Pekín, 27 ago (EFE).- China, país que hacia 2030 alcanzará los mil millones de habitantes urbanos, debe cuidar el desarrollo futuro de sus ciudades, aumentar la participación de los ciudadanos chinos en la política local y poner fin al «injusto tratamiento a los inmigrantes», según un informe de la ONU publicado hoy en Pekín.
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El informe, presentado por la administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark, y en el que también ha participado el principal «think tank» estatal chino, la Academia de Ciencias Sociales, aconseja a China un crecimiento urbano menos enfocado en la economía y más en la calidad de vida.
Elaborado tras un año de trabajo por un equipo liderado por el académico chino Pan Jiahua y el investigador colombiano Luis Gómez-Echeverri, el estudio se inició en coincidencia con un momento histórico: a finales de 2011 se anunció que por primera vez China tenía más habitantes urbanos que rurales.
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Clark destacó en la presentación del informe que si bien China no es el primer país que ha vivido un proceso de urbanización, sí presenta especiales características por la gran escala y velocidad de ésta.
«A Europa le llevó 150 años pasar de un 12 por ciento de habitantes urbanos a un 51 por ciento», mientras que China recorrió ese mismo camino entre 1949 y 2010, destacó la también ex primera ministra de Nueva Zelanda, quien subrayó que el país «se encuentra en la vanguardia de la transformación urbana mundial».
El informe resalta los problemas que sufren las ciudades chinas, decenas de ellas con millones de habitantes, y en las que hay «escasa participación de la ciudadanía en la administración», o graves problemas de tráfico que «en horas punta convierten sus calles en gigantescos aparcamientos».
También subraya la inestabilidad social, con un aumento de las disputas públicas y las protestas por temas como los desahucios, la corrupción, o los «errores judiciales».
Otros problemas que sufren las ciudades chinas son la grave contaminación o el envejecimiento de su población, propio de naciones desarrolladas pero que en China está llegando cuando aún no se ha llegado a una renta per cápita alta («la sociedad china será vieja antes de ser rica», advierte el informe).
Ante estos problemas, el informe de Naciones Unidas recomienda a las autoridades chinas una aproximación «moderada» al crecimiento de sus ciudades -sin olvidar que éstas son grandes motores de la innovación- y poner límites, por ello, a las burbujas inmobiliarias.
«Debe terminarse con el ciclo adverso de financiación que anima a construir para llenar las arcas municipales», destaca al respecto el estudio, que acomete con prudencia cuestiones delicadas como la participación de los ciudadanos en política, aunque sí pide que sea mayor su inclusión en el sistema de gobernancia.
«En muchas ciudades se está experimentando con diferentes modelos de participación, y estamos tratando de sugerir que todos estos experimentos se puedan medir para que la población pueda tener mucha mas información y participar en el proceso de decisión», señaló a Efe Gómez-Echeverri, coautor del estudio.
El informe incluye en su apéndice final casos históricos de ciudades que, con los mismos problemas que los de la China actual, supieron implantar soluciones que podrían servir de modelo al gigante asiático.
Es el caso, por ejemplo, de la contaminación que sufría Londres en la década de 1950, similar a la de las urbes chinas de hoy,o las medidas que Ciudad de México tomó para combatir sus graves problemas de tráfico.
«Esas medidas demuestran qué se puede hacer, incluso en una ciudad que se consideraba una de las más complicadas y con el tráfico mas violento que se pueda imaginar», subrayó Gómez-Echeverri.
Un asunto al que dedica especial atención el informe, aunque a veces sea olvidado, es el de la conservación de los cascos históricos y la mejora cultural de los espacios urbanos, ya que, según el estudio, esa cultura es el pilar que amalgama en las ciudades a sus sociedades y a su economía.