El fútbol perdió a otro gran hombre

Andrés ‘Pote’ Ríos hace un homenaje póstumo a Augusto Ramírez, gran promotor y personaje del fútbol en Pereira y responsable durante 35 años de la Copa Ciudad Pereira. Paz en su tumba y gracias por tanto.

Augustos Ramírez hay muchos. Si todavía existiera la costumbre de buscar en las páginas amarillas encontraríamos cientos. Pero hace poco la ciudad de Pereira y el fútbol colombiano perdieron a un Augusto muy especial. Un hombre de esos que cada vez van en vías de extinción, de esos personajes de honor, valores, palabra, trabajo y sentido de ayuda por los demás. Era un padre para la ciudad, dicen muchos pereiranos. No tuve la fortuna de conocerlo, pero su obra de vida habla y hablará por él.

PUBLICIDAD

Don Augusto se quedó huérfano cuando aún era un niño. La vida lo puso de forma temprana en la autopista de la dureza y de la autonomía, y él se refugió en el deporte como escenario para capotear los embates que día a día tenía que sortear. Jugaba fútbol día y noche. Y así se fue ganando un espacio en los diferentes equipos de Pereira y de la selección Caldas, cabe anotar que aún ‘la Perla del Otún’ era de Caldas y no había un Risaralda. A fuerza de esfuerzo estudió en la Universidad Tecnológica y la convirtió en otro nicho para contagiar del virus del fútbol a todo el mundo. Armaba equipos, torneos por doquier, jugaba aquí y acá, y más allá de lo gomoso, su liderazgo e inteligencia lo ubicaban por encima de los demás.

Y se ganó el derecho para hacer una maestría en Bélgica y sí, de Pereira a la tierra de Gerets y Ceulemans, se llevó sus guayos y a la par del duro invierno de Bruselas y del estudio, jugó en un equipo de la segunda división del balompié de ese país. Y es que así es la enfermedad del fútbol para los que somos de verdad enfermos por esto: como sea hay que buscar equipo, donde sea y ante quien sea, pero hay que jugar.

Al regresar, el Olaya era el campeonato de fútbol aficionado o semiprofesional más importante del país. Don Augusto, en 1982, fue a verlo y quedó fascinado. Se le metió en la cabeza que en Pereira se podía organizar una copa de esa magnitud o superior, y así lo hizo. Desde ese momento han pasado 35 años y la Copa Ciudad Pereira hoy puede ser el torneo más importante del país después de la Liga Águila, la B o la Copa Águila. De la mano de don Augusto, este torneo que se juega en el mítico estadio Mora Mora, es una delicia a nivel de historias y de anécdotas. Por ahí han pasado grandes jugadores como ‘Chicho’ Serna, Óscar Córdoba o Tressor Moreno, quien empezó jugando el campeonato como amateur y al final del mismo se fue como flamante contratación del Alianza Lima de Perú. Ya en el ocaso de sus carreras iban a quemar cartuchos tipos como John Jairo ‘la Turbina’ Tréllez y ‘el Palomo’ Usuriaga, entre otros. Dos selecciones Colombia, una sub-17 y una sub-20, jugaron la fase de grupos como parte de su preparación para suramericanos. Luego estas selecciones hicieron historia en sus respectivos mundiales.

Comunidades pereiranas de Nueva York y Londres armaban equipo para jugar la esperada copa que por tradición se juega en los meses de diciembre y enero. El movimiento de equipos de muy buen nivel que se daba en los barrios Cuba, Kennedy, la Terminal de Transportes o Dos Quebradas unía a la gente. Durante todo el año los equipos se armaban para el esperado campeonato. La copa prestaba una labor social grande porque generaba empleos y siempre en su labor a don Augusto lo acompañó gente muy humilde, como un vendedor de mazorcas del estadio que pudo pagar la universidad de sus dos hijos gracias a su trabajo en la Copa Pereira.

Pero la cosa va más allá. No era un torneo cualquiera. En las gradas del Mora Mora se generaba felicidad, unión; había natilla, buñuelos, aguardiente, cerveza y muchos no veían los partidos por andar en la tertulia. El espíritu futbolero contagiaba la fiesta en los barrios. En sí, lo que lideró y forjó don Augusto es hoy un patrimonio de la ciudad, como decía su eslogan: fue el torneo que cautivó el corazón de los pereiranos. Un fenómeno social.

Por eso duele que se vayan hombres como él. Personajes como Jaime Arroyave, Alfonso Senior o Pedro Pablo Álvarez. A ellos en el fútbol los prefiero por encima de los senador Camargo, los Pimentel y otros tantos que mercantilizan o hacen oler maluco este deporte.
Don Augusto Ramírez murió hace pocos días a la edad de 75 años. Toda la ciudad de Pereira lo despidió con honores. La Copa Pereira ahora llevará su nombre, ese homenaje le queda pequeño, es el fútbol risaraldense el que debe llevar su legado. Le pido al dios del fútbol más hombres así.

Por: Andrés ‘Pote’ Ríos / @poterios

Tags

Lo Último