Cuando se publique este texto estaremos sumergidos en el Giro de Italia y la “Primavera” Ciclística; sin embargo, y a pesar de que ya habíamos expuesto nuestras opiniones en el podcast, es nuestro deber dejar todo por escrito con el plus de tener la cabeza más fría para realizar el siguiente análisis sin la calentura del momento. Vamos a escoger cada palabra con la precisión de un relojero porque nuestro único deseo es que a Colombia le vaya cada vez mejor en los Mundiales.
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Antes que nada es necesario dejar en claro que Colombia siempre ha hecho presentaciones discretas a excepción de Santiago Botero con su contrareloj en Zolder por allá en el 2002, ese día se convertiría en campeón de la crono. Pero claro, ese oro y un bronce el año anterior pertenecen a uno de esos corredores que se dan una vez cada siglo. La otra gran presentación fue la de Fabio Duarte cuando ganó el Mundial de Ruta Sub-23 en el 2008. Estos dos casos han sido destellos de suerte y privilegio en medio de la oscuridad que significan las carreras tipo clásicas para los colombianos, especialidades que se nos complican en algunos casos por biotipo y otros por preparación.
Cuando hicimos los comentarios previos al Mundial, dijimos que no veíamos a Colombia para realizar un gran papel y eso fue justo lo que sucedió. Dentro de las selecciones nacionales que participaron en el Mundial, solo 10 tenían cupo para sus 8 corredores, entre ellas Colombia. Es decir, Colombia se ubicaba como una “potencia”. Sin embargo, el resultado es tan pobre que no fue capaz de hacer un top 20 en la carrera. Es más, de las selecciones que tenían los 8 cupos completos la única que no hizo top 15 fue Colombia, el mejor puesto fue 24 con Rigoberto Urán.
Lo complejo del tema no es que Colombia no haya obtenido un buen resultado porque en últimas nosotros esperábamos algo así, quizás unas pocas casillas más adelante pero nada del otro mundo, el verdadero problema de Colombia pasa por la actitud a la hora de planificar la carrera. Por lo que vimos en la carretera parece ser que la orden era seguir ruedas y esperar a ver si alguien ese día estaba inspirado; es decir, tener 8 hombres esperando el milagro que nunca llegó, porque claro, eso de meter hombres en la fuga es para los países “pequeños” que no tienen historia en los mundiales, como por ejemplo Japón con Yukiya Arashiro que, por cierto, fue el segundo corredor más viejo de la carrera después de Valverde. Entonces, vimos al único representante de Japón fugado por más de 100 kilómetros sabiendo que no iba a llegar a buen puerto pero aun así intentado algo más. ¿Será que Colombia no podía meter hombres en la fuga para intentar algo más? Incluso Alemania y otras potencias llegaron a tener un hombre en una de las fugas. Si nada íbamos a ganar, ¿qué teníamos para perder?
¿Para qué se obtienen los 8 cupos en el Mundial si la estrategia es aguantar a rueda? Si esa es la idea, Ecuador con 5 hombres menos realizó una mejor participación de la mano de Richard Carapaz, llegando dos puestos por delante del colombiano mejor ubicado. Es claro que el ciclismo tiene la condición necesario de que los corredores estén en buena forma, la estrategia puede ser una obra maestra de Julio César, Napoleón o el mismo Patton pero si los corredores no tienen las piernas es imposible. No obstante, volvemos a insistir, el mayor síntoma de la falta de actitud en el equipo de Colombia fue el no querer hacer otras cosa que no fuese seguir rueda, como si hombre a hombre nuestros corredores tuviesen la capacidad de ganarle a ciclistas más potentes con el biotipo necesario para una clásica.
Sabíamos que la convocatoria tenía cierto condicionante por todo lo ocurrido este año con la pandemia, pero debemos hacernos la pregunta que por muy buenos que sean Nairo y López, ¿sus características de escaladores se adaptaban al perfil del Mundial? Ya sabemos que Nairo no fue por sus heridas y el problema en el que se vio envuelto, pero la idea es que debemos empezar a desarrollar un planteamiento serio y programado de cara a los Mundiales que vienen. Este año fue atípico pero es que no es la primera vez que sentimos hace falta una verdadera preparación para los Mundiales.
La pregunta final que queremos dejar es: ¿es Carlos Mario Jaramillo, el actual seleccionador de Colombia, la persona indicada para seguir al mando del equipo? ¿No deberíamos estar pensando en un nuevo proceso y una nueva visión?
De transitar por el mismo camino, Colombia seguirá sin estar al nivel de las potencias en el ciclismo y solo dependemos de chispazos de suerte y del gran talento que sale de las piedras. Dejemos de engañarnos, nos falta el centavo pal peso.
Camilo Téllez / @acerocaballito