La propuesta del llamado «monotributo» destinado a los pequeños negocios y que se propuso en la reforma tributaria que se estudia en el Congreso de la República, podría al final de cuentas ser un impuesto imposible de cobrar.
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El motivo surge de los requsiistos planteados por el proyecto de reforma tributaria, que exige que quienes se presenten al monotributo tengan ingresos superiores a 41 millones de pesos al año, y que tengan acceso al programa de Beneficios Económicos Periódicos (BEPS) del Ministerio de Trabajo.
Según el propio Ministerio, los BEPS solo están disponibles para aquellos que no cuenten con una capacidad financiera suficiente para poder pagar los aportes de un salario mínimo ante el sistema de pensiones. Estos pagos son en su gran mayoría de personas que se encuentran cubiertas por el Sisbén.
A pesar de esto, según la ley 100 de 1993, los propietarios de pequeños negocios son trabajadores independientes, los cuales deben contribuir de acuerdo al 100% de sus ingresos, los cuales por el mismo concepto de la ley serían superiores a 3,4 millones de pesos mensuales y que no aplicarían para Sisbén.
Cabe esperar que esto se convierta en un problema para el proyecto de ley de la reforma tributaria, puesto que los beneficios del monotributo no se podrían extender a nadie. De hecho, esto haría que los tributantes no pudieran pagarlo, sino que debieran pagar renta, anulando por completo el objetivo de la propuesta.
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