FĂștbol femenino

“Miren a las futbolistas colombianas que se clasificaron al Mundial sub 17, las que van a disputar ahora la Copa AmĂ©rica o las que participan en la liga colombiana y uno percibe mĂĄs hermandad, mĂĄs sentido de defensa de un bien comĂșn”: ‘Pote’ RĂ­os

Colombia es potencia en SuramĂ©rica a nivel de fĂștbol femenino y a nivel mundial nos miran con respeto. El fĂștbol femenino simplemente es una realidad que se ha hecho a punta de trabajo, tesĂłn, amor propio y perseverancia. Mujeres futbolistas, algo tan fĂĄcil de decir pero que maneja una magia y encanto que vale la pena analizar.

Brevemente les comparto esta historia: he tenido la oportunidad de hacer un par de cursos de direcciĂłn tĂ©cnica de fĂștbol. Me ha servido para mi profesiĂłn de periodista y me ha servido para satisfacer una pasiĂłn de vida. Dentro de ese marco hace unos años trabajĂ© en un colegio como director tĂ©cnico de fĂștbol. Para las directivas de ese centro educativo el fĂștbol femenino era un tabĂș, algo prohibido, algo que no “contribuĂ­a a la buena imagen de sus alumnas”.

Afortunadamente las niñas de ese colegio tenían un pensamiento mås progresista y con argumentos sólidos y consistencia lograron que nos dieran vía libre para el proyecto.

Era todo un reto, era empezar de cero a armar un equipo y luchar contra el primer obstĂĄculo que se presenta con un equipo de mujeres: que no sean un grupo que va gritando como locas detrĂĄs de un balĂłn mientras que se rĂ­en, hay torpeza, se dan balonazos, caen al piso y se siguen riendo. Eso no es fĂștbol femenino, eso era recreo


El segundo punto es hacerles entender que jugar fĂștbol no les quita ni un ĂĄpice de feminidad, al contrario, se ven mĂĄs altivas. Y peor aĂșn en ningĂșn momento se puede asociar el fĂștbol femenino con el tĂ©rmino: Marimacho. No pierden en ningĂșn momento feminidad, se conserva la vanidad y a la hora de competir es con todo.

Cuando uno tiene al grupo con la conciencia futbolista hay que establecer varios parĂĄmetros para adaptar ciertas cosas. Ante todo la comodidad: Un brassier deportivo es un elemento tan importante como una canillera o un guayo. Segundo el tema del pelo: No se puede jugar con el pelo suelto, es lĂłgico ÂĄNo ven el balĂłn! Una mujer futbolista debe llevar su pelo muy bien cogido a la hora del entreno o de la competencia.

La fundamentaciĂłn tĂ©cnica es la misma, la tĂĄctica es universal y no tiene diferencia de gĂ©nero. La magia del fĂștbol femenino se centra en la uniĂłn. Creo que es mĂĄs fuerte el vĂ­nculo de equipo entre las mujeres que en los hombres. Manejan una uniĂłn especial y son unas “fieras” dentro del campo de juego. Poco o nada fijen lesiones o se tiran en el campo para engañar al juez. Hay casos de todo tipo, pero miren ustedes a las mujeres en cualquier ĂĄmbito y son mĂĄs competitivas, protegen mĂĄs su espacio.

Y desde los medios de comunicaciĂłn hay que resaltar el apoyo de canales como Win en la transmisiĂłn de los partidos de la liga y el cubrimiento con las selecciones nacionales. Pero pecamos en el discurso. Hay que apelar a no decirles siempre “niñas” o “chicas”, o mencionar el apellido de la jugadora con el artĂ­culo La. Ejemplo: La Arias rematĂł al arco. La GonzĂĄlez ganĂł el balĂłn. Y ni hablar cuando convierten el apellido en diminutivo para darle ternura al asunto. No, cero ternuras, que la cosa sea sencilla y suena mejor.

Miren a las futbolistas colombianas que se clasificaron al Mundial sub 17, las que van a disputar ahora la Copa AmĂ©rica o las que participan en la liga colombiana y uno percibe mĂĄs hermandad, mĂĄs sentido de defensa de un bien comĂșn; tambiĂ©n se ve en colegios, universidades y demĂĄs. Es parte de la magia del fĂștbol femenino, algo que en Colombia ha crecido pero que falta mĂĄs apoyo. El ideal es ver mĂĄs gente en los estadios y lo mĂĄs relevante: mĂĄs respeto y darle la importancia que ellas siempre merecen.

Por: AndrĂ©s ‘Pote’ RĂ­os / @poterios

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