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¡Kane over! La Selección Colombia lo dio todo, pero quedó eliminada por penales

(FACUNDO ARRIZABALAGA/EFE)

Invasión a Moscú. La ciudad que nunca cayó no tuvo otra que sucumbir ante los miles de colombianos que colmaron el estadio del Spartak. No eran 300, como en la película. Hubo que agregarle algunos ceros, porque en las tribunas eran más de 30.000 compatriotas alentando a la Tricolor en el día decisivo. Todos en un coqueto escenario con una sola misión: hacer historia.

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Hace cuatro se vivió una jornada similar. En Maracaná, Colombia tuvo la sapiencia para vencer a Uruguay y así llegar a los cuartos de final de un Mundial, por primera vez en la historia. Pero, en esta ocasión, el premio era mayor.

Sea el azar o el destino, el camino se le presentó a los dirigidos por José Pékerman para hacer historia. Sin irrespetar a los rivales, los grandes cucos se fueron por la zona alta del cuadro, dejando una lotería en la parte de Colombia. El peaje era la siempre candidata Inglaterra, con más historia que presente en los últimos Mundiales.

Desde antes del encuentro se sintió un ambiente adverso. Ganar no iba a ser fácil, mucho menos con James Rodríguez en la tribuna. El 10 no se pudo reponer de su lesión crónica en el sóleo y vio el encuentro impotente, sin poder brindar su fútbol a la selección que tanto ama.

Para suplir la ausencia del crack, Don José prefirió la seguridad. Armó un mediocampo combativo, con Carlos Sánchez, Wilmar Barrios y Jefferson Lerma. Así, le propuso a los ingleses pierna fuerte y ellos entraron en el juego de fricción.

La primera parte fue una carnicería. Colombianos e ingleses se enfrascaron en una lucha a ver quién era el más feroz, con duelos individuales entre Falcao y Kieran Trippier, lo mismo que entre Juan Guillermo Cuadrado y Harry Maguire.

El fervor del combate pudo haber derivado en la expulsión de Wilmar Barrios, pero el árbitro estadounidense Mark Geiger, con asistencia del VAR, decidió ponerle apenas tarjeta amarilla luego de una agresión sin pelota a Jordan Henderson.

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Lucha y nada más. El primer tiempo expiró con pobreza en lo futbolístico, dejando satisfecho a Pékerman, al menos en la fase defensiva. La otra parte del libreto estaba incompleta: Colombia no atacó en la etapa inicial.

El complemento comenzó con la misma tónica. En el estadio del Spartak se veía más una lucha griega, que un partido de fútbol. La posibilidad de una falta peligrosa o de un penal estaba latente.

Y sucedió. Los ingleses siempre estuvieron más cerca y eso les produjo recompensa. Un borbollón en el área de David Ospina fue castigado con infracción sobre Harry Kane, atropellado por Carlos Sánchez. El volante cometió imprudencia, pero antes fue sujetado por el británico, jugada que Geiger no quiso revisar con el VAR.

Eran Kane y Ospina. Ellos dos, a doce pasos de distancia mirándose a la cara. El goleador es un especialista desde los doce pasos, algo que Ospina tenía presente. Por eso, eligió su palo derecho, lugar donde en las últimas ocasiones cobró el delantero del Tottenham.

0-1: Kane no falló el penal que a él mismo le cometió Carlos Sánchez (Haga clic acá para ver el gol)

Esta vez cambió. El infalible Harry se vistió de príncipe para poner a los ingleses cerca de cuartos de final. Fin de la especulación, ahora Colombia estaba obligada a atacar.

Pero, ¿Con quién? En el repertorio de Pékerman había poco de qué echar mano. Uno de los aptos fue Carlos Bacca, quien fue enviado al campo de juego. Ahora, Falcao tenía a un socio que le podía dar una mano.

Jugadores había, pero ideas no. Lo que sí sobraba en la segunda mitad del segundo tiempo era cansancio. Juan Fernando Quintero se fundió y con él las esperanzas de creatividad en la tricolor.

Solo quedaba una manera: pelotazos al área. Así, Falcao avisó en el minuto 90. Luego, un remate de Mateus Uribe casi produce el milagro, pero el balón se fue un poco desviado por un inglés, al tiro de esquina.

La última de las jugadas. David Ospina corrió al área para dar una mano, esta vez de cabeza. Pero, la historia estaba reservada para él. El héroe. El despreciado en Barcelona, el que la pasó mal, pero que en el Mundial renació como el ave fénix. Gol contra Polonia, gol ante Senegal y sí señores, gol milagroso contra Inglaterra.

1-1: Yerry Mina fue el héroe, en el minuto 94 (Haga clic acá para ver el gol)

Allá, cerca de las estrellas, Yerry se elevó para poner el empate anhelado. El equipo poco hizo para conseguirlo, pero nunca dejó de creer. El partido tenía más capítulos por relatar, ahora en los tiempos extra.

El cansancio se notaba en las piernas de los dos equipos. Varios de los jugadores, vestidos de amarillo y de rojo, se notaban extenuados. Otros aquejaban dolores. El primer tiempo favoreció a Colombia, sin mucha profundidad.

La segunda parte del alargue fue toda de Inglaterra. Yerry Mina estaba tocado, pero con amor propio continuaba en el campo.

Gareth Southgate, DT inglés, jugó a matar o morir. Afuera Kyle Walker, acalambrado; adentro Marcus Rashford. El cambio obligó a José Pékerman a meter a Cristian Zapata para reforzar la defensa, sacándolo a Santiago Arias.

Lo último fue resistir y esperar los penales. Colombia llegó con el tanque vacío, pero con el espíritu inundado de fe. Inglaterra tuvo un poco más de físico, pero no logró aprovechar las falencias defensivas tricolores. El partido se fue a penales.

Allí ganó Inglaterra.

 

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