Cultura

La “melodía infinita” de Debussy suena en París a 150 años de su nacimiento

París, 21 feb (EFE).- Ciento cincuenta años después del nacimiento del compositor francés Claude Debussy, una exposición en París recoge la influencia en su obra del teatro, la pintura y la poesía, artes que convergieron en su música hasta producirse lo que el alemán Richard Wagner denominó la «melodía infinita».

Los museos d’Orsay y de l’Orangerie invitan a visitar desde mañana y hasta el 11 de junio una retrospectiva de las obras de los pintores y poetas que inspiraron al compositor francés «más fecundo» durante el periodo que cubren ambas galerías.

«A finales del siglo XIX, buena parte de los artistas de la época estaban convencidos de que todas las artes convergían en algún punto», explicó a Efe el presidente de ambos museos y comisario de la exposición «Debussy, la Música y las Artes», Guy Cogeval.

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No obstante, el universo artístico e intelectual de Debussy, «extremadamente abierto y rico», según los responsables de la muestra, le permitió absorber desde el simbolismo de poetas como Verlain o Baudelaire al impresionismo de pintores como William Turner y Edgar Dégas, las reminiscencias de la mitología griega de artistas prerafaelitas Dante-Gabriele Rossetti o los albores del expresionismo, con Eduard Munch.

Obligado a recurrir a mecenas para sobrevivir en los primeros años de su carrera, cuando sus medios económicos eran muy limitados, el compositor conoció a las familias Lerolle y Fontaine, que no solo le ayudaron económicamente, sino que también le presentaron a numerosos artistas.

En el salón del pintor Henri Lerolle, Debussy entraría en contacto con Odilon Redon o con Degas, y se interesaría por la obra de otros como Turner o Whistler, pasando por Gauguin o Munch, artistas que a su vez preconizaban la fusión de las artes.

«No se trata de una confusión, sino de una confluencia», matizó Cogeval, y recordó que incluso pintores de la talla de Monet, reticentes en los primeros años a establecer similitudes, se rindieron ante la evidencia.

Los últimos cuadros de «Ninfeas» pintados por el artista son «casi notas musicales, una partitura», aseguró el comisario.

Debussy, conocido por un temperamento brutal, ingrato y egoísta, en palabras de Cogeval, gozó al mismo tiempo de una profunda sensibilidad que le permitió salirse de los convencionalismos y las normas en vigor presentes en la música francesa de finales del siglo XIX para seguir una línea propia.

Ahora, lejos de hacer un recorrido monográfico por los recuerdos y objetos personales del pintor, esta exhibición pretende poner en perspectiva las múltiples temáticas de la música del célebre compositor con el imaginario que lo inspiró: paisajes marítimos, nocturnos, brumas y reflejos en el agua.

No obstante, también están presentes los diseños y decorados que recuerdan su colaboración con Vaslav Nijinski y Léon Bakst, profundamente ligados a los «Ballets Rusos», la célebre compañía de ballet creada en 1907 por Serge Diaghilev.

El presidente del museo d’Orsay ha querido hacer una exposición «imaginativa» que permita al visitante apreciar la fusión de todas las disciplinas en la obra del artista.

A tal efecto, sonarán piezas del compositor, que en 1911 escribió «yo, que amo las imágenes casi tanto como la música», para ilustrar esa interrelación.

Asimismo, para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de Debussy, están previstas una serie de actividades que girarán en torno a su vida y su obra, desde conciertos hasta coloquios y proyección de documentales.

Como eje central, esta muestra, regida por «un espíritu de cambio, por las ganas de mover un poco los esquemas, hacer saltar las fronteras entre teatro, pintura, poesía y música», afirmó Cogeval.

Andrea Olea.

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