Muriel está de racha. Al delantero le cayó como anillo al dedo la llegada de Vincenzo Montella, en reemplazo de Eduardo Berizzo, como nuevo entrenador del Sevilla. Desde el arribo del italiano, el atlanticense mejoró su racha goleadora y en Copa del Rey no fue la excepción.
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Sevilla y Leganés abrieron las semifinales, en casa del equipo que fue noticia en todo el mundo tras ganarle al Real Madrid. El partido fue parejo y el colombiano fue el encargado de abrir la contienda.
Una pérdida de Beavue en la medular y la posterior transición andaluza dejó en situación de dos para dos a Sarabia y al propio Muriel con Bustinza y Siovas. Abrió el primero y definió el segundo de tiro cruzado.
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Con garra y también algo de orgullo, Leganés dio un paso hacia adelante pese a la adversidad. Y lo vio recompensado aunque para ello tuviera que sonreírle la fortuna gracias infortunio del guardameta Sergio Rico.
El portero cobró protagonismo en lo negativo al intentar despejar en el segundo palo un balón aéreo procedente de un córner. No acertó en su idea y Siovas, casi sin querer, acabó tocándola de cabeza rumbo a las mallas.
Emergió entonces de nuevo el mejor Sevilla, el que carburó durante el periodo inicial. Cómodo en la contra, vertical, hábil a la hora de encontrar los pasillos interiores pese a no renunciar al juego abierto. En ese tramo Banega dispuso de la más clara, pero su intento se perdió por la línea de fondo.
Aún así, fue el Leganés quien se mostró más voluntarioso durante el cuarto de hora que servía como colofón a la cita. Arrojo sin finalización que impidió romper la igualada. El Sánchez Pizjuán dictará sentencia.