Aquí, allá y ahora en Colombia

Julio César Escovar, productor de radio/ melómano @julitroescovar

Poder ver a Sir Paul McCartney no es solo tener la posibilidad de disfrutar de la música de uno de los compositores más influyentes de la historia de la música, como la conocemos, sino además poder acercase a esa parte de la euforia que sacudió al mundo de tal forma que aún sus melodías retumban en diferentes latitudes. Por lo que estas líneas en una columna sencillamente no serán suficientes para decir lo que se debe.

Son 50 años desde ‘Love me do’. Estamos hablando de medio siglo, desde que esa canción fue N.1 un 30 de mayo de 1964 en Billboard. Paul McCartney tiene 70 años, así que estamos hablando de un hombre que, junto a su agrupación, conquistó los listados con 20 años, (de repente uno piensa… ¿qué he hecho con mi vida?) y que no feliz con esto, su más reciente disco ‘Kisses on the bottom’, un álbum de lo que a él se le dio la gana: tocar covers de sus cantantes favoritos escogiendo canciones que distan mucho de ser las más conocidas de los artistas que él eligió tocar, fue número uno en las listas de jazz. Paul McCartney no necesita probarle nada a nadie, pero sigue haciéndolo.

El libro Guinness Records reconoce a McCartney como: “El más exitoso músico y compositor en la historia de la música moderna” y, aunque su carrera posterior a los Beatles no sea tan exitosa, sí nos ha demostrado que para cualquier estrella pop es posible evolucionar más. “Las composiciones de McCartney nunca son ecos de trabajos previos, algo que no es cualquier cosa, teniendo en cuenta que se trata de alguien que ha escrito cientos de canciones”, escribió Tom Moon de la National Public Radio en la reciente edición conmemorativa de Newsweek, que dice en la portada: ‘The Beatles! 50 años desde que la música empezó’. Y la verdad es que no ha dejado de sonar.

Yo no sé qué se necesita tener para poder escribir, experimentar, vivir, o comunicar de esa forma la música, aparte del hecho de amarla apasionadamente. Tiene que haber algo, probablemente se trate de talento, pero la verdad es que existen pocos verdaderos artistas que han logrado transmitir ese mensaje como lo que ha hecho McCartney (o claro Lennon/McCartney) de forma tan clara y de algún extraño modo atemporal. Aún escucho ‘Abbey Road’, o ‘Sgt. Peppers’, dos de mis discos favoritos de los Beatles, y más allá del cariño personal que les pueda tener, me encuentro con verdaderas obras maestras, que fácilmente superan a cualquier disco contemporáneo. La curiosidad, las ganas de experimentar, la entrega, es algo de envidiarle a McCartney.

Desde que empecé a escribir esta columna sabía que me quedaría corto, es inevitable, pero lo que quiero compartir con usted, es que este Sir inglés, en esa extensa carrera que finalmente lo lleva al estadio El Campín, construyó e hizo posible que la música que usted escucha, exista. Algunas de sus armonías son estándares hoy en día, y sus discos, referentes universales de calidad. ¿Sabe qué? No le crea a esta columna, los afortunados que puedan ir al concierto, lo comprobarán.

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