Game of Thrones: Lo que dejó esta temporada y lo que vendrá en la última

Por fin, luego de que los Stark nos lo recordaran a largo de siete años, el Invierno llegó. “Invierno” con mayúscula, porque éste no es una estación, es un infierno que congelará todo lo que respire, y lo vimos en acción durante esta temporada.

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Primero, vimos a una leona acorralada. Si bien Cersei finalmente estaba sentada en el Trono de Hierro, sin un amor maternal al cual aferrarse, esa silla la consume poco a poco. Mientras envenena a Tyene y condena a Ellaria, uno observa a una mujer deshecha, fuerte, triste, imponente, con un alma destrozada, pero con una coraza que la mantiene en pie a punta de venganza. Cuando está con Jaime, es manipuladora y simultáneamente la mujer que siempre ha amado su hermano, y cuando está sobre Poniente, es la viva imagen de su padre, es toda una Lannister ¿Que Cersei uniría su fuerzas para combatir en el Norte? Lo siento, una leona amenazada no entiende de rendición.

También vimos a una Daenerys debatirse entre Aegon el Conquistador y Aerys el Loco. Ser la “Madre de Dragones” y la “Mhysa” le funcionó en Essos, donde destruir era la solución para salvar vidas esclavizadas; pero en Poniente, si de verdad desea gobernar, necesita construir, algo que Daenerys no sabe hacer.

No es extraño que Tyrion se vea cada vez más desilusionado y ahogando sus penas en una copa de vino. No es fácil controlar el fuego, y mientras Daenerys quema a ponientis vivos, Tyrion se va dando cuenta del paria que es: un enano parricida que llegó con una horda de Dothrakis, un ejército de Inmaculados y tres dragones a luchar contra su propio pueblo. Un Lannister que regresó a luchar contra el hermano que ama y el pasado Lannister que nunca lo abrazó. Luego intenta reconciliar ambos bandos así como intentó reconciliar su corazón, logró lo primero, mas no lo segundo. Su última escena de la temporada es la imagen perfecta de lo que ha sido siempre: Una persona disminuida física y emocionalmente, una persona cuyas habilidades son igual de importantes, pero que siempre ha sido relegado y dejado en las sombras, una persona en busca de amor constante y que nunca encontrará. En suma, un rechazado que busca la unión que su corazón nunca alcanzará.

No obstante, así como la flor de loto florece del barro, asimismo el comienzo del Invierno vio nacer al legítimo heredero al Trono de Hierro, un hombre con las cualidades para ser rey y con la fuerza suficiente para liderar Poniente en contra del verdadero enemigo. También vio nacer a un Bran que ya no es de este mundo. Es un niño… o ser espiritual… o lo que sea que es ahora, que ha sacrificado su humanidad por el bien del mundo. Adicionalmente, vio a los lobos reunirse a pesar del frío porque “el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive”. Y finalmente, por fin vimos atisbos de Jaime, el mejor caballero de los Siete Reinos, que llevo esperando varios episodios.

HBO aceleró el curso de los acontecimientos, a veces mostrando una trama cortada y desarrollada a trompicones. De igual forma, utilizó un deus ex machina tras otro para salvar a los héroes de la historia, sacrificando el realismo fatídico que ha caracterizado a esta serie, y de vez en cuando sentí que le daba a los fans lo que querían, rompiendo con la lógica literaria que George R.R. Martin ha edificado en sus textos. Sin embargo, también plasmó en pantalla lo peor y mejor de cada personaje, cerró tramas y abrió el final de esta serie de forma majestuosa.

¿Qué nos espera en un año? Esperen a Jon siendo el príncipe que fue prometido, a Dany usando su alma destructiva para salvar a quienes ahora están esclavizados por el Invierno, a Arya redirigiendo sus habilidades asesinas para proteger a su familia, a Tyrion usando su capacidad diplomática una vez más para unirlos a todos en contra de la oscuridad. No obstante, esperen lágrimas y sangre, porque los héroes generalmente no se convierten en héroes si no mueren. Esperen cómo la «Larga Noche» se cierne sobre todos los personajes que aún sobreviven mientras éstos sacan la fuerza que han estado adquiriendo durante siete temporadas para luchar en contra de ella.

Por tanto, esperen Starks, Lannisters, Targaryens, Mormonts y demás luchando por una nueva esperanza para Poniente. Y para aquellos que no alcancen la luz, desde donde se encuentren- ya sea bajo la sombra de un arciano, brillando por la luz de los Siete o abrazados por el calor de el Señor de la Luz-, vivirán un Sueño de Primavera. Esperen felicidad, sí: felicidad en una serie como Juego de Tronos, pero a cambio de un enorme sacrificio pues la felicidad nunca viene por sí sola, el día más soleado nace después de la noche más tormentosa.

Por: Juliana Vargas

 

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