Medio siglo de conflicto armado mantuvo oculto el «río más hermoso del mundo» y más de un año de pandemia volvió a impedir a los turistas contemplar los colores vivos de Caño Cristales.
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Sus tintes se deben a la planta acuática «Macarenia clavigera» que arroja rojos, fucsias, verdes y amarillos sobre todo a partir de junio cuando el caudal es más bajo y le da el sol.
El Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, que cerró sus puertas cuando comenzó la pandemia, abre de nuevo al público.
Tras no recibir ningún visitante en 2020, Caño Cristales vuelve a tener pequeños grupos de turistas recorriendo sus caminos ecológicos y bañándose en pozas naturales.
«Al no haber turismo, no había empleo. Los restaurantes, las canoas, hoteles… todo estaba vacío», explica la guía Leidy Aguilar.
Hace apenas diez años ni siquiera quienes vivían en el departamento del Meta, donde se encuentra Caño Cristales, conocían de su existencia y adentrarse a visitarlo era peligroso.
Pero desde 2012, cuando comenzó a recibir visitantes de forma reglada, el turismo ha venido incrementándose.
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«Durante muchos años la economía fue ilícita en La Macarena y ahora las comunidades se han organizado, particularmente las empresas comunitarias» cuenta el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga.
Para el parque y Caño Cristales, como en otras zonas del mundo, el confinamiento le ha servido para respirar y darle más espacio a la fauna.