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Rosberg festeja su primera ‘pole’ en China

Madrid, 14 abr (EFE).- El alemán Nico Rosberg (Mercedes) saldrá mañana, domingo, desde el primer puesto de la parrilla del Gran Premio de China, la tercera prueba del Mundial de Fórmula Uno, tras haber sido el mejor en la calificación, en la que el español Fernando Alonso (Ferrari), líder del campeonato, acabó noveno.

Rosberg, de 26 años, firmó hoy, en el circuito de Shanghái, la primera ‘pole’ de su carrera en F1 y mañana arrancará desde la línea delantera junto a su compañero y compatriota Michael Schumacher, el ‘hombre récord’ de la categoría, con siete títulos mundiales.

Nico fue, de lejos, el más rápido en la pista china, de 5.451 metros, que cubrió, en su vuelta estelar, en un tiempo de un minuto, 35 segundos y 121 milésimas, a 206,3 kilómetros a la hora y con medio segundo de ventaja sobre el inglés Lewis Hamilton, que después de haber salido desde la ‘pole’ en Australia y Malasia, se tuvo que conformar hoy con ser segundo en la cronometrada principal.

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Sin embargo, el campeón mundial de 2008, el único que ha repetido triunfo en Shanghái -ese año y el pasado-, donde se corre desde 2004, perderá cinco puestos en la formación de salida, dado que antes de que arrancase el Gran Premio tuvo que sustituir la caja de cambios de su monoplaza, acción que acarrea la citada sanción.

Rosberg, que muestra en su palmarés cinco podios y que hace dos años salió desde la primera línea en Malasia, inauguró hoy su página de estadísticas ‘mayores’ y en su Gran Premio 111 saldrá por primera vez desde la ‘pole’, en busca de metas más altas.

Con un Mercedes que cada vez tiene mejor pinta -el ‘Kaiser’ fue el mejor el viernes en la primera jornada de entrenamientos libres-, pero que aún deberá pasar la revalida en carrera.

Las ‘flechas de plata’ aspiran a que esto se produzca cuanto antes, toda vez que la FIA (Federación Internacional del Automóvil) ha validado su controvertido sistema de activación del alerón trasero y el revolucionario conducto que presenta el mismo. Y que podría suceder mañana mismo, en una pista que tiene la recta más larga del Mundial, de 1,2 kilómetros, y a la que está previsto que se den 56 vueltas. Para un recorrido total de 305.

Lo que está claro es que la escudería alemana ha dado un salto de calidad y que Nico puede empezar a soñar con emular alguna vez a su padre, el finlandés Keke Rosberg, que firmó la genialidad de ganar el Mundial de 1982 -con Williams- anotándose un solo Gran Premio: el de Suiza, que tuvo lugar en Dijon (Francia), debido a la prohibición de disputar carreras de coches en la Confederación Helvética.

Keke ganó otras cuatro pruebas, salió cinco veces desde la ‘pole’ y subió 17 veces al podio, apuntándose cinco vueltas rápidas. Nico estaba exultante hoy en Shanghái. Pero, de momento, en las reuniones familiares -y en las de trabajo- sigue mandando su padre.

Rosberg y Schumacher protagonizaron la mejor jornada de Mercedes desde que arrancase la nueva era de la escudería alemana, en 2010. Que fue triste para su compatriota Sebastian Vettel (Red Bull), que el año pasado se convirtió -con 24 años y tres meses- en el bicampeón mundial más joven de la historia.

Acostumbrado a saborear de forma reiterada las mieles del éxito durante las pasadas dos temporadas, ‘Seb’ no entró hoy en la Q3. Algo que no sucedía desde 2009. Y además, tuvo que hincar la rodilla ante su compañero australiano Mark Webber, que saldrá desde la tercera fila, al lado del otro inglés de McLaren, Jenson Button, vencedor de la carrera inaugural de Melbourne.

Por detrás del japonés Kamui Kobayashi (Sauber) y del finés Kimi Raikkonen (Lotus) -cada vez más readaptado a la F1, después de dos años compitiendo en rallys-, que arrancarán desde la segunda hilera.

Datos que certifican que este campeonato está mucho más nivelado que los anteriores. Y si Kobayashi saldrá tercero, el buen momento de Sauber lo confirmó una vez más el mexicano Sergio Pérez, que viene de hacer segundo en Sepang -donde Alonso ganó por tercera vez, con tres escuderías diferentes- y que en Shanghái saldrá octavo, en busca de seguir creciendo.

Ferrari hizo lo que pudo con un coche que aún deberá mejorar. El brasileño Felipe Massa no entró en la Q3 y saldrá duodécimo, al lado de Vettel. Por delante de los Williams del venezolano Pastor Maldonado y de otro brasileño, Bruno Senna. El sobrino del mito.

Alonso -que ganó en Shanghái en 2005 y fue segundo los dos años siguientes- arrancará noveno y tendrá que aferrarse a inclemencias meteorológicas o a situaciones extrañas para aspirar a entrar en una lotería en la que con su talento pueda sustituir las carencias del monoplaza. Tal y como hiciese hace tres semanas, en Malasia.

Fernando, que desea «que llueva o haya una carrera loca», había marcado el segundo tiempo -por detrás de ‘Checo’- en la Q1, sesión en la que quedaron eliminados los dos pilotos de la escudería española HRT, el español Pedro de la Rosa y el indio Narain Karthikeyan, que saldrán desde la última fila, pero acortaron las diferencias y se marcharon contentos. Mañana buscarán acabar, tal y como hicieran en Sepang.

Adrian R. Huber

Shanghái (China), 14 abr (EFE).- El Mundial de Fórmula Uno llegó hace apenas ocho años a una China donde apenas se conocía el automovilismo y aunque su entrada está ligada a uno de los mayores casos de corrupción política de la historia reciente del país, con el tiempo una incipiente afición empieza a formarse allí.

Al menos en Shanghái, la capital económica del gigante asiático, la punta de lanza de su desarrollo y, cada vez más, un punto estratégico clave para los fabricantes automovilísticos mundiales, el interés por los deportes del motor ha crecido año a año, desde que en 2004 la ciudad empezó a acoger el Gran Premio de China.

Para ello Shanghái construyó uno de los circuitos más modernos e imponentes del campeonato, que también se aprovechó para acoger el Gran Premio de China de Moto GP (de 2005 a 2008) e incluso una carrera del V8 australiano en 2005, dentro de la apuesta de la ciudad por promoverse con grandes eventos deportivos mundiales.

De la misma manera, Shanghái construyó el imponente estadio Qizhong para acoger la Copa Másters de Tenis de la ATP, o incluso nuevas piscinas para los Mundiales de Natación del pasado año, lo que redundó en la entrada de China como gran anfitriona deportiva tras los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

El circuito de Shanghái es también un canto a la nueva prosperidad de China, que encabeza esa ciudad, y tiene un singular trazado, muy técnico, de 5,45 kilómetros, que combina largas rectas con curvas muy exigentes, ya que reproduce la palabra china «shang» («ascender»), inicio de «Shanghái» («Junto al mar» en mandarín).

Su principal artífice, sin embargo, fue el entonces secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en Shanghái, Chen Liangyu, valedor de la corriente más liberal del Partido (la llamada «facción de Shanghái» del expresidente Jiang Zemin), que acabó condenado en 2008 por un caso de corrupción que salpicó al circuito.

Con el visto bueno de Chen se utilizó dinero del Fondo de la Seguridad Social de Shanghái para distintas operaciones de infraestructuras, entre ellas la construcción del propio circuito y la de una carretera que une el distrito suburbano de Jiading, donde se ubica, con el centro de la ciudad, a más de una hora en coche.

En total se malversaron cerca de 3.200 millones de yuanes (307 millones de euros, 408 millones de dólares) de los fondos de pensiones de la ciudad hacia obras públicas y proyectos inmobiliarios, y el caso costó el puesto también al entonces director del circuito, Yu Zhifei.

Yu, también expresidente del club de fútbol Shanghái Shenhua («Flor de Shanghái»), donde ahora juega Nicolas Anelka, fue condenado a cuatro años de cárcel, y Chen a un total de 18 por la suma de todos sus delitos, pero su legado deportivo empieza a calar entre la afición local.

«La llegada de la Fórmula Uno a Shanghái ha tenido una gran influencia en la afición al automovilismo en China», explicó a Efe el piloto shanghainés Ma Qinghua, que a sus 24 años acaba de incorporarse a la escudería española HRT.

«Antes de 2004 había muy pocas noticias en los medios de comunicación sobre automovilismo, pero desde que empezó en Shanghái se ha vuelto un deporte bastante popular y a la mayoría de los jóvenes chinos les gusta, piensan que es guay, que es una cosa muy desafiante», aseguró.

«En estos años creo que ya se ha demostrado que se vende bien y ahora creo que todo el mundo en China ya conoce lo que es la Fórmula Uno y empieza a interesarse por ella», concluyó.

José Álvarez Díaz

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