Opinión

Y tú, mujer, ¿rechazas el feminismo?

“¡De ninguna manera el feminismo es proaborto! El feminismo es pro derecho a decidir, y eso no es referente únicamente a decidir sobre si abortas o no. El feminismo busca que el glorioso derecho a decidir de todas las mujeres sea respetado en todos los aspectos de su vida”: Mar Candela.

El feminismo está acabando con todo. Está acabando con la idea de que solo existe un modelo de mujer válido, la idea de que existe un solo modelo de familia reconocido, la idea de que las mujeres nacieron para llenar expectativas por encima de sus deseos, la idea de la mujer abnegada y mártir. Está acabando con el macho alfa como único modelo de masculinidad respetable y aceptable. Está acabando con las relaciones afectivas desde la posesión. Está acabando con la economía que niega el aporte sustancial de las mujeres y les paga mucho menos a las mujeres por ser mujeres. Está acabando con las relaciones humanas desde la jerarquía para crear dinámicas laborales, sociales, educativas, políticas, culturales y en todo aspecto humano desde la empatía y la ecpatia.

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El feminismo está acabando con todo lo que nos enseñaron sobre “la buena mujer” y “la mala mujer”, sobre “el hombre ideal”, y eso es bueno, ¡muy bueno! El feminismo está acabando con una humanidad falocéntrica, con la idea de que la sexualidad es únicamente para la reproducción, que la mujer solamente puede ser pasiva sexualmente y no propositiva.

Existe muchísimo prejuicio alrededor del feminismo, desde el cliché estúpido de que “el feminismo es lo mismo que machismo porque el feminismo odia a los hombres”, pasando por el típico comentario: “yo no soy feminista porque me gustan los hombres y no soy lesbiana”, desde el imaginario de que un requisito para ser feminista es ser lesbiana (y no hay nada de malo en ser lesbiana, el punto es que no es requisito para ser feminista). Y nada como el típico cliché opositor del feminismo: “no soy feminista porque creo en Dios, la familia y soy una mujer delicada, educada y muy vanidosa. Además, estoy en contra del aborto».

Veamos: el feminismo no está en contra de ninguna religión; el feminismo defiende tu derecho a la libertad de credo, consciencia, pensamiento, libre desarrollo de la personalidad y expresión, por tanto, tu Dios no corre peligro con el feminismo.

El feminismo tampoco está en contra de que decidas ser una mujer de familia convencional, si eso es lo que decides bajo ninguna presión o coacción.

El feminismo tampoco promueve que las mujeres aborten como método de anticoncepción, ni promueve el aborto como una moda o ley, porque promover el aborto sería hacer comerciales que inviten a todas las mujeres a salir a abortar, o hacer una ley que obligue a todas las mujeres a abortar. ¡De ninguna manera el feminismo es proaborto! El feminismo es pro derecho a decidir, y eso no es referente únicamente a decidir sobre si abortas o no: el feminismo busca que el glorioso derecho a decidir de todas las mujeres sea respetado en todos los aspectos de su vida, y abortar es solo un aspecto.

Ninguna mujer que decida parir será obligada a abortar mientras el feminismo exista. No estamos de acuerdo con decirle a una mujer cuantas veces parir, o si debe parir o no, de hecho, el feminismo se opone a la hipocresía de muchas familias que obligan a sus hijas a abortar para cuidar su buen nombre y apellido, y no cargar con la vergüenza de una madre soltera en casa, porque aún hay quienes consideran que ser madre soltera es como un crimen. Curiosamente, las familias que hacen eso generalmente son católicas o de alguna religión.

El feminismo es el respeto por los derechos humanos de todas las formas de ser mujer y la garantía de una vida decidida y autónoma por las mujeres sin coacción. El prejuicio más fuerte es gracias a la politiquería barata del utilitarismo partidista que usa las banderas del feminismo, no solo en Colombia sino en todos los países, y dice: “no soy feminista porque odio participar en política”.

Aquí me detengo para despacito y claro puntualizar sobre este prejuicio: el partidismo no es requisito para que vivas como feminista. Debes entender que todo en tu vida es participación política de modo indirecto o directo, ya que tu vida siempre está en medio del escenario político y tú debes siempre tomar partido o asumir una postura frente a todos y cada uno de esos temas. Que, aunque no participes de partidos políticos, tus actividades son factor político: la cultura, la educación, tus deberes y tus derechos son actos políticos concretos y cuando vives como feminista cada día comprendes más que todo lo personal es político. Y eso es lo más maravilloso que puede sucederte, porque aprendes a tener una existencia consciente.

¿No quieres salir a votar?, ¿no quieres involúcrate en la realidad del partidismo?, ¿no quieres hacer uso de tus derechos partidistas? Eso también es tu derecho. Sin embargo, debes entender y comprender que las cosas que tú no asumas por derecho las asumirá tu entorno por defecto.

Yo nunca aceptaré como mandato divino eso de que para ser feminista sí o sí debo ser de algún partido. Eso es una manipulación ideológica. El feminismo es un principio ético, no debe estar donde brille la injusticia social. El feminismo es filosofía pura y dura. Sí, filosofía. Y es esa filosofía de vida la que te hará tener ovarios de acero para enfrentar al sistema. ¿Quién lo dice? Lo digo yo, Mar Candela, y agrego: sin filosofía estamos en la inmunda como feministas, y sin feminismo estamos perdidas como mujeres en este mundo sin importar que forma de mujer seas tú.

Si reniegas del feminismo o te haces a un lado del feminismo tu vida siempre será la de una marioneta que no tiene decisión sobre todos los aspectos de su vida. Puedes ser una feminista apartidista y eso no es lo mismo a ser una feminista apolítica, porque nadie que tenga sentido común quiere ser apolítico sabiendo que el coste es no tener agenda ni agencia en su vida personal y pública.

 

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