Quejarse, criticar y verle lo malo a todo parecería el pan de cada día para una gran cantidad de personas. De hecho, parece que algunos tienen maestría en encontrarle defecto a todo, no para buscar una mejor manera de hacerlo, proponer alternativas o tratar de descubrir nuevas maneras de generar resultados, no… solo para joder.
PUBLICIDAD
La observación crítica es increíblemente valiosa cuando está acompañada de propuestas de mejora, de alternativas que permitan buscar, descubrir o construir nuevos caminos en pro de un cambio; de hecho, sin ese tipo de observación crítica, no existiría innovación ni avance alguno; pero cuando las personas se dedican a criticar, quejarse y molestar, dejan de ser un referente de cambio y pierden la posibilidad de ser el punto de inicio de algo nuevo, para convertirse en la gran molestia y muchas veces el punto final de grandes movimientos, iniciativas y oportunidades.
Muchas personas pasan su vida esperando que algo bueno les pase, que una oportunidad les llegue, que se abra una puerta o que simplemente puedan tener el camino despejado para hacer las cosas de manera diferente. Sin embargo, cuando tienen la oportunidad, la estropean con sus quejas e inconformidades logrando única y exclusivamente desperdiciar la oportunidad para terminar convirtiéndola en más de lo mismo que han vivido con anterioridad.
Y puede que eso sea miedo al cambio, como muchas veces lo he mencionado acá, o que simplemente sea más fuerte la costumbre y se genere un autosabotaje inconsciente para tratar de darles la vuelta a las cosas hasta que sean como se acostumbra, pero quien solo gusta de criticar y ver lo malo no es sino una persona a la que le gusta el papel de víctima, dado que como siempre está inconforme, le resulta más cómodo victimizarse y pensar que todo y todos están en su contra, en vez de arriesgarse a buscar la manera de cambiar y generar el cambio que tanto desea.
¿Realmente así somos? ¿Somos simples víctimas de las circunstancias?… Yo creo que no, que somos nosotros quienes creamos nuestras circunstancias y que por eso mismo tenemos la responsabilidad de dejar de sufrirlas y empezar a adueñarnos de ellas para mejorarlas y disfrutarlas; que no podemos quedarnos en la crítica, que si vemos algo que no nos gusta y tuvimos la oportunidad y la capacidad de analizar en nuestra cabeza la crítica es porque también tenemos la posibilidad de idear y ejecutar algo que nos permita cambiar las cosas, tal vez no a la escala que nos gustaría, pero siempre hay algo que podemos hacer, algo que podemos mejorar y algo que podemos cambiar, y lo único que falta –en la gran mayoría de casos– es voluntad.