¡Perdón, Osorio! Es lo primero que hay que decirle al vapuleado, maltratado y a veces insultado profesor colombiano. Nadie, solo él y sus jugadores, creyeron en su proceso.
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México aterrizó en Rusia como nunca antes en los mundiales, sin confianza y con la consigna de ir rumbo al fracaso. Sin embargo, el orgullo azteca siempre dice presente en las Copas del Mundo y en el estadio Luzhniki no fue la excepción.
El Tri metió el dedo en la herida de una Alemania dubitativa, que del campeón del 2014 solo conservaba la insignia que luce en su uniforme. De fútbol, los germanos se mostraron anémicos en la primera mitad y fueron sometidos por una selección mexicana que atacó con vértigo, de primera intención y a una velocidad supersónica.
Primer aviso, respondió Manuel Neuer; segundo anuncio, Chicharito Hernández falló. La tercera fue la vencida e Hirving Lozano no falló, fusilando al gigante alemán. El Chucky hizo su travesura y puso la ventaja merecida en el marcador, ante un primer tiempo impecable para los manitos.
Gol de Hirving Chuky Lozano a Alemania en Rusia 2018
https://twitter.com/ColombianGolazo/status/1008372939039870976
En la segunda mitad llegó el turno del sufrimiento. Sea por estrategia o por nervios y susto, el Tri se metió atrás y le cedió la pelota a los teutones. Guillermo Ochoa y la defensa verde era la encargada de conservar lo que la ofensiva cosechó en la primera mitad.
Alemania le tiró el cuerpo encima y toda su historia a México, buscando un agónico empate que le permitiera rescatar la tarde moscovita, en el estadio Luzhniki.
Como Julio César Chávez, como el indio azteca, como Pancho Villa, como el Chapulín Colorado… estos mexicanos liderados por un colombiano resistieron y se llevaron todas las luces y todos los aplausos. Hoy ríe Osorio: perdónalos, Profe.