Economía

La CE propone un test de resistencia para los países más dependientes del gas ruso

Bruselas, 28 may (EFE).- La Comisión Europea (CE) propuso hoy someter a pruebas de resistencia a los Estados miembros más dependientes de las importaciones de gas de Rusia para comprobar cómo soportarían una interrupción de suministro en invierno y tomar medidas para evitar que se vean afectados.

«Queremos realizar pruebas de resistencia para prever la situación», señaló en rueda de prensa el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger.

«El objetivo es analizar cómo puede lidiar el sistema energético con los riesgos de seguridad de suministro y, basándonos en eso, desarrollar planes de emergencia y crear mecanismos de respaldo», precisa la Comisión.

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Esta medida forma parte del plan que presentó hoy Bruselas para reforzar la seguridad de suministro energético de la UE, en un momento en el que la crisis de Ucrania y las tensiones comerciales por el gas entre Kiev y Moscú amenazan con afectar a los Veintiocho.

Oettinger recordó que dos terceras partes del gas que consume la Unión Europea (UE) procede del exterior (66 %), principalmente de Rusia (39 %), y que los únicos países comunitarios que no compran gas a Moscú son Irlanda, Reino Unido, Portugal y España.

En total, 18 Estados miembros reciben gas del gigante gasístico ruso Gazprom, y de ese total seis son dependientes al 100 % de ese suministro: Letonia, Lituania, Estonia, Finlandia, Eslovaquia y Bulgaria.

Las pruebas de resistencia se centrarían en principio en estos países que están en una situación más vulnerable y podrían ir acompañadas de un informe de la Agencia Internacional de la Energía dirigido a identificar qué medidas se pueden tomar para evitar una crisis de suministro.

La CE reconoce que a corto plazo no hay mucho que pueda hacer, pero destaca medidas como aumentar las reservas de gas durante el verano, reducir la demanda y favorecer la utilización de combustibles distintos al gas sobre todo para calefacción.

El desarrollo de infraestructuras de emergencia, como los dispositivos para permitir el flujo de gas en dos direcciones en los gasoductos y la construcción de terminales para la transformación de gas licuado, son otras de las medidas más inmediatas.

A medio y largo plazo, la CE insiste en la necesidad de potenciar la eficiencia energética, completar el mercado interno de la energía mediante la construcción de infraestructuras que conecten a todos los socios europeos, fomentar la producción energética con un mayor desarrollo de las renovables y los combustibles fósiles sostenible y diversificar fuentes y rutas de suministro.

«Noruega ahora mismo podría aumentar en 10.000 millones de metros cúbicos su suministro a corto plazo, y a medio y largo plazo podría suministrar cantidades incluso mayores a la UE», aseguró Oettinger.

Agregó que la CE también está considerando muy seriamente la propuesta del primer ministro polaco, Donald Tusk, de crear una agencia para la compra de gas conjunto desde la UE, lo que permitiría optimizar el abastecimiento y evitar la gran diferencia de precios de gas entre Estados miembros, y que abordará esta opción en la cumbre de junio con los líderes europeos.

Oettinger incidió también en que para la Unión es prioritario que se resuelvan las tensiones comerciales entre Ucrania y Rusia, ya que si «este problema no se resuelve Gazprom dejaría de suministrar a Ucrania y a través de Ucrania a la UE», esto se traduciría en que «Polonia, Eslovaquia y Hungría dejarían de recibir cantidades procedentes de Rusia».

Gazprom anunció que cortará los suministros desde el 1 de junio en el caso de que no se salde la deuda que ha contraído Ucrania desde noviembre, y que podría ascender a 3.500 millones de dólares.

Esta nueva estrategia de la CE para reforzar la seguridad de suministro fue elaborada a petición de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE y será abordada con los líderes europeos en su reunión de junio en Bruselas.

Greenpeace criticó hoy el plan porque considera que «hará muy poco por reducir la dependencia de las importaciones» y que insiste en «tirar dinero» en infraestructuras gasísticas que solo buscan reducir la dependencia de Rusia pero no «curar la adicción a los combustibles importados».

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