Economía

Hollande cree necesario tanto el ajuste como el crecimiento contra la crisis

París, 29 oct (EFE).- El presidente francés, François Hollande, dijo hoy que para salir de la crisis hace falta tanto el ajuste del gasto público como promover el crecimiento, junto con una regulación internacional de los mercados que evite que se perpetúe la situación actual.

«Si dejamos a los mercados solos, si esperamos la resolución de la crisis sólo de los mercados, hay que temer que se perpetúe todavía tiempo», advirtió Hollande en conferencia de prensa tras un encuentro con los responsables de las grandes organizaciones económicas internacionales (FMI, OCDE, BM, OMC y OIT).

Se trata de «poner regulación donde ha estado mucho tiempo ausente», una idea en la que dijo que hay «una gran coherencia» en todos los organismos participantes en esta cita, que tiene intención de repetir con periodicidad anual.

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Consideró que en Europa «se han tomado decisiones muy importantes» en las cumbres de junio y de octubre y que gracias a eso «la zona euro está saliendo de la crisis», pero también instó a decidir sobre el caso griego y sobre «cualquier país» que quiera acceder al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y al nuevo mecanismo de compra de deuda del Banco Central Europeo (BCE).

Sobre el debate de si hay que darse más tiempo para sanear las cuentas públicas, se mostró taxativo en que su compromiso «ante los franceses y ante los europeos» es reducir el déficit francés al 3 % del producto interior bruto (PIB) en 2013, y en que no va a pedir un cambio de esas condiciones.

«Si hay una discusión, no será de un país con la Comisión, sino de los europeos» en conjunto, comentó antes de precisar que el objetivo no es ese, sino «el mayor nivel de crecimiento», y que Europa debe trabajar por la «disciplina» presupuestaria y en favor de estimular la actividad.

El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el socialista francés Pascal Lamy, fue el único de los interlocutores del jefe del Estado que quiso públicamente lanzar un aviso a Europa en general y a Francia en particular sobre el desafío que afrontan en los próximos cinco años.

Lamy dijo que el 95 % de la demanda durante ese periodo llegará no de los otros países europeos sino de fuera del Viejo Continente, «esencialmente de los países en desarrollo, de los países emergentes» y eso implica que «la actitud hacia la economía internacional debe ser ofensiva, y no defensiva».

Una alusión directa a las declaraciones de proteccionismo económico del ministro francés de la Reconstrucción Productiva, Arnaud Montebourg, pero también al debate político en Francia sobre la forma de recuperar competitividad exterior, con la demanda de la patronal de una baja masiva de las cotizaciones que encarecen la mano de obra (su petición es de 30.000 millones de euros).

Sobre esa cuestión de la competitividad, Hollande aseguró que habrá decisiones en noviembre también sobre los costos laborales, al tiempo que anticipó que «todos tendrán que hacer esfuerzos», incluidos los dirigentes empresariales, y dio a entender que si la disminución de las cargas patronales fuera masiva, habría que subir otros impuestos que amputarían el consumo y tendrían efectos recesivos.

El presidente socialista se erigió en defensor del «interés general», culpó de la actual situación a los diez años de gobiernos de derechas en Francia, y dijo que las reformas que «otros no han hecho» las piensa llevar a cabo «con justicia, responsabilidad y perseverancia».

Hollande contó que con los dirigentes de los organismos económicos habían constatado que la economía global se está viendo afectada por «un crecimiento ralentizado» a causa de la «recesión en Europa», pero también porque es «menos firme que en el pasado en los países emergentes».

En ese diagnóstico -continuó- también está el paro «elevado», en particular en los países con problemas de competitividad, la inestabilidad financiera, que aunque menor que hace un tiempo «no ha desaparecido», así como «un aumento de las prácticas proteccionistas».———

París, 29 oct (EFE).- El director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, criticó hoy los discursos proteccionistas dentro del Gobierno francés y puntualizó que el problema de Francia no es China, sino su pérdida de competitividad dentro del mercado único europeo.

Lamy, en una entrevista a la emisora de radio «France Info», respondió al ministro francés de la Reconstrucción Productiva, Arnaud Montebourg, que había cargado contra la OMC por haber permitido la entrada de China y haberle permitido, con prácticas supuestamente desleales, acumular un gran superávit comercial que ha afectado mucho a Francia.

El director general de la OMC, francés y socialista como Montebourg, le replicó que el de Francia «es más un problema de competitividad interno» dentro de la Unión Europea, con la que realiza dos tercios de su comercio exterior, y donde se concentra su déficit.

A su juicio, el ministro francés «comete dos errores», uno la evaluación del problema de competitividad con el resto de la UE y otra la afirmación de que China entró sin contrapartidas en la OMC.

«Fue el país emergente que más cara pagó su entrada», aseguró antes de considerar que el discurso de Montebourg «es una diabolización de China que no tiene sentido en el mundo de hoy».

La entrevista se realizó pocas horas antes de que esta mañana el presidente francés, François Hollande, se reúna en París con Lamy y con los responsables de otros organismos económicos internacionales (FMI, BM, OCDE y OIT) para abordar, entre otros temas los desafíos de Francia por su pérdida de competitividad exterior.

El director de la OMC insistió, por otro lado, en la importancia de que Francia cumpla con su promesa de reducir el déficit público al 3 % del Producto Interior Bruto (PIB) en 2013, tras el 4,5 % que se debería alcanzar este año.

«Es esencial porque es la señal de que Francia se quiere desintoxicar de la deuda» pública, comentó antes de reconocer que «será duro» dadas las malas expectativas de crecimiento para el año próximo.

A ese respecto, consideró que la previsión del Gobierno francés de un crecimiento del 0,8 % en 2013 le parece «alta».

Lamy no quiso entrar de lleno en el debate político-económico en Francia sobre la pertinencia de una baja masiva de las cotizaciones sociales de las empresas, como pidió ayer una organización patronal que reúne a los presidentes de los grandes grupos del país.

A su juicio, «el verdadero problema» de competitividad de las empresas francesas no es el costo del trabajo sino que es más complejo, y hay que integrar cuestiones de márgenes y precios, pero en cualquier caso «hay que bajar una parte del costo que pesa sobre las empresas» con una reducción del gasto público.

Señaló que si se rebajan las cotizaciones «el problema es quién va a pagar» y advirtió de que hay que evitar un aumento de los impuestos sobre el consumo, porque éste es el que ha evitado hasta ahora que Francia caiga en la recesión.

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