Opinión

¡No es no: parte 2!

Luego de la realización del plebiscito en el que el oficialismo fue derrotado, teniendo en cuenta la cantidad de pauta pública y los innecesarios esfuerzos de todo el aparato estatal promoviendo el ‘sí’, calificar la victoria como contundente sería poco, más bien abrumadora, en razón de la precariedad de pauta y recursos de los múltiples comités que promovieron el ‘no’; la polarización ha dado para todo, desde nutrir malquerientes de atrás, como para hacer visibles los nuevos, situación incómoda, pues no ha sido ajeno al fenómeno ningún círculo social y escenario en el país, quienes creemos que el acuerdo puede mejorarse para bien de toda Colombia, debemos ser coherentes con gestos de paz y, sobre todo, humildad.

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En todos los escenarios, desde redes sociales hasta el diario vivir, en razón que al seguir esa disyuntiva antidemocrática y agresiva de diferentes sectores del ‘sí’ en contra de quienes promovieron el ‘no’, poco o nada contribuirá a la realización y construcción de una sociedad menos violenta, agresiva y más tolerante con las ideas de quien piensa diferente; las democracias se nutren de diferentes expresiones sociales, y en la historia de Colombia, el pasado 2 de octubre, millones de colombianos, no creo que solo fueron algo más de seis millones y medio, quizás fueron más, los que de manera contundente le dijeron al jefe de Estado y Gobierno que no están de acuerdo con mucho de lo pactado en La Habana.

El presidente de la República no solo representa a quienes votaron por él o a quienes apoyaron su plebiscito que buscaba blindar jurídica y políticamente lo acordado con las Farc, asunto diferente de entrada a una paz estable y duradera, estado ideal de toda sociedad, abstracto y general, situación que cualquier ser humano diferente a sus convicciones políticas deseará siempre, el jefe de Estado representa la unión de toda la nación, y por tal razón es imperativo no buscar ningún entuerto jurídico para dejar de lado la manifestación soberana de quienes votaron por el ‘no’, por el contrario, en razón de transparencia debe ser determinante y coherente con lo establecido en el ordenamiento jurídico.

Como también desde el principio planteó la honorable Corte Constitucional, la cual dejó claro que de no existir refrendación popular de los acuerdos, estos no tendrían validez jurídica y el Gobierno Nacional no tendría salida diferente a buscar la creación de nuevos acuerdos conforme a la realidad jurídica y política de la nación, escuchar voces de quienes aún pretenden deslegitimar la victoria del ‘no’, teniendo en cuenta la realidad de la campaña, no solo va en contravía de los postulados jurídicos, va contra la institucionalidad, contra los parámetros de la Corte Constitucional y contra la voluntad popular.

Como vienen voces insistiendo en la repetición del plebiscito, hay que mencionar que no solo la posibilidad de que eso sucediera sería una trampa mayúscula, también sería dejar de lado la manifestación popular de lado, y una burla sin precedente alguno a la democracia, hubiesen entonces ahorrado los 200.000 millones que gastaron en ese plebiscito y dejar de ‘raspar la olla’ que tiene un hueco fiscal superior a los 34 billones de pesos, situación que va a obligar a gravar con la nueva reforma tributaria aún más con IVA, los huevos, la carne y productos básicos de la canasta familiar, por ello también a esta nueva reforma tributaria también decimos no.

 *Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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