“Nada está acordado hasta que todo esté acordado”, con esa frase, que parece más sacada del vademécum del profesor Maturana, se justifican muchas de las incoherencias de la negociación con las Farc en La Habana; esta semana se concretó lo que muchos creeríamos imposible o al menos difícil de materializar, muy seguramente ese es el primer acuerdo tácito o expreso suscrito en La Habana que logró tener grandes efectos jurídicos y políticos; así es, después de 25 años de existencia bajo el actual régimen constitucional, la comisión de acusaciones de la Cámara de Representantes logra “exitosamente llevar al Senado una acusación”.
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Sin mediar palabra alguna, el Senado de la República recibió de manera condescendiente y sin pero alguno la acusación contra el único magistrado de la Corte Constitucional que, a mi juicio personal, ha hecho mucho desde su magistratura, aclaro que Jorge Pretelt no es amigo mío, sin embargo al conocer el expediente de su caso podría indicar que no existiría ningún pero en reconocer que la conducta de Pretelt en el asunto en que lo enredan ha sido decorosa y justa, contrario a la “trinca” que muchos, desde diferentes orillas, han querido hacerle, con el firme propósito de revancha para aniquilar al único jurista que desde la Corte Constitucional ha puesto frenos y contrapesos a la estrategia poderosa del terrorismo de las Farc.
A Pretelt le está saliendo muy caro hacer patria, por un lado la acusación que se presentó al Senado de la República no tiene una sola prueba directa que demuestre alguna conducta reprochable del magistrado, solo con supuestas inferencias artificiosas, es argumento suficiente para que se le linche moral y jurídicamente; llama la atención que en el expediente existen 25 testimonios, de los cuales 24 corroboraron la inocencia de Pretelt, solo el condenado Víctor Pacheco sostiene lo contrario con cientos de contradicciones obvias en el proceso, Pretelt nunca solicitó la selección de la tutela, tampoco votó a favor de su selección.
Todos los senadores que serán los jueces naturales de Pretelt, previamente a la existencia de la acusación, ya hacían declaraciones públicas mostrando su posición y animadversión por el magistrado, extrañamente esos mismos que no solo le cuestionan y lo insultan sin reparo alguno son los promotores del ‘sí’, tales como Claudia López, Velasco, Corso, para no hablar de Iván Cepeda, que al momento de la acusación se marginó de los insultos contra Pretelt, pues no alcanzó a llegar al Senado. A Jorge Pretelt lo llevan directo al paredón sin respeto al debido proceso, sin pruebas y con un linchamiento moral sin precedentes, ¿qué le cobran a Pretelt?
Suavecito, este magistrado fue el autor y quien proyectó la sentencia de la Corte Constitucional que acabó con las megapensiones de los congresistas, ministros y magistrados, también fue quien puso barreras jurídicas y salvaguardas para la sociedad civil en el llamado marco jurídico para la paz, para que no hubiese elegibilidad ni impunidad a las Farc, y a mi juicio su aporte más valioso fue el que hace dos semanas hizo en el pronunciamiento del Plebiscito, en el que se opuso a su celebración mientras las Farc sigan empuñando las armas. Pretelt ha desempeñado un papel importante para la democracia hasta el momento, por ello su linchamiento.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.