¿Cuál fue el insulto que Haaland le hizo al arquero del Sevilla y que derivó en pelea?
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Erling Haaland volvió a estar en todas las portadas futboleras del mundo. Dos goles al Sevilla para sellar la clasificación del Borussia Dortmund a los octavos de final de la Champions League. En dos partidos, el noruego le marcó cuatro tantos a los andaluces y es el artillero de la competencia con 10 tantos.
«Ha sido un partido difícil. Pueden ver que estoy totalmente agotado, pero estamos en la siguiente ronda y esos nos hace felices», dijo.
«Sabíamos que iban a salir con agresividad y por eso el primer gol fue importante. Fue un bonito gol», dijo el noruego, que marcó los dos tantos del Dortmund.
Sin embargo, Haaland no solo dio de qué hablar por los goles sino por el encontronazo con el portero sevillista Bono. La historia comenzó cuando el árbitro turco Cüneyt Cakir anuló el 2-0 anotado por el noruego por una supuesta falta, pero ahí mismo encontró una falta dentro del área sobre él y cobró penalti.
Antes de que Haaland rematara el penalti, el portero marroquí le gritó una expresión dos veces: «kiricocho». El delantero del Dortmund no entendía, pero se fastidió con los gritos y la forma en la que Bono se lo decía. Acto seguido, el portero le atajó el penalti ganando el duelo.
No obstante, una vez más el VAR presenció una irregularidad e hizo repetir el penal. Bono se había adelantado y el turco hizo repetir el penal. Allí, Haaland no falló y le devolvió el «kiricocho» al portero, gritándole a un metro de distancia. De inmediato, los compañeros del portero increparon al nórdico y se armó el problemón. La jugada terminó con el goleador amonestado.
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¿Pero qué significa «kiricocho», el insulto que ambos se dieron? En realidad no es un insulto, Kiricocho fue un personaje que existió en realidad y nació en Argentina.
Cuenta la historia que Kiricocho era un aficionado de Estudiantes de La Plata que durante la época de entrenador de Carlos Salvador Bilardo en el Pincharrata asistía mucho a los entrenamientos del equipo rojiblanco. La leyenda dice que cada que asistía a una práctica, un jugador del plantel se lesionaba. El ‘Doctor’, cabulero como es, le prohibió la entrada, pero luego lo usó a su favor.
Bilardo mandaba a Kiricocho a los entrenamientos rivales y la cábala se cumplía. Por eso, lo llevó a la Selección Argentina que ganó el Mundial 1986 y la historia se inmortalizó. En 1992, cuando Bilardo dirigió al Sevilla, la historia llegó a tierras andaluzas y se volvió mito allí.
Por eso la conoce Bono y para darle mala suerte a Haaland, se lo gritó. El noruego confesó que no sabía que le había dicho, pero se lo repitió haciendo alusión al karma. Quién pensaría que Kiricocho llegaría hasta la Champions, siendo protagonista de una disputa entre un noruego y un marroquí.