Economía

Los bancos de Chipre vuelven a abrir puertas en calma pero con restricciones

Nicosia, 28 mar (EFE).- Los bancos de Chipre comenzaron hoy a regresar a una cierta normalidad, si bien con severas restricciones al movimiento de capitales, y lo hicieron de forma ordenada, aunque muchos clientes sentían preocupación por el futuro de sus ahorros.

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El mediodía había sido fijado como la hora en que empezarían a dar servicio las entidades financieras tras trece días de corralito, y especialmente en los bancos que estarán sujetos a la reestructuración, el Banco de Chipre y el Popular (Laiki), los dos mayores del país, se formaron colas de hasta 30 personas, esperando a la apertura de puertas.

Se trataba en su mayoría de personas sin tarjetas bancarias, que no habían podido sacar dinero de los cajeros durante el corralito, o de clientes que necesitaban depositar sus cheques o preguntar por el tipo de transacciones que se les permitirá realizar dentro de las severas limitaciones impuestas por el Gobierno.

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Era el caso de Jrisalia, una anciana que hacía calceta frente a una sede del Banco de Chipre, y expresaba su rabia llamando «rufianes» a los banqueros y a los políticos por no permitirle el acceso a su pensión.

Más trágica era la historia de Eduardos, un inmigrante griego residente en Chipre desde hace tres años y desempleado desde hace uno, que había acudido al Banco Popular para tratar de retirar sus ahorros, algo que no pudo hacer por las restricciones impuestas.

Durante el corralito, su tarjeta de débito no funcionaba, por lo que se vio obligado a vender su vehículo por 700 euros para tener algo de efectivo.

«Mi mujer es la única que trabaja, pero cobra en cheques y no podemos cobrarlos. Ahora, con el dinero del coche, he comprado el billete de vuelta a Grecia», lamentaba mientras sostenía en brazos a su hija de dos años.

Según la directiva del Ministerio de Finanzas, no se puede extraer más de 300 euros al día de las cuentas bancarias y está prohibido sacar del país más de 1.000 euros, sea por transferencia o físicamente.

Los mayores problemas de los clientes tuvieron que ver con los cheques, que no se pueden canjear por dinero sino sólo depositar en cuenta y, además, sólo en las del banco emisor.

«Hay mucha incertidumbre porque yo tengo la cuenta en el Popular y, por lo que oigo, mis empleados no podrán ingresar sus cheques del salario a menos que tengan cuenta en ese banco. No sabemos que va a pasar», explicó Anthi, propietaria de un bar que, con todo, no tenía previsto pasarse estos días por el banco, esperando que se aclare la situación.

El número de policías y guardas de seguridad privados se incrementó en torno a las sedes bancarias, pero la jornada transcurrió en calma.

De hecho, dos horas después de la apertura, apenas había clientes dentro de los bancos y el presidente chipriota, el conservador Nikos Anastasiadis, agradeció a los ciudadanos la «madurez» y «responsabilidad» que mostraron durante el día.

En respuesta a la crisis, el Gobierno anunció que el salario del presidente, hasta ahora de 158.551 euros anuales, se reducirá en un 25 %, y el de los ministros en una quinta parte.

Además, el Ejecutivo conservador chipriota explicó que ha conseguido negociar con la troika de acreedores que los fondos del Gobierno, los municipios y las universidades queden excluidos de la quita que sufrirán los depósitos superiores a 100.000 euros del Banco de Chipre y del Popular.

En principio, las restricciones sobre el movimiento de capitales serán revisadas día a día durante una semana, aunque el ministro de Exteriores, Ioannis Kasulidis, dijo hoy que prevé que estén en vigor «aproximadamente durante un mes».

Ahora resta saber qué efecto tendrán sobre la economía de Chipre estas restricciones -que suponen una brecha en la libertad de movimiento de capitales, uno de los pilares del mercado común europeo- y la reestructuración bancaria, con la quita de depósitos y la pérdida de puestos de trabajo que conllevará.

Las previsiones de todos los analistas coinciden en que la economía de la pequeña nación isleña nunca volverá a ser como fue.

María, una de las personas que se aprestaron a hacer la cola frente a su sucursal bancaria, lamentaba que su país no hubiese aceptado el primer acuerdo del Eurogrupo, que incluía una tasa a los depósitos de hasta el 9,9 %: «Si lo hubiésemos aceptado, quizás ahora no estaríamos en esta situación».

Nicosia, 28 mar (EFE).- Nerviosismo, preocupación y enfado eran los sentimientos que dominaban entre las primeras personas que se acercaron hoy a sus oficinas bancarias de Chipre, en el día de su reapertura que, con todo, transcurría en calma.

El sentimiento de crispación era entendible dado que los que acudieron a sus sucursales eran aquellas personas que más problemas podían sufrir, bien porque serán víctimas de la quita de depósitos, bien porque no disponen de tarjeta de crédito -el único medio que ha existido en estos trece días de corralito para obtener dinero del banco- o porque temen por sus fondos.

«¡Rufianes, rufianes!», se quejaba la anciana Jrisalia, que hacía calceta frente a la puerta de su banco desde dos horas antes de la apertura, esperando para retirar sus primeros euros desde el inicio del corralito ya que no dispone de tarjetas.

En entidades como el Banco Popular (Laiki), que será liquidado, o el Banco de Chipre, que sufrirá una reestructuración, se formaron colas de entre 10 y 30 personas antes de su apertura, pero en otras como el Banco Helénico, apenas había gente.

La mayoría de oficinas bancarias abrieron al público con puntualidad al mediodía, aunque varias sedes del Popular se retrasaron alrededor de media hora.

Especialmente en las sucursales de esta última entidad se estableció un orden de entrada para facilitar el funcionamiento en el interior de las oficinas y se repartieron hojas informativas con las medidas de controles de capital a los clientes que estaban esperando.

Pese a todo, eran muchas las preguntas que tenían que responder los empleados a lo largo del día, como, por ejemplo, la de María Fieros, una mujer que se planteaba cómo hacer frente al pago del alquiler de su tienda de antigüedades, de 1.300 euros, pudiendo sacar solo 300 euros al día.

Esta mujer tenía que dilucidar además cómo transferir dinero a sus dos hijas, estudiantes en Londres, para lo que se ha fijado un límite de 5.000 euros trimestrales.

«Por el momento no han tenido problemas de dinero pero están muy preocupadas por lo que les pueda pasar a ellas y a nosotros», explicó a Efe.

María expresaba una gran rabia por cómo se han manejado las cosas: «Muchas personas han perdido mucho dinero, pero otras lo han llevado fuera de Chipre y ahora podrán volver y comprar todo el país».

Melpo, una empleada que acudió a depositar los cheques de su empresa, señalaba que no tenía otra alternativa que ingresarlos en ese banco, pues las medidas de restricción prohíben la apertura de nuevas cuentas.

En el caso del Popular, todos los depósitos inferiores a 100.000 euros pasarán automáticamente al Banco de Chipre, la primera entidad del país, mientras que el resto irá a un banco «malo».

Más trágica era la historia de Eduardos, un inmigrante griego residente en Chipre desde hace tres años y desempleado desde hace uno, que había acudido al Banco Popular para tratar de retirar sus ahorros, algo que no pudo hacer por las restricciones impuestas.

Durante el corralito, su tarjeta de débito no funcionaba, por lo que se vio obligado a vender su vehículo por 700 euros para tener algo de efectivo.

«Mi mujer es la única que trabaja, pero cobra en cheques y no podemos cobrarlos. Ahora, con el dinero del coche, he comprado el billete de vuelta a Grecia», lamentaba mientras sostenía en brazos a su hija de dos años.

En cambio, otras personas se mostraban más tranquilas, como un hombre que no quiso decir su nombre.

«No vine para retirar mis ahorros, no temo por ellos. He venido principalmente a pagar mis obligaciones y tengo confianza en el pueblo chipriota, que mostró muchísima paciencia ante los grandes desafíos de estos días», afirmó.

En su café, Anthi confesaba que no tiene pensado acudir a su banco, porque no está dispuesta a sufrir la espera a pesar de que tiene cuestiones urgentes que resolver.

«Hay mucha incertidumbre porque yo tengo la cuenta en el Popular y, por lo que oigo, mis empleados no podrán ingresar sus cheques del salario a menos que tengan cuenta en ese banco. No sabemos que va a pasar», explicó.

Entre las restricciones adoptadas por el Gobierno para evitar una fuga de capitales, figura un límite de retirada diaria de 300 euros en los bancos, y de 5.000 euros para las empresas, a las que se permite esta cantidad para facilitar el pago de salarios.

El pago con tarjeta de crédito no está sujeto a limitaciones en el interior del país, aunque sí en el extranjero, con un tope de 5.000 euros mensuales.

Asimismo queda prohibido sacar más de 3.000 euros del país, sea mediante transferencia bancaria o físicamente, aunque se permitirán ciertas excepciones.

La liquidez de todos los bancos estará garantizada pues a última hora de la tarde del miércoles el Banco Central Europeo envió cuatro contenedores con 5.000 millones de euros.

Andrés Mourenza

Nicosia, 28 mar (EFE).- El presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, agradeció hoy los ciudadanos chipriotas la «madurez» y «responsabilidad» que mostraron durante la reapertura de los bancos tras casi dos semanas de cierre.

«La madurez y la responsabilidad que nuestro pueblo ha mostrado hoy al acudir a los bancos es un mensaje de optimismo y de seguridad para el futuro», expresó Anastasiadis en un comunicado escrito.

A juicio de Anastasiadis, «la actitud demostrada hoy por nuestro pueblo demuestra que no sólo queremos sino que podemos lograr sacar al país de la difícil situación en la que se encuentra».

«El sistema bancario de Chipre sobrevivirá y crecerá», concluye comunicado.

Los bancos chipriotas reabrieron hoy al mediodía, tras casi dos semanas cerrados, sin que se produjeran grandes avalanchas ni tensiones en el momento de la apertura.

La mayoría de los bancos abrieron con puntualidad o retraso de pocos minutos, con excepción de las sucursales del Banco Popular (Laiki), en proceso de liquidación, que por un problema técnico tuvieron que aplazar la apertura media hora.

Las restricciones a los movimientos de capital introducidas tendrán una vigencia inicial de una semana, a cuyo término se revisarán.

Mañana viernes el horario comercial de todas las entidades bancarias volverá a ser el normal, de 08.30 a 13.30 hora local (06.30 a 11.30 GMT).

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