Economía

Fracasa el confuso referendo nuclear búlgaro por la escasa participación

Sofía, 27 ene (EFE).- La consulta planteada hoy a los búlgaros sobre si construir o no una nueva planta nuclear ha quedado invalidada debido a la escasa participación, poniendo así fin a un referendo marcado por la confusión desde un primer momento.

«¿Debe desarrollarse la energía nuclear en Bulgaria con la construcción de una nueva central atómica?», era la pregunta que unos siete millones de búlgaros estaban llamados a contestar hoy en el primer referéndum desde la caída del régimen comunista.

Sin embargo, sólo entre el 20 y el 21 por ciento de los electores acudió a votar, según informó el Gobierno, muy por debajo del mínimo del 60 por ciento preceptivo para que el resultado de la consulta, en principio vinculante, tuviera que ser puesto en práctica.

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Entre quienes acudieron a las urnas, una mayoría del 60 por ciento apostó por ampliar la capacidad nuclear del país con una nueva central, una victoria pírrica para la oposición socialista, que impulsó la celebración de la consulta.

El debate sobre la energía nuclear en Bulgaria tomó fuerza después de que el pasado marzo el Gobierno cancelara un proyecto ruso, negociado cuando los socialistas estaban en el poder, para construir en la localidad de Belene la segunda planta atómica del país.

El Ejecutivo del primer ministro conservador, Boyko Borisov, argumentó que este proyecto costaría unos 10.000 millones de euros, lo que lo hacía financieramente inviable.

Por contra, el Ejecutivo apostó por ampliar Kozloduy, la única planta atómica del país, con un reactor de Westinghouse, la división estadounidense dedicada a la energía nuclear del grupo japonés Toshiba.

«Lo hemos dicho (el Gobierno) de forma clara. Hemos dicho sí a un séptimo reactor en Kozloduy y vamos a construir un séptimo reactor en Kozloduy», aseguró Borisov tras depositar su papeleta poco antes del fin de las votaciones, cuando era claro que el referéndum había fracasado.

La falta de una postura clara por parte del Gobierno durante los últimos meses y la propia ambigüedad del texto de la consulta, que no menciona expresamente a Belene, hacían prever ya un elevado grado de indiferencia entre la población.

También el frío y la nieve, que provocó retrasos en la apertura de una treintena de colegios, parecen haber influido en la baja asistencia a las urnas.

Si el dato definitivo de participación supera el 20 por ciento, como parece probable, el asunto sí que será tratado en el Parlamento, que no está obligado a tener en cuenta el parecer mostrado por los ciudadanos en la consulta.

Borisov advirtió hoy de que su partido se opondrá al debate de Belene en sede de parlamentaria, donde los aliados del Gobierno en ese asunto son mayoría.

Más allá del ámbito energético, los analistas han visto este debate como un termómetros de las relaciones de Sofía con Estados Unidos y con Rusia, de la que Bulgaria tiene una gran dependencia, por las importaciones de gas y porque la única refinería es de una compañía rusa.

Además, tanto Borisov como la oposición socialista han usado la consulta para sondear sus apoyos de cara a las elecciones generales de este verano.

«Doy las gracias a la oposición socialista y a su líder, Sergey Stanishev, porque, con este referendo que organizaron, el proyecto, Belene queda borrado para siempre», ironizó el jefe del Ejecutivo.

Por su parte, los socialistas han calificado el desarrollo del referendo como un voto de castigo a Borisov.

Bulgaria cubre el 34 por ciento de sus necesidades eléctricas gracias a los dos reactores de Kozloduy, una planta de construcción soviética de los años 1970.

En 2002, cuando la planta aún funcionaba a pleno rendimiento, sus seis turbinas eran capaz de satisfacer el 47 por ciento de la demanda eléctrica del país.

Pero Bulgaria tuvo que cerrar cuatro de esos reactores, considerados obsoletos y peligrosos, como condición para entrar en la UE en 2007.

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