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De la sombra de Mengele en Argentina al cuento uruguayo de la niña capicúa

San Sebastián (España), 22 sep (EFE).- Dos historias muy diferentes protagonizaron hoy la sección competitiva latina del Festival de San Sebastián: el oscuro drama de Lucía Puenzo sobre la estancia del criminal nazi Joseph Mengele en Argentina, y el hermoso cuento animado «Anina», sobre las peripecias de una niña uruguaya acomplejada porque su nombre es tres veces capicúa.

Tras su presentación oficial en el pasado festival de Cannes, «El médico alemán/Wakolda» llegó a San Sebastián de la mano de su protagonista, el actor español Alex Brendemühl, que con su retrato del científico que experimentaba con presos de Auschwitz añade una muesca más a su trayectoria de personajes malévolos.

«Es una película necesaria», dijo el actor catalán a Efe, porque es un tema de la historia reciente de Argentina que no se ha tratado apenas.

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«Así como se ha tocado la dictadura y los desaparecidos, el tema de la aceptación y el trato que se les dio a los criminales de guerra del nazismo, no se ha tocado mucho», añadió.

Rodado en los Andes argentinos, el filme cuenta cómo una familia convive sin saberlo con Mengele, que abre ahí de forma clandestina un laboratorio para continuar con sus investigaciones genéticas y muestra un particular interés en Lilith (Florencia Bado), la hija del matrimonio que forman Natalia Oreiro y Diego Peretti.

El guión, ficticio, está basado en una novela de la misma Puenzo inspirada en hechos reales de la vida de Mengele, que vivió un tiempo en Argentina tras huir de Europa por sus crímenes de guerra, antes de trasladarse a Paraguay y después a Brasil, donde murió siendo un anciano.

«Si vas a Bariloche puedes comprobar que ahí siguen viviendo hijos y nietos de los nazis refugiados, que con toda impunidad pudieron seguir una vida porque, a golpe de talonario, les dieron tierras y la posibilidad de empezar otra vez, sin pasado», explicó el actor.

Preguntado si tuvo ocasión de hablar con algunos de esos descendientes de nazis, Brendemühl, hijo de padre alemán y madre catalana, aseguró que «la gente no quiere hablar mucho».

«Pero te delata ser un ario de dos metros con ojos azules y rubio hablando en porteño, no se puede camuflar la realidad», apuntó.

La otra protagonista del día en la sección de «Horizones Latinos» ha sido la coproducción colombiana-uruguaya «Anina», dirigida por el uruguayo debutante Alfredo Soderguit, procedente del mundo de la ilustración.

Basada en una novela infantil de Sergio López, se trata de la vida y «los líos» en que se mete Anina Yatay Salas, una niña de diez años que tiene que hacer frente a las burlas de sus compañeros del colegio porque tiene un nombre «que es un chiste», un triple palíndromo que puede leerse igual en ambos sentidos.

A partir de ahí, la cinta, rodada con un dibujo plano y no realista, es una reflexión sobre la familia, la amistad y la educación, siempre en torno al mundo infantil y sin que falten los toques de humor.

«La propia historia de la película es también una historia de amigos», ha explicado Soderguit en San Sebastián. «Hace diez años Alfaguara me encargó ilustrar la novela» y «sentí un gancho inmediato al leerlo», algo que ocurrió, asegura, con todo el equipo que se fue sumando al proyecto.

López era maestro de escuela en la vida real, por lo que todo lo que se cuenta y los personajes están inspirados en su propia experiencia en las aulas.

«Anina», que se presentó en febrero en la Berlinale y ha cosechado premios en el festival de Cartagena de Indias, está ambientada de forma introspectiva en un Montevideo que aparece como una ciudad quieta, donde apenas pasa nada.

«Así es Montevideo, una especie de domingo permanente», según Soderguit.

Magdalena Tsanis.

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