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Luis Mandoki agita conciencias sobre la grave situación de México

Valladolid (España), 25 oct (EFE).- El realizador mexicano Luis Mandoki alerta sobre la grave situación política y social que atraviesa su país en su último filme, «La vida precoz y breve de Sabina Rivas», proyectada hoy en la 57 Semana Internacional de Cine de Valladolid.

Con este filme, Mandoki refleja un país corrompido en sus principales estratos, con la más absoluta impunidad empresarial, política y militar.

«La vida precoz y breve de Sabina Rivas», adaptación de la novela titulada «La Mara» (2005), de Rafael Ramírez Heredia, tuvo una buena acogida al término de su proyección por parte de crítica y público.

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«Ha sido la película más ambiciosa y difícil que he hecho en mi vida, un gran reto», confesó el director en una rueda de prensa al término del pase, quien aseguró que no había recibido ninguna amenaza durante el rodaje que le encargó su amigo y productor Jacobo Zabludovsky, a su lado en su encuentro con la presa.

La connivencia entre mafias de diversa índole, el negocio de la droga, la trata de blancas, el tráfico ilegal de inmigrantes y la violencia ejercida desde grupos extremos e incontrolados proliferan en la película, en la que se perfila la vida de una adolescente hondureña que paga el peaje de la explotación sexual para poder triunfar como cantante en Estados Unidos.

Uno de los objetivos de Mandoki fue «abrir los ojos de la gente que puede hacer algo al respecto», para tratar de detener este «caleidoscopio de corrupción e impunidad».

El director, que ha dirigido cintas como «Pasión sin barreras» 1990), «Cuando un hombre ama a una mujer» (1994) y «Mensaje en una botella (1998), también recalcó que el rodaje resultó «muy doloroso», porque la película habla de cosas «que todavía están sucediendo».

La frontera entre Guatemala y México no es sólo geográfica, sino también un espacio donde se vive al límite: prostíbulos, tráfico de drogas, terrorismo, campamentos de ilegales y un buen puñado de perdedores encarnados por los dos protagonistas de la cinta: la joven Sabina y su novio Jovany, a quienes se les niega toda posibilidad de prosperar.

Mandoki entrelaza la dureza de la película con instantes de dulzura, amor y esperanza, subrayados por suaves melodías envolventes.

No menos cruenta resultó «Los caballos de Dios», el filme del parisino de origen marroquí Nabil Ayouch, inspirado en los atentados terroristas ocurridos en Casablanca en mayo de 2003.

En torno a esta versión libre de aquellos hechos, Ayouch pone sobre el tapete asuntos que a diario pueblan los noticiarios como son el origen, desarrollo y consecuencias del islamismo radical, a través de las peripecias de Hamid, un niño criado en una familia rota y, por tanto, fácil de reclutar para su transformación en mártir de la causa como bomba humana.

En la misma línea de cine social concursó también el director rumano Silviu Purcarete (Bucarest, 1950) con «En algún lugar de Palilula», el primer largometraje de este prestigioso director teatral, miembro destacado de la Unión de los Teatros de Europa.

La acción transcurre en la Rumanía de los años sesenta, en la localidad de Palilula, a la que llega un joven médico, Serafim, para suplir al fallecido pediatra de un hospital donde, por extrañas razones, los enfermos gozan de buena salud.

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