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Miles de almas se unen en festival para defender la tierra sagrada de Wirikuta

México, 26 may (EFE).- Quieren evitar que la tierra sagrada para el pueblo wixárika sea explotada y para defenderla miles de personas se han unido hoy en un festival en la capital mexicana en el que han participado bandas nacionales e internacionales, aunque los principales protagonistas han sido los indígenas.

El Wirikuta Fest comenzó este mediodía en el Foro Sol de la capital mexicana y reunió a más de 50.000 personas que acudieron no solo para disfrutar de más de 12 horas de música, sino para mostrar su apoyo al pueblo wixárica, cuya tierra sagrada de Wirikuta está amenazada por las empresas que tienen concesiones para explotarla.

Además de conciertos de grupos como Café Tacvba, Calle 13, Enrique Bunbury o Julieta Venegas, los asistentes han podido disfrutar de numerosas actividades que trataban de mostrar la importancia de este pueblo indígena.

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Y se ha mostrado en diferentes «Karpas» como la de movimientos sociales, en la que la Red Mexicana de Afectados por la Minería ofrecía charlas sobre el impacto ambiental de la minería.

En ella también estaban presentes Ongs como Greenpeace, Anima Naturalis, Amnistía Internacional o la Red Nacional de Ciclismo Urbano.

También hubo una zona de sanación, un área con tipis (carpas indígenas con forma de prisma) donde imparten pláticas espirituales, y un área de temazcales.

A lo largo de todo el recinto, en el que se instalaron varios escenarios, se realizaron durante el día caminatas de danzantes tradicionales ataviados con penachos de plumas, realizando cantos y bailes indígenas.

Además de recolectar dinero para defender Wirikuta, el principal objetivo de los organizadores, el Colectivo Aho, era que la mayor cantidad de ciudadanos conociera el problema al que se enfrentan estos indígenas.

Por ello, la convivencia entre miembros de la comunidad wixárika, ataviados con sus trajes tradicionales, y los asistentes, la mayoría jóvenes, fue constante.

También actuaron grupos de indígenas con violines, requintos y contrabajos interpretando música regional mexicana.

«Wirikuta no se vende, se ama y se defiende» ha sido uno de los lemas más coreados de un día en el que también ha habido lugar para otros reclamos, como el del poeta Javier Sicilia, quien hizo un breve discurso sobre los desaparecidos a causa de la violencia en México.

Las peticiones de los numeros grupos que defienden Wirikuta son claras: que se cancelen todas las concesiones mineras y que se implementen en la zona proyectos alternativos sustentables para la población local.

En otra de las Karpas, la de ecotecnias, se explicaban técnicas de aprovechamiento de fuentes de energía renovable en casa, como el reciclaje de materiales, la aplicación de placas solares en hogares y calentadores de agua.

Defender el planeta, como el pueblo wixárika respeta la naturaleza, que es su forma de vivir.

Incorporado en 1998 a la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Wirikuta es una zona de 140.000 hectáreas que abarca seis municipios del estado mexicano de San Luis Potosí.

Es uno de los lugares más sagrados para los indígenas wixarica, quienes creen que el mundo fue creado en estas tierras, a las que peregrinan una vez al año, y que allí habitan las deidades y espíritus ancestrales.

El pasado jueves, el Gobierno mexicano presentó un plan de protección de la zona que el Frente de Defensa de Wirikuta calificó de «estrategia» para aprovechar la cobertura mediática del festival y dar una imagen de «responsabilidad social».

La noche la cerraron los mexicanos Caifanes, quienes instaron a dar un grito de exigencia y respeto: «El grito es sencillo, al mexicano se le respeta su lugar y su condición, su filosofía y su cultura».

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