El 29 de diciembre de 2013, el mundo del deporte se conmocionó por Michael Schumacher. El siete veces campeón del mundo en la Fórmula 1 esquiaba con su familia en la estación de Meribel, en los Alpes Franceces, cuando sufrió una terrible caída que casi le costó la vida.
Hoy, a 21 meses de la tragedia, el estado de salud del expiloto es crítico. Medios como “Daily Express” de Inglaterra y “La Gazzeta dello Sport” de Italia citan a una fuente cercana a la familia de “Schumi”, y aseguran que “los progresos son extremadamente lentos y no se vislumbra un milagro a corto plazo”.
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La situación del alemán es tan crítica que según estos reportes, pesa menos de 45 kilos (100 libras), además de que aún no ha recuperado la capacidad de hablar ni de caminar y su conciencia es muy limitada.
La única esperanza, por el momento, la entrega el doctor Francois Payen, quien atendió a Schumacher después del accidente. El galeno revela que para ver resultados deberán pasar al menos tres años.
Actualmente, Schumacher se encuentra en su casa en Gland, Suiza, acompañado de su familia y con 15 doctores coordinados por el profesor Richard Frackowiak, que buscan el «milagro» de traer pronto de vuelta al piloto más ganador en la historia de la Fórmula 1.