Se acabó el tiempo de preparación. La Selección Colombia pisó suelo ruso, se instaló en Kazán y a partir de ahora todo se concentrará en el debut contra Japón, dejando de lado todos los vaivenes de las últimas semanas.
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La confianza tricolor no está puesta en duda. El plantel conformado por José Pékerman se muestra unido, no posee grietas desde lo grupal y llega con una moral similar o mejor que con la que afrontó la cita mundial de Brasil 2014.
Sin embargo, lejos de lo emocional, la Selección Colombia adoptó un plan de trabajo con apenas un partido de preparación, el empate 0-0 frente a Egipto. A partir de allí, aunque se intentó pactar un amistoso más a las urgencias, no se encontró rival y al cuerpo técnico le tocó conformarse con los entrenamientos para sacar evaluaciones.
Pékerman y su grupo de trabajo no consideró necesario un juego de preparación más, filosofía que cambió luego del quiz frente a los faraones. Allí, aunque tuvo algunas certezas, también quedó con muchas dudas.
Las certezas
La prueba frente a Egipto sirvió para confirmar a algunos jugadores. La polifuncionalidad de Mateus Uribe quedó encima de la mesa, como una garantía para ocupar cualquier posición en el mediocampo.
Otro de los aciertos fue el sistema 4-3-3, sobre el 4-2-3-1. Así como en el segundo tiempo ante Francia y en el duelo ante Australia, se demostró que con este sistema el equipo es más agresivo, llega más fácil al área rival y tapona las salidas laterales de los rivales.
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El apoyo a Radamel Falcao también se evidenció en el nuevo esquema táctico. El juego de ataque favoreció las posibilidades del ‘Tigre’, quien aunque no convirtió gol, sí tuvo mayores ocasiones de gol que en partidos anteriores, cuando parece aislado.
La voracidad de Miguel Borja, así como la ratificación de Johan Mojica por el andarivel izquierdo, resultaron ser alternativas fiables. Ahora, al zurdo del Girona le tocó asumir la responsabilidad de titular, ante la lesión de Frank Fabra, y tal parece que no le pesará dicho rótulo.
Las dudas
Así como hubo cosas buenas, otras no lo fueron tanto. Los jugadores resentidos no sumaron minutos aquel día, como fue el caso de Abel Aguilar y Cristian Zapata, mariscales de la tricolor, pero que se desconoce su auténtico nivel ante la ausencia de encuentros amistosos.
Otra de las incertidumbres que dejó ese encuentro es en qué posición jugará James Rodríguez. La figura exclusiva tricolor siempre se destaca, pero el lugar en que debe jugar es un enigma. En el duelo contra los africanos, el 10 se ubicó como extremo por izquierda, interior por izquierda y también lo hizo como 10 clásico, en el remate del partido.
La línea de volantes, más allá de la actuación de Uribe, también es una incógnita. Carlos Sánchez siempre cumple a la hora de recuperar la pelota, pero en salida le cuesta un potosí y como único volante central necesita calidad técnica que la ‘Roca’ no posee.
Con Jefferson Lerma al lado, otro jugador más de hacha que de galera y bastón, el juego tricolor se resintió y la salida no fue fluida, obligando a James a retroceder en demasía y a fatigarse antes de tiempo.
Tal vez la principal duda está en defensa. Pékerman está empecinado en devolverle la confianza perdida a Yerry Mina, de mal semestre en Barcelona. Por eso, lo usa por derecha, moviendo a la izquierda a Davinson Sánchez, reduciendo la pericia táctica del zaguero del Tottenham. Davinson luce mal y Yerry no vuelve a ser el del Palmeiras.
Ante ese panorama agridulce, la Selección se instaló en lo que será su casa por un mes. Confianza existe, convencimiento hay, pero dudas también y ya no hay tiempo para probar. La puesta en escena será en Saransk, por los puntos contra Japón. Esperemos que la tricolor tenga el parlamento aprehendido y no tartamudeé.