Opinión

El Chinche y el Chavo

La noticia cundió con amplitud. Por decisión de Televisa, al parecer como consecuencia de un conflicto de derechos, ‘El chavo del ocho’ dejará, cuanto menos por un tiempo, de ser emitido a escala global. Semejante determinación desató titulares en medios. También opiniones y tendencias vía redes ‘asociales’. Desde aquellas conmovedoras, motivadas por el genuino afecto al producto televisivo y a su difunto creador, hasta otras rebosantes de ruindad en contra de Roberto Gómez Bolaños y su obra.

Por estas últimas me refiero no a las de aquellos que debido a predilecciones muy respetables se muestran renuentes al Chavo, sino a las de quienes incurrieron en toda suerte de descalificativos personales dirigidos al súpercomediante Chespirito. Eso sin mencionar los memes —chistosos, para qué— con el rostro de la Chimoltrufia reemplazado por el de la vicepresidenta de Colombia, el del Botija por el del primer mandatario y el del Chómpiras por el del Inefable. Todo enmarcado en la dicotomía “Lo que queremos ver / Lo que nos toca ver”.

De los pronunciamientos hubo uno tan oportuno como triste. Vino de Nicolás Casanova, cofundador con su hermano Sebastián de Senic, casa productora del estupendo documental ‘El Culebro’, la historia de mi papá’ en honor del padre de ambos, Hernando ‘El Culebro’ Casanova. Para quienes sean colombianos y estén preguntándose quién es el tal Culebro ese: ahí están Google y YouTube… porque si titubean al identificarlo es casi seguro que en su mayoría se trate de ‘nativos digitales’.

Gracias a lo anterior conocí la suerte de los archivos correspondientes a este seriado, emitido entre 1982 y 1989, e igual que ‘Yo y tú’ atado aún décadas después de su culminación a las nostalgias de un país, por más que de este último no se conserve un episodio entero. Las cintas originales de ‘Don Chinche’ se mantuvieron por años en bodegas de RTI Televisión, expuestas a inclemencias. Después, fruto de negociaciones, alianzas y fusiones, quedaron en manos de Telemundo. Pese a los esfuerzos de funcionarios de RTVC y de la Fundación Patrimonio Fílmico por convencer a los nuevos propietarios de dejar estas cintas en su suelo de origen que tuvieron ocasión frente a los muelles de migración internacional de ElDorado, dichas cintas acabaron expatriadas.

Así, pues, conseguir una buena copia de un determinado capítulo del programa y hacer uso legal de ésta, resulta en extremo complicado. Según Nicolás, Telemundo se ha mostrado desinteresada en compartir estos documentos filmográficos, como puede presumirse, a causa de la escasa relevancia comercial que en 2020 puede tener ‘Don Chinche’ al comparársele con otras producciones en el catálogo de esa megaindustria.

Duele imaginar que quizá lo mismo ocurra con ‘El cuento del domingo’ o ‘La pezuña del diablo’. ‘Los cuervos’, por fortuna, están en apariencia salvos. Desconcierta contrastar, con lo mucho que algunos amamos la Vecindad, el interés comparativo de tantos por un material televisivo de indiscutible relevancia, pero cuyo futuro ya está asegurado, con el desdén que rodea el legado del maestro Chinche y los suyos. Pero, sobre todo, duele saber que este último y el Chavo tienen una similitud más allá de la Ch que encabeza sus nombres y de la impotencia de quienes se empeñan en rescatarlos de la invisibilidad. Comparten la CHambonada de Televisa y Telemundo… mercachifles a quienes el destino escogió como indignos depositarios de un patrimonio. Hasta el otro martes.

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