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La azotea del Metropolitan muta en una versión “psicodélica” de Central Park

Nueva York, 28 abr (EFE).- Césped artificial y un minimalista laberinto de hiedras y semiespejos cóncavos y convexos creados por el artista estadounidense Dan Graham convierten la instalación anual de la azotea del museo Metropolitan de Nueva York en una extensión «psicodélica y desconcertante» de Central Park, según su creador.

«En todos los años que esta azotea ha acogido instalaciones, pocas han vinculado tanto el museo al parque», reconoció el director del museo, Thomas P. Campbell, al presentar hoy esta explosión vegetal atravesada por la ilusión óptica de Graham y que, desde mañana hasta el 2 de noviembre, coronará el museo enciclopédico de Nueva York.

La terraza, con unas privilegiadas vistas al ahora primaveral follaje de Central Park y a los edificios de distintas épocas que rodean al pulmón de la Gran Manzana, se convierte así en un lugar que juega a la recreación artificial de la naturaleza, en la que también ha colaborado el paisajista de Liechtenstein Günther Vogt.

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El título de la combinación es «Hedge Two-Way Mirror Walkabout» (Paseo entre seto y espejos dobles)», una nueva muestra de cómo sacar partido artístico a un espacio que nunca fue concebido para el arte sino considerado como «las sobras» del museo, explicó el director.

Vogt se ha encargado de generar hierba artificial, pero que parece natural, e incluso ha recreado un pequeño montículo sobre el que emergen las hiedras y una «S» de semiespejos plásticos que convierten el «skyline» de la ciudad en un paisaje cambiante y elástico, lo mismo que sucede con la apariencia física del visitante.

Graham, conocido tanto por su arte conceptual como por su trayectoria como escritor, explicó que «según caminas, todo cambia. Los dos espejos juegan con los edificios y, al ser los plásticos a la vez transparentes y espejos, la gente puede ver cómo cambia él mismo y los visitantes al otro lado», explicó.

Así, el artista nacido en Urbana (Illinois, EE.UU.) en 1942, consigue que, en un punto de la instalación, los rascacielos de tres de los cuatro lados del parque se condensen mágicamente en una misma línea del horizonte.

«Soy un gran fan del pintor Van Eyck», reconoció el artista, al recordar cómo el pintor flamenco, en uno de sus cuadros más famosos, «El matrimonio Arnolfini», hizo un efecto similar con un espejo al final de la habitación que se convertía en otro cuadro en miniatura igual o más sugerente que el famoso lienzo.

«Siempre me interesó la curva, que está presente en mi obra en los últimos quince años, y eso me viene de mi fascinación por la imaginería barroca, por el uso de lo cóncavo y lo convexo. Aunque también hay una referencia a Bruce Nauman, porque esta instalación es también como un callejón sin salida», añadió quien, a su vez, reconoció a Courbet como otra de sus grandes influencias.

«Esta instalación es una casa de juegos para niños en la que también disfrutarán los adultos», resumió Graham, con una propuesta que, según el director del museo, llama «al romance, la diversión y, literalmente, la reflexión», haciendo el doble juego de palabras entre la reflexión del pensamiento y la reflexión de la luz.

La obra de Graham en la azotea se complementa con un triángulo en la segunda planta del Metropolitan, en la que también juega con el reflejo vegetal de la ventana y las diferentes texturas del cristal transparente, el espejo y el vano.

Con «Hedge Two-Way Mirror Walkabout», la terraza del museo vuelve a estar ocupada por una estructura tridimensional, tras la apuesta que el artista paquistaní Imran Qureshi realizó el año pasado, cuyas pinturas de belleza sangrienta inspiradas en los atentados de Lahore (Pakistán) en 2009 llevaron la mirada del visitante al suelo en lugar de a la panorámica de Manhattan y que, a su vez, dieron el relevo a la obra del argentino Tomás Saraceno.

Mateo Sancho Cardiel

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