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“Cavalleria Rusticana” y “Pagliacci”, del Real, llegan a la Ópera de París

París 14 abr (EFE).- La fusión producida por el Teatro Real de Madrid de las óperas «Cavallería Rusticana» y «Pagliacci» llega ahora a la Ópera de París, donde se representa desde este mes en lo que es en realidad el estreno de la primera.

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El coliseo parisino, ni en la histórica Ópera Garnier ni en la nueva de la Bastilla, había representado nunca «Cavalleria», el drama compuesto por Pietro Mascagni (1863-1945), lo que puede llegar a sorprender, aunque sí se había visto en la capital francesa, en la Ópera Cómica.

Ahora llega en la producción del Real, que el teatro madrileño estrenó en 2007, con Giancarlo del Monaco en la dirección escénica y Jesús López Cobos en la musical; en la versión de París asume ésta última Daniel Oren.

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La versión de estas dos óperas que van de la mano -«Pagliacci» sí se conoce en París, desde 1902- se apoya en una introducción común que hila las dos historias trágicas y la fugaz aparición del personaje de Turiddu muerto al comienzo del drama de los payasos, en la segunda parte.

«Cavalleria rusticana» se estrenó en el Teatro Constanzi de Roma el 17 de mayo de 1890 y es una tragedia de amor y celos que se desarrolla en el siglo XIX en Sicilia, con libreto de Giovanni Targioni-Tozzetti y Guido Menasci, basado en el drama homónimo de Giovanni Verga.

«Pagliacci» es un sainete de celos e infidelidades sobre una compañía de cómicos ambulantes en Calabria, basado en hechos reales y escrita por Ruggero Leoncavallo, que fue estrenada en el Teatro dal Verme de Milán el 21 de mayo de 1892 bajo la dirección de Arturo Toscanini.

Con escenografía de Johannes Leiacker, figurines de Birgit Wentsch e iluminación de Vinicio Cheli, la Ópera de París recupera de la producción del Real a la soprano lituana Violeta Urmana, en el papel de Santuzza para «Cavalleria».

La escenografía de esta pieza sitúa el drama en una cantera de mármol y abandona parte de los tópicos del entorno siciliano donde se sitúa la historia, aunque quedan referencias al peso de la religión con un desfile de penitentes.

Para la segunda obra, también repite de la producción original española el tenor dramático ruso Vladimir Galouzine, en el papel de Canio y la acción se traslada en este caso a desde finales del siglo XIX a los años 50 y 60 del pasado siglo.

Los vínculos cinematográficos de ambas obras – «Cavalleria» suena en «Raging Bull», de Martin Scorsese, y en la tercera parte de «The godfather» (Francis Ford Coppola); mientras que «Pagliacci» es recurrente en clásicos del cine- se destacan en la segunda parte, con tres enormes reproducciones de Anita Ekberg durante su baño en la Fontana di Trevi de Federico Fellini.

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