El 17 de abril de 2014, el árbitro pitó el final del encuentro de su vida y Gabriel García Márquez dejó este mundo para convertirse en una leyenda de las letras.
A un año de su muerte, “Gabo” sigue tan vigente como cuando vivía: sus obras se mantienen en los estantes de las librerías, y en la calle o en el transporte público varios jóvenes matan el tiempo “devorándose” las historias de la dinastía Buendía o añorando la pensión del Coronel que nunca llegará.
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Para buena suerte del deporte, “Gabo” le dedicó un poco de su arte al fútbol, una de las actividades que más pasiones provocan en todo el mundo. Por ello, el escritor y periodista escribió “El Juramento”, una reflexión en la cual narra su primera experiencia como hincha en un partido entre el Junior de Barranquilla y Millonarios en su natal Colombia.
“Y entonces resolví asistir al estadio. Como era un encuentro más sonado que todos los anteriores, tuve que irme temprano. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado», es el primer párrafo de esta obra.
Al final de su reflexión, el hijo predilecto de Aracataca, confesó que el fútbol lo había conquistado y su deseo ahora era “convertir” a algunos de sus amigos que no seguían este deporte.
“No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago –públicamente– a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien”.
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