobre todo morales que supone.

Como todas las revoluciones, advirtió, esta «puede terminar creando monstruos y devorando a sus hijos».

Para el director de la revista Letras Libres existe un riesgo cierto de que la gran conversación universal que suponen internet y las redes sociales «se degrade por falta de un código ético que, respetando la libertad de expresión, madre de todas las libertades, introduzca un mínimo de respeto y racionalidad en ese mar que, por su potencial violencia, puede ahogarnos a todos».

En ese contexto, ha añadido el ensayista e historiador mexicano, la violencia verbal es solo una manifestación más, «triste pero inevitable», cuando hoy podemos leer en las redes «lo que antes solo se musitaba en el silencio de las conciencias».

«Hay algo sano, algo liberador» en ello, «sobre todo en pueblos como los nuestros, habituados a callar y obedecer, no a opinar y disentir sobre los asuntos públicos», ha afirmado durante su conferencia, titulada «La ética del idioma».

Los verdaderos peligros morales de la red, ha subrayado Krauze, están en otro terreno: en el «discurso del odio», que usa como principal arma la mentira pública y que amenaza en ocasiones con convertirse en una incitación abierta o tácita a la violencia.

«Las redes pueden convocar movilizaciones pacíficas, liberadoras, pero pueden también agitar hogueras», ha apuntado.

¿Qué hacer para combatir ese discurso del odio, ese «veneno moral» de nuestro tiempo? Para Krauze, primero es preciso medirlo, analizarlo, y luego «establecer un diálogo con las grandes corporaciones que proveen estos servicios (y presionarlas) para que ellas mismas discurran soluciones inteligentes e impidan que sus creaciones se conviertan en los ‘frankenstein’ del siglo XXI».

Ese «discurso del odio», alerta Krauze, se alimenta no solo de la mala fe sino también a menudo de los malos hábitos intelectuales.

Modos adquiridos como, sostiene el ensayista, «el doble rasero a la hora de juzgar, la homologación de lo no homologable, la teorías conspirativas, el reduccionismo ramplón, las cortinas de humo, las tontas simplificaciones, la absurdas exageraciones, el victimismo paranoico, el tentador maniqueísmo, el ataque ad hóminem…».

Para el escritor mexicano, la principal fuerza del español reside en «su capacidad de mezclar, incorporar, convivir y aceptar lo diverso, en su continuo mestizaje».

Ahora que el idioma se enfrenta «como un Cristóbal Colón verbal e intelectual, a un territorio sin cartografías seguras, el océano verbal del internet», el reto es dotarle, en ese nuevo espacio, «de valores tan esenciales como la transparencia, la claridad y la tolerancia».

«Sustituir la fe ciega o la mala fe con la razón; desplazar el discurso del odio, no con uno de amor sino de claridad», ha concluido.

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