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Lindsay Lohan la lía de nuevo

Los Ángeles (EE.UU.), 29 nov (EFE).- La actriz Lindsay Lohan que en su día fuera una estrella infantil de Disney, adorable, pecosa y de ojos claros, ha demostrado ser una experta en meterse en líos y en capear sentencias judiciales, aunque su vida al límite podría terminar agotando la paciencia de los jueces.

El último episodio en el serial delictivo de esa joven de 26 años tuvo lugar la pasada madrugada en Nueva York, cuando fue detenida acusada de una supuesta agresión a una mujer en un club nocturno.

Al parecer, según la web TMZ, Lohan (apodada LiLo), estaba bebida y se enfrentó con otra cliente cuando ambas se disputaban la atención del cantante del grupo «The Wanted».

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La protagonista de «Chicas malas» («Mean Girls», 2004) fue puesta en libertad poco después, justo a tiempo para conocer que las autoridades la denunciaban en Los Ángeles por mentir y obstruir el trabajo policial y por conducción temeraria, unos hechos relativos a un accidente que tuvo en junio.

Lohan empotró su Porsche en la parte trasera de un camión.

El alcohol y sus problemas al volante son un denominador común en las andanzas de la actriz que en 2005, cuando aún era menor de edad, ya asistía a reuniones de Alcohólicos Anónimos y admitía ser bulímica y consumir drogas.

Ese año se vio envuelta en sus primeros incidentes de circulación.

Desde entonces, Lohan ha buscado la redención una y otra vez en los medios de comunicación que tanto la persiguen, siendo portada de revista, posando desnuda y reiterando en entrevistas publicadas en 2006, 2007, 2008, 2010 y 2011 que ha «aprendido» de sus «errores» del pasado. La realidad, sin embargo, dice otra cosa.

Nacida en Nueva York en 1986 en el seno de una familia que anhelaba la fama, la pizpireta Lohan debutó en televisión en 1992 y participó en su primera serie cuando tenía 10 años. Con 12 entró en nómina de Disney y lideró su primera película, «The Parent Trap».

Luego llegaron los telefilmes que consagraron su popularidad y entre 2003 y 2006 estrenó 7 largometrajes y lanzó dos discos: «Speak» (2004) y «A Little More Personal» (2005). Un currículo abrumador para una adolescente que reconoció que su rebeldía empezó como una forma de llamar la atención de sus padres.

Tiempo después, Lohan calificó a su progenitor, Michael, como de una mala influencia, mientras que su madre y hermanos sacaron tajada del éxito de Lindsay con su propio «reality», «Living Lohan!» (2008).

Para entonces, LiLo ya sabía lo que era estar en prisión, aunque fuera apenas una hora y media.

En agosto de 2007 se declaró culpable de cinco cargos por conducir borracha y poseer drogas, y fue condenada a 4 días de cárcel, aunque su pena se redujo por un acuerdo judicial y Lohan no pasó ni una noche entre rejas.

La sentencia sí incluyó 10 jornadas de servicios comunitarios en un centro de la Cruz Roja de Los Ángeles, la obligó a realizar un programa de 18 meses sobre educación sobre el alcohol y a pagar una multa.

Lohan quedó en libertad condicional durante los siguientes 36 meses, un período que se prorrogó hasta los 5 años y finalizó en marzo después de que varios jueces comprobaran que Lindsay se saltaba a la torera las órdenes del tribunal.

Desde ese momento la vida de la actriz ha sido una montaña rusa personal y judicial, a pesar de sus esfuerzos por regresar a la primera plana por sus méritos artísticos.

Ingresó varias veces en centros de desintoxicación, fue acusada de dos atropellos y el robo de un abrigo de visón y en 2010 cumplió 13 días de cárcel de una condena de 90 días por reiteradas violaciones de su libertad condicional.

Esa fue su estancia más larga entre rejas, de sus múltiples breves visitas a penitenciarías de California, aunque tampoco eso le sirvió de escarmiento.

En 2011, los dueños de una joyería angelina la denunciaron por apropiarse indebidamente de un collar y fue sentenciada a 120 días de prisión y 480 horas de servicios a la comunidad, esta vez como limpiadora en un depósito de cadáveres.

«Le daré una oportunidad», dijo entonces la juez Stephanie Sautner cuando redujo su pena a dejarse ver por la cárcel (5 horas de estancia) y 35 días de arresto domiciliario, que Lohan aprovechó para hacer alguna fiesta hasta que se lo prohibió el tribunal.

La joven pareció enderezar el rumbo y obtuvo el papel de Elizabeth Taylor en un telefilme estrenado este mes que hizo que se volviera a hablar de ella por su trabajo.

En marzo festejó el cierre de su caso de 2007 y dejaba atrás sus causas judiciales, aunque su libertad dependía de evitar cualquier problema legal. Su último arrebato de hoy, vuelve a cubrir de nubarrones el horizonte de la indómita LiLo.

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