Economía

Irán y el 5 más 1 empiezan la cuenta atrás de un mes para lograr un pacto nuclear

Teherán, 24 oct (EFE).- Irán y las potencias del G5+1 comienzan hoy una difícil cuenta atrás, ya que queda exactamente un mes para que expire el plazo de las negociaciones nucleares y se logre poner fin a más de una década de crisis a cuenta del programa atómico iraní.

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Los últimos encuentros negociadores en Viena (entre el ministro de Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif, y sus homólogos estadounidense y europea, John Kerry y Catherine Ashton), no arrojaron grandes esperanzas y dejaron declaraciones sobre «avances» y «buen clima», pero también reconocimiento de que existen «grandes diferencias».

Según las declaraciones oficiales, lo que parece que nadie contempla es la ruptura de las negociaciones, por lo que el 24 de noviembre debería arrojar bien un pacto definitivo, bien una nueva extensión del diálogo (ya prolongado en julio).

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El vicejefe negociador y viceministro de Exteriores, Abás Araqchí, habló el pasado domingo de un «progreso considerable» y aseguró que «ninguna de las partes negociadoras está interesada en extender (la fecha límite)».

La portavoz de Exteriores iraní, Marzie Afjam señaló esta semana que las partes han consensuado ya alrededor del 90 por ciento del texto, si bien matizó que el diez por ciento restante es «difícil» y advirtió que algunos de los «asuntos técnicos» podrían «no cumplir los plazos predeterminados».

También el titular de Exteriores ruso, Sergey Lavrov, señaló recientemente tras un encuentro con Kerry que las negociaciones podrían extenderse y opinó que esto no debe considerarse una tragedia.

Mucho más optimista se ha mostrado el presidente iraní, Hasán Rohaní, quien señaló esta semana que «se han tomado los pasos adecuados para alcanzar un acuerdo permanente» y confió en que «puede lograrse en el plazo que aún queda».

Rohaní no oculta que necesita un pacto nuclear para restaurar las relaciones de la República Islámica con el mundo y deshacerse de las sanciones que estrangulan su economía.

En los círculos diplomáticos en Teherán cunde la convicción de que habrá algún tipo de acuerdo, porque a ninguna de las partes le interesa que la negociación se rompa, pero existen serias dudas de que se de a luz un pacto completo que ponga punto final a la crisis atómica.

«Lo más probable es que se firme algo, pero es muy difícil que sea el acuerdo definitivo que se pretendía, las posiciones están muy alejadas», dijo a Efe un diplomático europeo que pidió anonimato.

Según diversos analistas, los principales escollos que tratarán de salvarse en estas cuatro semanas son dos: los límites al enriquecimiento de uranio iraní y el modo y plazos del levantamiento de las sanciones de la comunidad internacional.

Teherán reclama un «levantamiento inmediato y completo» de todas las sanciones impuestas por la ONU, la UE y EEUU, mientras que el 5+1 (China, Rusia, EEUU, Alemania, Francia y Reino Unido) insiste en que solo pueden retirarse de forma gradual, según se confirme el cumplimiento iraní de sus compromisos.

EEUU necesita de la aprobación del Congreso (de mayoría conservadora y generalmente partidario de la línea dura con Irán), para retirar la mayor parte de las sanciones, algo que no podrá conseguir en breve.

Las últimas declaraciones de Kerry y del presidente Barack Obama sobre la posibilidad de que su Administración «suspenda» las sanciones sin pasar por el Congreso (necesario solo para su levantamiento total) ha hecho chirriar los dientes de muchos senadores, pero apunta por donde podría venir la solución para dar a Teherán un alivio inmediato pero no definitivo.

Los negociadores iraníes insistirán la retirada rápida de dos sanciones: las que le impiden vender petróleo y las que le han sacado del mercado bancario internacional.

Respecto a los niveles de enriquecimiento, también parece haber caminos abiertos hacia un compromiso.

Irán se niega a desmantelar sus más de 19.000 centrifugadoras de uranio (de las que la mitad está en activo) y reclama aumentar su capacidad de enriquecimiento en siete años para cubrir sus necesidades energéticas.

Sin embargo, hace unos días el diputado Javad Karimí Qodusí señaló a la agencia Mehr -tras la comparecencia de Araqchí en el Parlamento para informar sobre las negociaciones- que EEUU ha rebajado su exigencia de limitar las centrifugadoras a solo 1.300 y estaría dispuesta a permitir 4.000, una cifra que podría resultar aceptable para Irán.

Además, se valoran otras alternativas que, sin reducir enormemente la cifra de máquinas, aumentarían el plazo que Teherán necesita para utilizarlas como, por ejemplo, retirar las tuberías que las comunican o permitir que continúe el enriquecimiento pero reducir la cantidad de uranio almacenado enviándolo a otro país.

La planta de Arak, la instalación de Fordó y la aclaración sobre actividades nucleares pasadas son otros puntos de enfrentamiento respecto a los que las partes tendrán que llegar en un mes a un consenso si pretenden cerrar la larga disputa nuclear en el tiempo acordado.

Por Ana Cárdenes

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