El fútbol colombiano tiene la misión de mostrarse serio. La Dimayor se puso como meta verse como una institución transparente, que permita posicionar a los clubes colombianos en La Meca de Sudamérica. Con Atlético Nacional como campeón vigente de la Copa Libertadores, el crédito de los directivos nacionales es altísimo. Sin embargo, algunas cosas continúan siendo incomprensibles.
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Uno de esos temas por mejorar es el de los partidos postergados. Una liga con 36 equipos afiliados, de los cuales 20 juegan en primera división (un poco más del 62% de los clubes vinculados), sufre superpoblación de participantes en su liga emblema, algo que hace que inevitablemente se jueguen varias fechas entre semana y, por ende, muchos de los juegos de esas jornadas se aplace.
Juegos históricos del fútbol colombiano como Santa Fe vs. Millonarios (fecha 2), Nacional vs. Junior (fecha 5) y Huila vs. Tolima (fecha 7), se vieron postergados por la congestión de fechas en un campeonato que además tiene postemporada, algo que la mayoría de los torneos domésticos del mundo no tienen.
Sin embargo, otros partidos fueron postergados con pretextos que no terminan de cerrar. Todo empezó en la primera fecha, cuando el atractivo duelo que debieron protagonizar Nacional y Santa Fe se aplazó por pedido del club verdolaga, quien manifestó no haber realizado una pretemporada óptima y que por ende, no estaría en igualdad de condiciones.
El final de actividad del campeón de América fue el 20 de diciembre, día en que le ganó por penales al América de México, en el Mundial de Clubes. Su rival de aquella ocasión, jugó la final del torneo azteca el 25 de febrero y retornó a la actividad oficial el segundo fin de semana de enero. Los paisas, por su parte, pidieron más días y no arrancar el 4 de febrero, algo que Dimayor concedió.
El pedido verdolaga fue el primero de varios, que terminaron siendo aprobados por Dimayor, obedeciendo a intereses particulares. Rionegro, antes de viajar para enfrentar a Huila (fecha 6), pidió prórroga; Junior, ante Millonarios, vaya a saber por qué pero también fue aplazado. En la misma tónica entró el Cali-Santa Fe de la fecha 9, pero al final se dio marcha atrás y azucareros y cardenales se jugará a última hora del domingo.
Pero, ¿a quién beneficia que nueve partidos del campeonato estén aplazados? La primera respuesta es a los clubes mismos, quienes no están acosados por los largos viajes, a pesar de que las copas Libertadores y Sudamericana se juegan anuales a partir de esta edición. A la hora de hacer viajes largos, Dimayor facilita el descanso antes o después de los clubes, a pesar de que FIFA asegura que después de tres días los planteles pueden jugar, incluso con viajes en medio.
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El otro actor importante en estos aplazamientos es la televisión. El canal WIN Sports, al igual que RCN, quienes poseen los derechos, ahora tienen casi una fecha completa para programar en el fin de semana FIFA, 25 y 26 de marzo, donde supuestamente los equipos no deberían jugar. Cierto que varios equipos tienen múltiples partidos postergados, siendo Junior y Millonarios los que más acumulan, con tres cada uno.
El perjuicio para el campeonato será la convocatoria de varios jugadores del rentado nacional, quienes estarán ausentes en esas jornadas por recuperar. Es el caso de los seleccionables de Nacional (debe partidos ante Santa Fe y Junior), quien podría no contar con Daniel Bocanegra, Mateus Uribe, Farid Díaz, Dayro Moreno, Felipe Aguilar, entre otros.
Por su parte, el equipo cardenal podría perder a Leandro Castellanos y William Tesillo, así como Millonarios podría resentir la ausencia de Jacobo Kouffaty y el Deportivo Cali, de Abel Aguilar.
El fútbol colombiano es uno de los más atractivos del continente, pero su legitimidad está en discusión por asteriscos como estos. El año pasado, Atlético Nacional debió afrontar la fase semifinal con el equipo C, plagado de juveniles, solo por la mala logística. Esperemos que en este no suceda lo mismo, aunque haya intereses encontrados para que haya más y más aplazados.
