Opinión

Calma

Colombia casi siempre es como ese hombre que está desesperadamente buscando novia: todos hemos tenido un amigo con esas características o en algún momento de nuestras vidas nos hemos comportado así: les decimos a todos los conocidos que nos presenten viejas, a veces protagonizamos escenas emo diciendo que el amor no es para nosotros porque sentimos que nada cuaja, y también saltamos hacia la euforia cuando una mujer acepta salir. Pero esa euforia a veces se desborda tanto que terminamos echando por la borda todo: nos quedamos dormidos en una silla, borrachos, porque decidimos tomar tres litros de trago para calmar la ansiedad previa o decimos cosas de las que después nos arrepentimos sin tener un solo trago encima. También somos capaces de regarle encima un dip grasoso con el que venía el pan durante la cena.

Nuestra peor enemiga siempre será la ansiedad y más en el fútbol. Nos pasa igual con la selección Colombia porque somos los depositantes más proclives de cataratas de nervios sobre un equipo que, desde que asumió José Pékerman en el banquillo técnico, ha hecho todos los esfuerzos posibles como para no caer en ese juego anímico que nos ha traído desesperanza antes de alegría.

Por eso, un par de tips para no marearnos: esta parte eliminatoria nos enfrenta a dos de los rivales más difíciles del tramo que apunta a buscar un cupo para Rusia 2018. Podemos vencerlos, sí, pero si nos calmamos un poco. El desespero que baja desde la tribuna y desde las calles podría ser nuestro primer gol en contra porque Chile viene con una fuerza que no tenía gracias a la decisión de escritorio que los favoreció. Y Argentina juega en su casa con la premura de sentirse por fuera de la Copa del Mundo, cita a la que no falta desde México 70. Y que antes de verse la cara con nosotros estará jugándose la vida frente a Brasil.

En la convocatoria entraron nombres con merecimientos como Falcao García –siempre será bueno ver a Falcao vestido con la tricolor– y Miguel Borja. Se espera que hagan goles, claro que sí; pero si las circunstancias no los dejan, dejemos de tratar a los tipos que entran a la cancha como si fueran basura, pidiendo cabezas con el resultado puesto –que es el ejercicio más fácil que se puede hacer en el fútbol– y exigiendo exilio para esos troncos. Ya no más con esa pendejada, de verdad, porque hoy por hoy ninguno de los delanteros que han sido convocados son cuestionados porque –salvo Bacca– andan en buen nivel… hasta que desperdicien una opción inminente. Allí, como cuervos, saltarán muchos pidiendo que esos muebles viejos se larguen y se dediquen a otras cosas diferentes al fútbol.

Si algo deben tener estos partidos es control mental y no solo del equipo: no. El control mental debe ser para todos. De lo contrario pasará como cuando esa mala racha con el sexo opuesto se extiende y le dicen a uno “el que muestra el hambre, no come”.

Es de ahí: no mostremos más el hambre como hinchas, al menos en estas dos jornadas que se avecinan.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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