El camino hacia Qatar comenzó en Miami. Lejos de Medio Oriente, el destino dirá que el expreso tricolor partió desde la estación Hard Rock Stadium de La Florida. Adentro, varios tripulantes: unos conocidos, otros nuevos.
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El piloto de la locomotora fue el desconocido Arturo Reyes, quien más allá de saberse interino, se tiene fe para quedarse con el premio mayor de dirigir a la Selección de manera oficial. Para jugarse sus cartas, el DT apeló a los históricos, pero puso su sello. Adelante, Falcao y Carlos Bacca recibieron la orden de combinar, como pocas veces en la era Pékerman.
Sin embargo, la mano comenzó torcida para Reyes y sus dirigidos. En apenas cuatro minutos, Darwin Machís le ganó la espalda a Juan Guillermo Cuadrado y puso adelante a una Venezuela contragolpeadora.
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Balde de agua fría para la tricolor, pero nada qué reprocharse en apenas cinco minutos de juego. El equipo nacional recalculó y le dio la posta a Juan Fernando Quintero, quien ante la ausencia de James se puso la capa de héroe futbolístico.
El jugador de River Plate fue el amo y señor del primer tiempo. Con su talento, se cansó de poner pases de gol y en algunas ocasiones intentó la individual. Sin embargo, si Juanfer era la figura de Colombia, Wuilker Faríñez lo era en Venezuela.
Acostumbrado a amargar a la tricolor, el portero vinotinto atajó de todo. El primer tiempo acabó con ventaja venezolana por obra y gracia del número uno. Poco a poco, Falcao y compañía se fueron frustrando ante el arco de los dirigidos por Rafael Dudamel.
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Pero si algo tiene el Tigre es fe. Falcao nunca dejó de insistir y al comienzo del segundo tiempo tuvo una chance cara a cara con Faríñez. Con frialdad e inteligencia, el samario no se puso nervioso de cara al marco de Venezuela, empatando el juego tras asistencia de Bacca. Al iniciar el segundo tiempo, el juego se puso igualado.
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Después, el partido se desvirtuó. La catarata de cambios en uno y otro equipo hizo que el análisis se diluyera, aunque Faríñez continuó atajando balones.
La que no pudo atajar fue la de Yimmi Chará, quien en un borbollón la empujó cerca de la línea de cal. El resultado, escueto y todo, hizo justicia a lo visto en Miami.
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Prueba agridulce para Colombia, que cometió errores, pero mostró cosas positivas en el primer partido de la gira. Dentro de cinco días, frente a Argentina, será turno de confirmar lo bueno y recomponer lo malo.
Por ahora, la primera prueba fue superada. Pero, lo más importante fue confirmar que la Selección tiene futuro garantizado.
