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Bouhanni se abanica en Albacete

Albacete, 30 ago (EFE).- Nacer Bouhanni, el «púgil» francés, resistió a los abanicos de las llanuras albaceteñas y salió airoso del pulso con el alemán Degenkolb, a quien empató a dos victorias en una jornada temida por el viento, que no se llevó el maillot rojo de líder de la Vuelta a España de las espaldas de Alejandro Valverde.

Hubo viento al final de la octava etapa entre Baeza y Albacete, como siempre. Y abanicos. Y sustos, con el que se llevó Quintana al verse descolgado. Pero la victoria se discutió al esprín. Y por velocidad brilló Bouhanni, que se la tenía jurada a Degenkolb desde Ronda porque le quitó la cartera con argucias, según protestó.

Y no se produjeron efectos colaterales para los favoritos en las inmensas llanuras que llevan a Albacete. El viento no se llevó a nadie, ni al más ligero, Nairo Quintana, el único que vio las orejas al lobo.

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El ultraligero de Boyacá, llegó a quedarse rezagado. Finalmente el ganador del Giro entró con Valverde, Contador, Froome y «Purito» Rodríguez, que se van a la montaña de Valdelinares sin cambios, en un pañuelo de 45 segundos.

La etapa más larga de la Vuelta (207 kilómetros) salió de Baeza con dos palabras en los corrillos de los ciclistas: «viento» y abanicos». La historia habla de muchos ilustres que han perdido la Vuelta por culpa de Eolo, que siempre sopla por la zona.

Estaban avisados desde la salida en la joya andaluza Patrimonio de la Humanidad, donde el Capitán Alatriste sacó la espada para el cine. Pero como el viaje era largo, las armas estaban bien guardadas. El pelotón disfrutó de los paisajes que cantaba Machado mientras el español Aramendía (Caja Rural) y el italiano Favilli (Lampre) abrían paso.

Cambió el paisaje. Los mares de olivos quedaron atrás y llegó La Mancha con otro decorado. Llanuras interminables y perfil descendente. Solo faltaba un poco de viento de costado para que se liara parda. La fuga claudicó a 40 de meta y en ese punto empezó el baile camino de Albacete, la ciudad «del llano», según su definición árabe original.

Tenían base los comentarios de la salida. Se cambiaron las espadas de Alatriste por las navajas albaceteñas. Los equipos de los favoritos salieron a escena, en una machacona labor de desgaste, a un ritmo frenético, casi por turnos. Se trataba de que algún ilustre quedara en fuera de juego.

El Sky de Froome tiró a saco hasta romper el pelotón en tres partes, luego el Tinkoff de Contador, pero fue la maniobra del BMC de Samuel Sánchez quien dejó en evidencia a Nairo Quintana, atrapado en un segundo grupo.

Ocasión para hurgara en la herida de uno de los grandes favoritos, pero el colombiano volvió a conectar con sus enemigos de la general a 5 de meta. De nuevo engordó un grupo que ya tenía la presencia de los esprinters. Ya era otra etapa, nuevos protagonistas.

Final trepidante, a alta velocidad, desatado. El Omega trató de poner el tren para el remate de Boonen, inédito desde hace tiempo, pero fue Bouhanni quien atacó de lejos, a 300 metros de la pancarta, para imponerse a Matthews, Sagan y Degenkolb.

Bouhanni, boxeador en su tiempo libre, volvió a soltar un buen derechazo. El ciclista de Epinel, de 24 años, ya suma 11 victorias en 2014. Fue el rey del sol en Ronda y el rey del viento en Albacete. Su combate con Degenkolb será otro aliciente de la Vuelta.

Albacete, 30 ago (EFE).- El francés Nacer Bouhanni, del equipo La Francaise des Jeux, que ganó este sábado la octava etapa de la Vuelta ciclista a España, disputada entre Baeza y Albacete sobre 207 kilómetros, ha dicho en rueda de prensa que quiere «otra victoria para optar al maillot verde».

Bouhanni, que obtuvo al esprín su segunda victoria en la Vuelta, por delante del australiano Michael Matthews (Orica), ha agregado: «Con el viento de frente arranqué a falta de doscientos metros y al final se me hizo un poco largo».

Después de unos últimos kilómetros de muchos nervios por los abanicos, el corredor francés ha dicho que había sufrido «mucho desgaste».

Albacete, 30 ago (EFE).- La Vuelta a España cumple su primera semana con «la mente» en la subida a la estación de Valdelinares. Desde que el pasado sábado echara a rodar en Jerez, la fortaleza de Movistar, Contador y su buen estado de forma, las caídas, los abanicos y el calor, sobre todo el calor, han protagonizado la primera fase de la carrera que concluye mañana con una jornada complicada.

Movistar (con Valverde y Quintana) es el equipo a batir, aunque se ha visto a «Purito» Rodríguez (Katusha) rodando bien y a Alberto Contador (Tinkoff) mejor de lo esperado. Para un corredor que hace un mes estaba cojo, tras caerse en el Tour de Francia, su rendimiento ha sido sorprendente para todos. Incluso para él mismo.

Se confiaba en que Nairo Quintana, que llegaba de ganar la Vuelta a Burgos, lo hiciera mucho mejor pero al corredor colombiano se le espera para las subidas más fuertes. Hasta su compañero y líder, Alejandro Valverde, sigue diciendo que Nairo es el jefe de filas del Movistar.

Un capítulo destacado en este primer tramo han sido las caídas de la séptima etapa entre Alhendín y Alcaudete. Provocó los primeros abandonos de la Vuelta, todos por accidente. Fueron Ivan Santaromita (Orica-GreenEdge), Bryan Nauleau (Europcar) y Aleksejs Saramotins (IAM). Otros muchos se fueron al suelo ese día, como Chris Froome o John Degenkolb.

El último en caer fue Warren Barguil, el líder del Giant-Shimano, a falta de pocos metros para la meta. El corredor francés sufrió una aparatosa caída que le provocó traumatismos de todo tipo. Golpeó violentamente con la cabeza en el suelo. El casco, probablemente, le salvó la vida.

Lo de Froome y sus caídas sigue siendo llamativo. Se ha ido al suelo dos veces en esta vuelta y tres más en el Tour. La primera ocasión en la ronda española fue en Jerez de la Frontera, reconociendo el recorrido de la primera etapa. Ni siquiera se le había quitado el precinto a esta Vuelta 2014.

¿Por qué se cae tanto Froome?. El líder del Sky hace honor a su apodo de «Chris Crash» entre los periodistas extranjeros desplazados a la Vuelta. Se está empeñando en ello. Eso parece.

El británico, junto al tridente español (Contador, Valverde y Joaquim Rodríguez), son los mismos ingredientes de la espectacular Vuelta de 2012. Y este año hay «aditamentos» como Nairo Quintana o Cadel Evans, entre otras figuras.

Sin embargo, la mejor participación de la historia no ha encontrado, por el momento, terreno para «lucirse» en esta primera semana de la Vuelta. Mañana sí lo tendrá, y mucho, en la etapa con final en la estación de Aramón-Valdelinares.

La primera parte será sencilla, sin excesivas dificultades, pero cuando el pelotón pase por la ciudad de Teruel comenzará la parte realmente complicada. Los ciclistas tendrán que superar un puerto de 3ª categoría y otro de 2ª antes de afrontar la dura subida al puerto de Valdelinares. Será el instante supremo de esta vuelta antes de la jornada de descanso en Zaragoza.

Para el final de este balance está el calor. La primera semana ha sido infernal. El Sky de Froome decía en una nota de prensa que la Vuelta estaba rodando por el «Sáhara» español, pero en el último Giro el protagonista fue el frío y nadie dijo que se estaba corriendo en Laponia.

Es verdad, no obstante, que las altas temperaturas han sobrecalentado «los motores» de los ciclistas que hasta han propiciado abanicos camino de Ronda y Albacete, ¡qué mejor remedio contra el calor!. El pelotón, de casi 200 corredores, consumía cerca de 4.000 bidones cada jornada. Era cuando transitaba por el corazón de Andalucía.

Y es que los ciclistas sufrieron camino de Córdoba temperaturas que rondaron los 45 grados. Para combatir la calima, algunos equipos equiparon a sus ciclistas con chalecos de hielo y, sobre todo, cientos de bidones. El Sky, por ejemplo, informó de que dispuso 250 botellas para algunas jornadas.

«Algunas eran para tirarnos por encima, lo reconozco, solamente algunas eran para beber», llegó a confesar a Efe el español Mikel Nieve, quien no llegó a «derretirse» nunca pese al peligro implícito en su apellido.

A partir de ahora, recorriendo ya el norte del país, la temperatura puede ayudar a sobrellevar el esfuerzo de los ciclistas. Sus preocupaciones y sus desvelos para esa fase decisiva de la Vuelta serán otras. Por ejemplo, las cumbres. Eso está por llegar.

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