Cultura

Diego León Hoyos es un “viejo cascarrabias” en ‘Paseadora de (perros) abueles’

*El actor nos contó sobre esta miniserie de ficción, donde un grupo de ancianos lucha contra el aburrimiento aunque eso los lleve a violar la ley. *La serie, de la productora Echando globos, puede verse por Canal Capital todos los miércoles a las 9:00 p.m.

Miren (Mercedes Salazar) es una extranjera que trabaja paseando perros, pues no tiene ningún otro ingreso. Se da cuenta que no es lo suyo, y se hace amiga de los ancianos que conoce en el parque que suele visitar con los perros. Pronto, ellos se convertirán en sus aliados y cómplices cuando una situación cotidiana se salga de control.

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Cuéntenos de esta serie, donde interpreta a un abogado con principios de Alzheimer

La historia es un disparate genial. Son cuatro personas mayores totalmente enloquecidas, que terminan en un tema penal casi sin darse cuenta. Lo maravilloso es que son inofensivas pero están infringiendo la ley, es algo lleno de candor. Nos invitaron de esta productora a un elenco que, para mí, es impagable, porque son mis colegas y amigos de toda la vida. Gustavo Angarita, Consuelo Luzardo y Helena Mallarino. Lo que más me gustó es que crearon unas situaciones totalmente inéditas. Casi todo lo que ocurre en televisión está codificado en algunas fórmulas narrativas, estereotipos, en fin, cosas con las que los públicos están familiarizados. Pero acá vemos unas situaciones insólitas, cosas que no se ven en la televisión convencional. Surgieron cosas muy nuevas y muy, muy interesantes.

Mi personaje es un viejo cascarrabias, vanidoso. Se pone camisas hawaianas, ¡hágame el favor! Tiene alguna lejana pretensión de galán. Es muy neurótico. Tiene una relación muy bonita con las otras mujeres; una de ellas es una feminista radical, la otra es una señora que es una ternurita, la tía adorada que todos tuvimos.

¿Cuál es para usted el gran atractivo de esta historia, además de lo que nos ha contado?

La historia es que vino una mujer española a Colombia, detrás de un tipo, y aquí quedó sola. Sin un centavo, empieza a cuidar perros en los parques, y de pronto descubre que hay unos seres más desamparados que los perros, que son los abuelos en las bancas de los parques. Ahí decide empezar a pasear abuelos, es una tipa joven con cuatro viejos como si fueran perritos (risas). Es muy bonito. Yo espero que la gente la goce tanto como nosotros haciéndola. Admiro a estos jóvenes que crean empresas quijotescas con presupuestos oficiales, muy menguados. Quiero resaltar la generosidad y la hospitalidad con la que nos atendieron a todo el equipo, desde el electricista hasta el más encumbrado de los actores. Es una delicia trabajar con esa pasión y ese amor, ellos son una nueva generación que sí estudió propiamente lenguajes audiovisuales, gente cinéfila.

En esta historia, además de encontrar humor, ¿podemos decir que hay una reflexión sobre la vejez si leemos entre líneas?

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¡Desde luego! No es ni mucho menos una película militante o combativa, pero ese tema está, igual que el tema femenino. Hay una mirada muy, ¿qué le digo yo? ¡deliciosamente burlona! Una mirada a todo el sistema judicial y al aparato burocrático, kafkiano, que hay detrás de todas las estaciones de Policía y los juzgados. Por ejemplo, hay un personaje inolvidable que es una tipa detrás de una taquilla, a la que se le arman filas de personas, y ella está es vendiendo contrabando, y le importa un pito la gente. Todas esas cosas que tienen las oficinas del Estado aquí son mostradas con una mirada muy graciosa.


La cifra: 6 capítulos de 30 minutos componen esta miniserie


 

De sus papeles inolvidables, uno de ellos es Serafín, el ángel de Tentaciones (1994)…

(Risas) mire, a mí al principio me parecía un trabajo común y corriente. Era una comedia comercial, pero cuando empiezo yo a advertir la cara de los niños cuando me veían en la calle… ¡se morían con el ángel! Eso terminó siendo una de las cosas más lindas que me ha regalado la vida, porque de verdad, tener uno la certeza de que hizo feliz a los niños es una satisfacción muy grande. Se lo expreso con una cosa que me pasó con una espectadora: era una mujer muy bella que me encontré en el Aeropuerto El dorado, de unos 20 años, caleña, por lo que alcancé a darme cuenta por su acento. Y era una mujer de una belleza sobrecogedora, pero rodeada con una aureola de tristeza tenaz, como una sombra. Normalmente, cuando la gente me habla de Tentaciones hay sonrisas. Pero ella se me acercó con una gravedad impresionante y me dijo, ‘mire, yo a usted le tengo que decir una cosa, usted hizo feliz mi infancia’. Dio media vuelta y se fue. No me quedó duda de que había tenido una infancia dura, donde su momento de felicidad era el programa del ángel y la diabla. No le puedo negar a usted que me da mucho orgullo.

¿Qué viene para usted luego de Paseadora de (perros) abueles?

De El inquisidor van a hacer otra temporada y también hay un proyecto buenísimo de cuentos del Siglo XIX. Estoy escribiendo también un espectáculo teatral para mí solo, como un monólogo, un standup comedy.

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