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The Smashing Pumpkins cierran primera entrega del “Rock in Rio” de Lisboa

Lisboa, 26 may (EFE).- El grunge melancólico de The Smashing Pumpkins y la descarga de rock de Linkin Park cerraron hoy ante 83.000 personas el primer fin de semana de «Rock in Rio» de Lisboa.

Un cóctel de estilos bien aderezado, del punk al rap metal pasando por el grunge y el rock alternativo, consiguió sobrepasar las previsiones de la organización sobre el público, que abarrotó el inmenso parque Bela Vista de Lisboa.

A ello contribuyó la coincidencia de grandes nombres como Limp Bizkit y The Offspring, así como una completa selección de rock portugués y brasileño, con Xuxos & Pontapés como referencia, que animó y atrajo al público local.

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El plato principal fueron The Smashing Pumpkins y Linkin Park, dos estilos contrapuestos, dos décadas y dos generaciones de melómanos que libraron un duelo equilibrado.

El grupo de Billy Corgan, el único miembro de la banda original, volvió a Lisboa apenas unos meses después de llenar en dos días consecutivos la plaza de toros de la capital portuguesa.

Esta vez insistió en la presentación de su noveno álbum de estudio, «Oceania», cuyo salida al mercado está prevista para el 18 de junio de este año.

Para ello, recurrió al sencillo homónimo, que no reanimó a un público adormecido y pronto volvió a la lista imprescindible de emocionantes clásicos, el gran legado de la banda.

Las mágicas notas de «Tonight, Tonight», del laureado cuarto disco de la banda, «Mellon Collie and the Infinite Sadness» (1996), y la voz agónica de Corgan reblandecieron al público como una inyección letal de grunge.

Más éxitos como «1979», del mismo álbum, iluminaron la fría noche y en especial «Disarm», del segundo disco de la banda, «Siamese Dream», resolvió un directo que se medía con la energía aún en el aire del anterior concierto.

Como premio, Corgan rindió homenaje al británico David Bowie y regaló una versión sorpresa al final de la noche de «Space Oddity», reforzada con las estridentes guitarras.

Antes, la banda posiblemente más esperada de hoy, Linkin Park, se entregó solícita y devota a sus seguidores, que respondieron con todo la energía que sus gargantas y saltos resistieron.

La banda de Chester Bennington calentó motores con una versión extendida de «A Place for My Head», se desperezó con una coreada «Given Up» y resucitó con «Faint», de su segundo álbum de estudio «Meteora» (2003).

El himno «Numb», tal vez el más coreado de la noche, resucitó el Parque Bela Vista hasta el punto de que el vocalista decidió repetir algunas estrofas a mitad de concierto.

Pero la descarga de energía rockera empezó mucho antes, con el sol todavía en el cielo, de la mano de Limp Bizkit y a golpe de decibelios con el sencillo «My Generation», uno de los mejores ejemplos de la actitud rebelde y de chicos duros del grupo.

A continuación, los aires californianos de The Offspring descorcharon la tarde punk con uno de sus grandes éxitos «You’re gonna go far, kid», de su álbum más reciente, Rise and Fall (2008).

Sin ahorrar saltos con guitarra en mano, Dexter Holland accionó como si de una máquina se tratase la masa de brazos que cubría el corazón del parque de 200.000 metros cuadrados.

El grupo, que ya actuó en el mismo certamen en 2008, recitó una colección de sencillos puntual y diligente, y contentó a los seguidores por su especial atención a «Americana» (1998), uno de sus grandes álbumes éxitos, con temas como «All I Want» o «Walla Walla».

Al mismo tiempo, en el escenario «Sunset», se escenificó la hermandad del rock luso de brasileños y portugueses, con los rockeros portugueses Xutos & Pontapés, que repiten concierto el próximo fin de semana, y los brasileños Titas.

El festival se extendió abajo del escenario en una lista inabarcable de actividades poco cercanas al espíritu rockero y más relacionadas con la cara más comercial y de ocio del festival.

La novedad principal fue «Rock Street», una calle de casas al estilo de la capital del «blues», Nueva Orleans, convertida en centro comercial y animada con músicos callejeros y malabaristas.

La fiesta «Rock in Rio», la décima celebración del masivo festival que empezó en la ciudad brasileña, continúa el próximo fin de semana, con tres días dedicados a grandes leyendas de la música, como Bruce Springsteen y Steve Wonder.

Lisboa, 26 may (EFE).- Los clásicos del grunge de los noventa, The Smashing Pumpkins, se midieron hoy en decibelios y entrega con el más agresivo rock rap de los californianos Linkin Park, en la segunda jornada del festival «Rock in Rio» de Lisboa.

Dos estilos contrapuestos, dos décadas y dos generaciones de melómanos libraron un duelo equilibrado en el cierre del primer fin de semana del certamen, que continúa el próximo 1 de junio con Bruce Springsteen y Steve Wonder como reclamos.

El grupo de Billy Corgan, el único miembro de la banda original, volvió a Lisboa apenas unos meses después de llenar en dos días consecutivos la plaza de toros de la capital portuguesa.

Esta vez insistió en la presentación de su noveno álbum de estudio «Oceania», cuyo salida al mercado está prevista para el 18 de junio de este año.

Para ello, recurrió al sencillo homónimo, que no reanimó a un público adormecido y pronto volvió a la lista imprescindible de emocionantes clásicos, el gran legado de la banda.

Las mágicas notas de «Tonight, Tonight», del laureado cuarto disco de la banda «Mellon Collie and the Infinite Sadness» (1996), y la voz agónica de Corgan reblandecieron al público como una inyección letal de grunge.

Más éxitos como «1979», del mismo álbum, iluminaron la fría noche y en especial «Disarm», del segundo disco de la banda, «Siamese Dream», resolvió un directo, que se medía con la energía aún en el aire del anterior concierto.

Como premio, Corgan rindió homenaje al británico David Bowie y regaló una versión sorpresa al final de la noche de «Space Oddity», reforzada con las estridentes guitarras.

Antes, la banda posiblemente más esperada de hoy, Linkin Park, se entregó solícita y devota a sus seguidores, que respondieron con todo la energía que sus gargantas y saltos resistían.

La banda de Chester Bennington calentó motores con una versión extendida de «A Place for My Head», se desperezó con una coreada «Given Up» y resucitó con «Faint», de su segundo álbum de estudio «Meteora» (2003).

El himno «Numb», tal vez el más coreado de la noche, resucitó el Parque Bela Vista hasta el punto de que el vocalista decidió repetir algunas estrofas a mitad de concierto.

La jornada musical de hoy siguió al estreno del festival de la mano de Metallica, en una jornada dedicada al metal, con la participación de Evanescense y Sepultura.

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