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La familia de Parra, entre la alegría del premio y la tristeza de la ausencia

Alcalá de Henares (España), 23 abr (EFE).- Los familiares de Nicanor Parra que asistieron hoy a la entrega del Premio Cervantes, vivieron emociones encontradas, dado que a «la alegría» por la entrega de este importante galardón al gran poeta chileno sumaban también «la tristeza» por su ausencia.

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«Estamos más o menos tristes y más o menos felices», le decía a Efe Ricardo Nicanor Parra, hijo del premiado, en el cóctel que hubo tras la ceremonia celebrada en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), y en la que Cristóbal Ugarte, nieto del premiado, leyó «muy bien» los poemas que había seleccionado su abuelo para la ocasión.

«Lo hizo excelente», aseguró Ricardo Nicanor, que vino a España acompañado de su mujer, Joana, y de sus hijos Juan Ignacio, Darío Nicanor y Ricardo.

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El joven Cristóbal Ugarte, de 19 años y que telefoneará a su abuelo para relatar los pormenores de la jornada, reconoció en declaraciones a los periodistas que había estado «muy nervioso últimamente», a medida que se acercaba la entrega del premio, pero, durante la ceremonia, ha estado «extrañamente tranquilo».

Tras calificar de «impecables» los discursos pronunciados por el príncipe y por el ministro de Educación, Cultura y Deporte de España, José Ignacio Wert, Cristóbal definió a don Felipe como «una persona muy cercana» y explicó que ha conversado mucho con él, tanto hoy como el pasado viernes, cuando asistió al almuerzo con el mundo de las letras ofrecido por los príncipes en el Palacio Real.

«La verdad es que me sentí en mi casa», subrayó hoy, sonriente, al recordar ese almuerzo que compartió en el Palacio Real con don Felipe, doña Letizia y unos noventa invitados.

A la entrega del premio también asistieron otra hija del poeta, Colombina, acompañada de Julieta, «la tortuguita», su niña pequeña.

Colombina estaba «emocionada» y muy agradecida por «lo cariñosos» que habían estado todos con ellos. «Se lo transmitiré a mi padre», dijo.

Nicanor Parra lleva toda su vida escribiendo, y esencial ha sido en ese proceso su famosa máquina de escribir, que Cristóbal Ugarte trajo desde Chile.

La metió en su maleta, «aunque pesaba mucho. La fórmula fue traer poca ropa y pedirla prestada en Madrid», dijo el nieto.

«La máquina del tiempo», como la llama Parra, ha estado siempre en su casa de Las Cruces, en la costa chilena. «Toda su casa es un sitio muy importante. Cualquier lugar es como un altar», comentó el nieto, que hoy se convirtió, sin quererlo, en el más joven lector de discursos de agradecimiento del Cervantes.

La idea de mandar «la máquina del tiempo» a España partió de Nicanor Parra. Nada mejor que esta antigua herramienta de 1920 para depositarla, mañana, en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en la que permanecerá durante 50 años.

Como decía Ricardo Nicanor, «no es una máquina de escribir, es ‘la máquina del tiempo’. La interpretación es personal».

Wert aseguró que la ausencia del poeta había quedado «perfectamente suplida» por «la simpatía, la naturalidad y el aplomo» con que el nieto había leído el discurso, «en el que era evidente la mano de su abuelo; era muy ajustado, muy Nicanor Parra».

El acto ha sido «muy entrañable», señaló el ministro, quien dijo que el galardonado no había venido, no solo por motivos de salud sino «porque no le gusta volar». «Tampoco a las compañías aéreas les hacía gracia traerlo», añadió.

El cóctel que hubo tras la entrega del premio estuvo tan animado como otros años, aunque apenas asistieron escritores españoles. Sí estaban el poeta chileno Raúl Zurita y directores de instituciones culturales españolas, entre ellos el de la Real Academia Española, José Manuel Blecua; la de la Biblioteca Nacional, Gloria Pérez Salmerón, y el del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha.

Este último, gran experto en poesía, le dijo a Efe que Nicanor Parra es, «como dijo el Príncipe en su discurso, ‘un raro inventor'» que, continuó García de la Concha, «haciendo una lectura de otros autores, Huidobro y Neruda entre ellos, construye ese tipo de poesía en la cual el poeta va cambiando de máscara constantemente y va cambiando de mensaje».

«Hay que estar en una veta de lectura vanguardista para valorar lo que es Nicanor Parra», subrayó García de la Concha.

Ana Mendoza

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