Buenos Aires, 28 mar (EFE).- Los retos para lograr la seguridad alimentaria, afectada por la inflación y el cambio climático, dominan la XXXII Conferencia Regional de la FAO, que será inaugurada oficialmente este jueves en Buenos Aires por la presidenta argentina, Cristina Fernández.
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Ministros de Agricultura y funcionarios técnicos de 32 países de Latinoamérica y el Caribe participan desde el pasado lunes, a puertas cerradas, de las reuniones técnicas del encuentro de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que fijará las prioridades para los próximos dos años.
«La inseguridad alimentaria existe en la región por un problema de acceso a los alimentos, el cual sigue siendo nuestro talón de Aquiles. Sobran alimentos, pero muchas veces no hay dinero para comprarlos», explicó hoy el director general de la FAO, José Graziano da Silva, durante la reunión.
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En este sentido, el brasileño Graziano da Silva llamó a los gobiernos a reafirmar su compromiso con la Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre 2025, una propuesta creada en 2005 que recibió el respaldo de todos los países de la región.
«Esta iniciativa pertenece a los países y debe ser abrazada por los gobiernos, parlamentos, el sector privado, la sociedad civil y los académicos, porque la lucha contra el hambre no puede ser solo el compromiso de un gobierno; tiene que ser una decisión tomada por toda una sociedad», señaló Graziano.
Según un documento sobre seguridad alimentaria presentado por la FAO a los participantes, América Latina y el Caribe debe lidiar con un nuevo nivel de los precios de los alimentos superior al de los últimos 30 años y también con una mayor volatilidad.
Esta situación abre oportunidades para los agricultores, pero implica riesgos para los consumidores, advierte el informe distribuido a las naciones durante la conferencia, que finaliza el próximo viernes, precisó un comunicado de la FAO.
Graziano consideró que los países deben mirar hacia el campo para solucionar sus problemas de inseguridad alimentaria ya que «cerca de la mitad de los latinoamericanos y caribeños que viven en la pobreza extrema están en áreas rurales» y, paradójicamente, muchos de ellos son agricultores familiares que producen «la mayor parte de los alimentos» que se consumen en la región.
En este sentido, el ministro de Agricultura de Argentina, Norberto Yauhar, llamó a incrementar la producción de alimentos como forma de combatir el hambre y se mostró a favor de que aquellos países latinoamericanos con más potencial financiero, innovación y tecnología puedan trabajar de forma «más solidaria» con sus vecinos.
El documento de la FAO también sostiene que los cambios significativos existentes en las condiciones climáticas afectan la seguridad alimentaria de la región «por medio de sus impactos sobre los componentes de los sistemas alimentarios».
Expertos de la FAO postulan que la creciente escasez de agua en algunas regiones requiere mejorar la eficiencia de su uso para la producción de alimentos, implementando técnicas para mejorar el riego y mantener la humedad de los suelos, la retención y almacenamiento de los recursos hídricos.
«Hoy gastamos mucho para producir: consumimos 1.500 litros de agua para producir un kilo de cereales y 15.000 litros para producir un kilo de carne», indicó Graziano, quien exhortó a avanzar hacia patrones más sostenibles de producción y consumo de alimento.
El director de la FAO también instó a reducir los desperdicios de alimentos al advertir que «cerca de 1.300 millones de toneladas de alimentos -aproximadamente un tercio de la producción anual- se pierde o se desperdicia cada año».