Economía

Portugal paga un 60 por ciento menos para colocar su deuda a cinco años

Lisboa, 8 oct (EFE).- Portugal colocó hoy el máximo de su emisión, mil millones de euros, a cambio de una tasa de interés del 1,8 %, lejos del 4,6 % que le exigieron los inversores en la última subasta equivalente, a principios de 2014.

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La penalización obtenida hoy es un 60 % inferior a la registrada hace diez meses, según los datos facilitados por el Tesoro luso, lo que refleja el brusco alivio en la presión que ejercen los mercados sobre la deuda soberana del país.

La subasta se realizó de forma directa entre los inversores, en contraste con el último precedente, cuando se optó por una emisión sindicada a través de varias entidades financieras, un método que permite negociar con antelación con los posibles compradores y reduce riesgos.

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El Tesoro portugués ya tiene aseguradas sus necesidades de financiación para el actual ejercicio, por lo que con ésta y el resto de operaciones previstas para el último trimestre de 2014 pretende recaudar fondos a tasas de interés beneficiosas para el país con vistas a sus compromisos de 2015.

Para el próximo año, el país cuenta con unas necesidades financieras superiores a los 15.200 millones de euros.

La emisión de deuda a largo plazo -es decir, con vencimiento superior a dos años- de hoy registró una demanda 1,8 veces superior a la oferta y permitió vender el montante máximo.

La rentabilidad del 1,8 % exigida por los inversores en esta última subasta es, de hecho, muy similar a la cotización de las obligaciones lusas a cinco años en el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos adquiridos en emisiones públicas-.

El descenso de los intereses pagados por Portugal para poder vender su deuda es una prueba de la mejora de la confianza en el país a nivel internacional, que los analistas relacionan especialmente con la reciente política del Banco Central Europeo (BCE).

También contribuyó a este ambiente positivo las perspectivas de crecimiento del país para este ejercicio, que se espera finalizar con una subida del PIB del 1 % después de tres ejercicios consecutivos en recesión.

Lisboa cerró su programa de rescate financiero en mayo de 2014, tal y como estaba previsto, lo que le obliga a financiarse directamente en el mercado para hacer frente a sus compromisos, la mayoría relacionados con vencimientos de emisiones de deuda realizadas en el pasado.

Por este motivo, el país continúa atento a la evolución de las tasas exigidas por los inversores, y que pretende mantener en niveles sostenibles para no necesitar nuevamente de la ayuda internacional.

Fue precisamente la pronunciada subida de los intereses a pagar para poder colocar su deuda lo que derivó en su petición de rescate, en abril de 2011, cuando siguió los pasos de Irlanda y Grecia y recurrió a la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La última vez que Lisboa vendió deuda a cinco años antes de solicitar la ayuda internacional fue en noviembre de 2010, cuando vendió 525 millones de euros a cambio de una rentabilidad del 6,1 %, una cifra considerada demasiado elevada por los analistas.

El crédito de 78.000 millones de euros que le fue concedido por la UE y el FMI en 2011 le permitió dejar de emitir deuda a largo plazo de forma regular durante el periodo de asistencia.

En el mercado secundario, no obstante, los inversores siguieron intercambiando obligaciones lusas y la penalización por los títulos a cinco años llegó a superar el 21 % en el momento de mayor tensión, registrado a principios de 2012.

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