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El “día del metal” despierta el alma más oscura del Rock in Rio de Lisboa

Lisboa, 25 may (EFE).- Un tridente de clásicos rockeros, Metallica, Evanescense y Sepultura, tomaron hoy el pulso de los devotos del metal en el primer día de conciertos de la quinta edición del festival Rock in Rio de Lisboa.

Convincentes y atronadores, los tres grupos inauguraron la vuelta a la capital portuguesa del festival internacional, uno de los de mayor asistencia de la actualidad, que termina el 3 de junio.

Metallica, como cabeza de cartel de la tradicional sesión dedicada a la música del «heavy rock», fue el gran imán de masas.

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Según los organizadores, hubo unos 42.000 asistentes, de los el 76 por ciento solo acudió para ver a los míticos rockeros.

El grupo supo recompensar la fidelidad con cerca de dos horas y media de repaso imparable de sus grandes éxitos de sus once discos de estudio.

Con ya treinta años de metal en sus venas, los fundadores de la banda de Los Ángeles, James Hetfield y Lars Ulrich, aparecieron en un escenario de dos pisos enfundados en chalecos y chupas negros y con su habitual recital de guitarras y percusión sin límites.

En respuesta, la marea de indumentaria negra gritó, se abalanzó sobre las vallas en las primeras filas, saltó brazos en alto -a golpes en ocasiones- y coreó religiosamente las letras de alma nihilista y oscurantista, marca insigne de la personalidad de la banda.

La simbólica «Hit the lights», uno de los primeros trabajos compuestos por los creadores de la banda en sus inicios, rememoró sus orígenes y el sonido más «Metallica» de la década de los ochenta.

Esa rabia incontenible resurgió junto al lado más trasgresor en «Hell and Back», acompañado de las inconfundibles risas diabólicas de Hetfield.

Expuestos sus pilares fundadores, la banda se dejó llevar e interpretó «Master of Puppets», el sencillo que dio nombre al tercer disco de estudio del la banda, uno de los primeros éxitos de venta.

A mitad del recital, de más de dos horas de duración, llegaron los pesos pesados de los noventa con «The Black Album» como hilo conductor.

Con solemnidad clásica, la grave voz de Hetfield y la poderosa batería de Ulrich interpretaron la tenebrosa y dulce «Nothing Else Matters», uno de los himnos aplaudidos y vitoreados de la noche.

Pero sin decaer ni un segundo la magia metálica, con el apoyo de fuegos de artificiales, cohetes y llamaradas en los extremos del escenario, siguieron hasta el final «Sad but True», «Unforgiven», «My Friend of Misery», y, con entrega especial, la imperiosa «Enter Sandman».

Antes, las primeras notas del festival se escucharon a media tarde, después de que las puertas dejaran entrar a colas quilométricas de incondicionales del metal en el corazón del parque de Bela Vista, una privilegiada colina verde que mira al río Tajo y se extiende en 200.000 metros cuadrados.

Sepultura, la renombrada banda brasileña de Belo Horizonte, proveyó la primera dosis de «metal rock», al golpe de la percusión de los franceses Tambours du Bronxde.

Cerca de la medianoche, Evanescense cedió todos su protagonismo a la poderosa voz de Amy Lynn Lee, vestida con un pomposo traje negro con falda de bailarina y botas negras, acorde con los ecos oscurantistas de sus letras.

Los otros escenarios trajeron más rock, bandas noveles y sesiones de electrónica a cargo pinchadiscos como Chase & Status y Lectroluv, entre otros.

Más allá de la programación musical y alrededor del Escenario del Mundo, el principal de los cinco instalados, se alzó la llamada «Ciudad del Rock».

El complejo se convirtió este año en casi un parque de atracciones, con noria incluida y una tirolina en funcionamiento durante toda la noche.

Decenas de puestos de comida rápida, zonas de descanso y una peculiar recreación de la cuna del blues, Nueva Orleans, han dado al festival el carácter más familiar y de entretenimiento.

La fiesta musical termina la próxima semana con tres días de conciertos con los indispensables Lenny Kravitz, Stevie Wonder, Bryan Adams y Bruce Springsteen como cabezas de cartel.

Lisboa, 26 may (EFE).- La legendaria banda estadounidense Metallica volvió esta anoche a hipnotizar con su furioso directo a una legión de seguidores incondicionales en la apertura de la quinta edición del festival Rock in Rio de Lisboa.

Con ya treinta años de metal en sus venas, los fundadores de la banda de Los Ángeles, James Hetfield y Lars Ulrich, irrumpieron los últimos en el primer día de conciertos, pero para muchos como si fuera el comienzo.

El grupo lo justificó. Como un atronador relámpago de rasgueos de guitarras eléctricas y feroz percusión, los californianos desplegaron en cerca de dos horas y media su legado rockero con una potente actuación, que repasó los grandes éxitos de sus once álbumes de estudio.

En respuesta, la marea de indumentaria negra gritó, se abalanzó sobre las vallas en las primeras filas, saltó brazos en alto -a golpes en ocasiones- y coreó religiosamente las letras de alma nihilista y oscurantista, marca insigne de la personalidad de la banda.

La simbólica «Hit the lights», uno de los primeros trabajos compuestos por los creadores de la banda en sus inicios, rememoró sus orígenes y el sonido más «Metallica» de la década de los ochenta.

Esa rabia incontenible resurgió junto al lado más trasgresor en «Hell and Back», acompañado de las inconfundibles risas diabólicas de Hetfield.

Expuestos sus pilares fundadores, la banda se dejó llevar e interpretó «Master of Puppets», el sencillo que dio nombre al tercer disco de estudio del la banda, uno de los primeros éxitos de venta.

A mitad del recital, llegaron los pesos pesados de los noventa con «The Black Album» como hilo conductor.

Con solemnidad clásica, la grave voz de Hetfield y la poderosa batería de Ulrich interpretaron la tenebrosa y dulce «Nothing Else Matters», uno de los himnos aplaudidos y vitoreados de la noche.

Pero sin decaer ni un segundo la magia metálica, con el apoyo de fuegos de artificiales, petardos y llamaradas en los extremos del escenario, siguieron hasta el final «Sad but True», «Unforgiven», «My Friend of Misery» y, con entrega especial, la imperiosa «Enter Sandman».

La banda, que ya participó en el Rock in Rio de Lisboa en 2008 y 2010, volvió a dar nombre así al tradicional «día del metal» del festival, que precede al rock y el grunge de este sábado, a cargo de Smashing Pumpkins, Linkin Park y The Offspring.

La fiesta musical termina la próxima semana con tres días de conciertos con Lenny Kravitz, Stevie Wonder, Bryan Adams y Bruce Springsteen, como cabezas de cartel.

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