Economía

Políticos y líderes de opinión reclaman en Davos empleos dignos para la gente

Davos (Suiza), 24 ene (EFE).- Políticos y líderes de opinión entre los que se encontraban el primer ministro británico, David Cameron, el cantante del grupo U2 Bono y la titular de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okionjo-Iweala, han clamado hoy por empleos dignos.

En un encuentro sobre los objetivos en la lucha contra la pobreza a partir de 2015, en el que también han participado los directores ejecutivos de la ONG Save the Children en el Reino Unido, Jasmine Whitebread, y del grupo Prudential, Tidjane Thiam, la creación de empleos dignos se ha impuesto sobre otros asuntos como el cambio climático o la ayuda al desarrollo.

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El primer ministro británico ha insistido en fijar objetivos concretos que se puedan cumplir, con prioridades como la lucha contra la corrupción, por la justicia y la democracia.

Cameron ha defendido la acción frente al debate, y ha reiterado que sin democracia y justicia plenas no es posible sacar a la gente de la miseria.

Bono, que ha advertido contra el peligro que supone resolverle la vida a gente «que no está presente» -«porque ellos no están aquí entre nosotros, no se ve ningún pobre en Davos»-, ha abogado por la transparencia en cuestiones como el pago de impuestos.

En tono de broma, el cantante de U2 ha dicho que en Davos «los criminales no se ocultan sino que llevan gorros de esquí», y para «desenmascararlos» ha abogado por la transparencia: «Hay que declarar lo que uno paga, de ese modo todo será más claro».

También ha recomendado prudencia la nigeriana Iweala, que no es partidaria de arrogarse «el punto de vista de los que no están»; en su opinión, la clave es la colaboración entre el sector público y el privado, con un objetivo común: empleos dignos que proporcionen dignidad a las personas.

En concreto, según ha indicado Cameron, hay en todo el mundo 1,5 billones de personas que viven por debajo del umbral de pobreza, lo que para Tidjane Thiam es una cifra «que hace que nos avergoncemos».

El ejecutivo ha relatado cómo su abuelo «era uno de ellos, pero pidió una oportunidad y la consiguió, y eso es lo que se merecen todas esas personas, una oportunidad».

Más específica ha sido Jasmine Whitebread, que ha pedido centrarse en cuestiones concretas, como por ejemplo en reducir en los próximos 700 días, los que faltan para que acabe el año 2015, el número de mujeres que mueren al dar a luz, que en algunos países de África son dos tercios del total.

Davos (Suiza), 24 ene (EFE).- El primer ministro británico, David Cameron, ha apostado hoy en el Foro Económico de Davos por una globalización a la inversa que permita a las empresas que abandonaron Europa con destino a Asia regresar para fortalecer el tejido industrial, impulsar la recuperación y crear empleo.

Si en las últimas décadas los empresarios europeos y estadounidenses situaron sus centros de producción en el lejano Oriente, ahora es el momento de que regresen a Occidente, aunque esto sólo ocurrirá si los gobiernos, y sobre todo Bruselas, son capaces de aplicar un modelo regulatorio simple y que no ahogue a los emprendedores, que de otro modo buscarán acomodo en otros continentes.

Los gobiernos nacionales, pero sobre todo la Comisión Europea, deben poner su granito de arena flexibilizando mercados, eliminando trabas y reduciendo impuestos a las empresas y a los emprendedores.

Y entre otros alicientes, se ha referido a la posibilidad de que los costes de la energía sean menores de lo que tradicionalmente han sido en Europa, en comparación con Estados Unidos y los países emergentes.

Cameron ha mostrado su entusiasmo con la técnica de extracción de gas de esquisto mediante la fractura hidráulica, lo que se conoce como «frácking», pese a los recelos que despierta entre ciertos sectores.

Se trata de una técnica que «si se hace bien» puede rebajar notablemente los costes de la energía, y hacer que sea más barato que el de importación; esto permitiría producir gas y petróleo en Europa a coste razonable y sin peligro para el medioambiente, ha dicho, tal y como ya ocurre en Estados Unidos.

Del mismo modo que están llegando inversiones desde China y Asia a Europa y en especial al Reino Unido, uno de los que más fondos recibe, se puede traer trabajo de Oriente a Occidente, ha dicho Cameron, si se pagan sueldos dignos y se garantiza un bienestar razonable.

Esto es ya una realidad, tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, donde un tercio de las empresas que se fueron han regresado o están pensando en hacerlo.

Los costes de producción en aquellos países, ha señalado, ya no son tan económicos como antes, y además las compañías prefieren situar sus empresas más cerca de donde están sus consumidores y ofrecer un servicio más personal y cercano.

Este «regreso a casa» no se hace desde la perspectiva de restar competitividad a los países de Oriente, ya que «nuestra ganancia no es su pérdida», ha señalado, sino desde la convicción de que se puede y se debe recuperar tejido industrial y crear puestos de trabajo.

Por lo que respecta a la coyuntura económica del Reino Unido, Cameron ha destacado que están en el buen camino, pues los ingresos de las familias han crecido más que la inflación y su nivel de vida es ahora mejor que hace unos pocos años, aunque ha admitido que la recuperación total «llevará tiempo».

El «Premier» británico No ha dudado en mantener su postura sobre la libre circulación de personas en el Reino Unido, y ha defendido las medidas recientemente adoptadas para limitar el régimen de beneficios sociales del que podían disfrutar hasta ahora los ciudadanos procedentes de otros países comunitarios, que tantas críticas ha levantado.

Si la emigración procede de países con niveles de PIB similares, ha aclarado, no hay problema, pues se trata de flujos razonables, pero si el producto interior bruto es muy dispar estos movimientos de población son insostenibles.

En 2004, ha recordado, el gobierno británico decidió abrir su mercado de trabajo a ocho países de la UE, resultado de lo cual 1,5 millones de trabajadores foráneos se trasladaron al Reino Unido.

No todos ellos venían a buscar trabajo, ha dicho Cameron, sino que buscaban sólo beneficiarse de un estado del bienestar que se ha deteriorado por ello; esa es la razón de los controles transitorios que se aplican en el Reino Unido.

Se trata de medidas «de puro sentido común conservador», ha dicho.

Davos (Suiza), 24 ene (EFE).- El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho hoy en el Foro Económico de Davos que la extracción de gas mediante el procedimiento de «fracking» y el regreso al Reino Unido de empresas que ahora producen en Asia son los dos pilares que impulsarán la economía del país.

Ambos hechos están íntimamente relacionados, ha explicado, puesto que la rebaja de los costes energéticos que favorece la producción de gas mediante este sistema animará a las empresas que hace años decidieron trasladar sus centros de producción a China o India a regresar al Reino Unido.

El Gobierno británico, ha dicho Cameron, tiene el compromiso de recuperar el tejido industrial que se destruyó cuando las empresas salieron a producir fuera, por lo barato que resultaba la mano de obra local en India o China.

El Reino Unido, ha dicho, camina ya con fuerza por la senda de la recuperación, tal y como demuestra el hecho de que los ingresos de las familias han crecido más que la inflación y su nivel de vida es ahora mejor que hace unos pocos años, aunque también ha admitido que la recuperación total «llevará tiempo».

En su opinión, y pese a los recelos que despierta entre ciertos sectores las extracciones de gas de esquisto mediante la fractura hidráulica, lo que se conoce como «fracking», se trata de una técnica que «si se hace bien» puede rebajar notablemente los costes de la energía, y hacer que sea más barato que el de importación.

Gas y petróleo se pueden producir en Europa a coste razonables y sin peligro para el medioambiente, ha dicho, tal y como ya ocurre en Estados Unidos.

Por lo que respecta a la relocalización de empresas, que regresan a Europa después de año fabricando en Asia, Cameron ha dicho que es una tendencia creciente, tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, donde un tercio de las empresas que se fueron ha regresado o está pensando en hacerlo.

Los costes de producción en aquellos países, ha señalado, ya no son tan económicos como antes, y además las compañías prefieren situar sus empresas más cerca de donde están sus consumidores y ofrecer un servicio más personal y cercano.

Este «regreso a casa» no se hace desde la perspectiva de restar competitividad a los países de Oriente, ya que «nuestra ganancias no es su pérdida», ha señalado, sino desde la convicción de que se pueden y se debe recuperar tejido industria y crear puestos de trabajo.

Bien es cierto, ha dicho, que los gobiernos, y sobre todo la Comisión Europea, deben poner su granito de arena flexibilizando mercados, y eliminando trabas y reduciendo impuestos a las empresas y a los emprendedores.

En este sentido, Cameron se ha mostrado firme sobre la libre circulación de personas en el Reino Unido, y ha defendido las medidas recientemente adoptadas para limitar el régimen de beneficios sociales del que podían disfrutar hasta ahora los ciudadanos procedentes de otros países comunitarios.

Si la emigración procede de países con niveles de PIB similares, ha aclarado, no hay problemas, pues se trata de flujos razonables, pero si el producto interior bruto es muy dispar estos movimientos de población son insostenibles.

En 2004, ha recordado, el Gobierno británico decidió abrir su mercado de trabajo a ocho países de la UE, resultado de lo cual 1,5 millones de trabajadores foráneos se trasladaron al Reino Unido.

No todos ellos venían a buscar trabajo, ha dicho Cameron, sino sólo beneficiarse de un estado del bienestar que se ha deteriorado por ello; esa es la razón de los controles transitorios que se aplican en el Reino Unido.

Se trata de medidas «de puro sentido común conservador», ha dicho.

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