Colombia

Ignacio Mantilla: “La financiación es el problema más grave de la UN”

El rector de la Universidad Nacional desmiente en entrevista con PUBLIMETRO los problemas de infraestructura de la institución, explicó su rechazo a los escalafones académicos y presentó la celebración de los 150 años del principal centro académico de Colombia.

Se empiezan a celebrar los 150 años de la Universidad Nacional de Colombia. ¿Qué podemos empezar a decirle a los colombianos en este sesquicentenario de la Nacional?

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Estamos celebrando desde el 22 de septiembre el aniversario de la fundación de la Universidad, ocurrido en 1867 gracias a una ley que le da a la Universidad una organización en seis escuelas, y desde entonces ha sido consistente con los principios de autonomía, libertad y esencialmente de la función social que cumple de formar jóvenes de cualquier lugar del país sin importar su procedencia, su credo religioso ni aspectos diferentes a los académicos.

¿Cómo acompañó la Universidad el proceso de diálogos que llegó a los acuerdos de La Habana?

Desde el inicio del proceso la Universidad acompañó los diálogos y participó junto con la ONU en la organización de los foros de los temas que siriveron para que se llegaran a los acuerdos que conocemos. En esos foros participó un grupo grande de profesores y estudiantes que se encargaron de recopilar la información, de transcribirla y de producir unos documentos que fueron la base de estudio para la negociación. La Universidad lleva 4 años discutiendo sobre los acuerdos, y se ha encargado de hacer internamente grandes debates sobre los temas esenciales en el acuerdo.

Después de este lunes, ¿cuál va a ser el papel de la Universidad en la implementación de los acuerdos con las Farc y, en caso eventual, de una negociación con el Eln?

La Universidad tiene aquí unas tareas esenciales: por una parte, como conciencia que es de la Nación, debe estar llamada a hacer lo que los ingenieros llaman interventorías. La Universidad debe ser la interventora de la paz, la que se encargue de dar fe del cumplimiento que se realice de los acuerdos.

Segundo, como ninguna otra institución, también es responsable de hacer la pedagogía de la paz: debe ir ilustrando a toda la sociedad sobre lo que significa reconciliarse, la justicia transicional, la restitución de tierras.

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Tercero, tiene una tarea que quedó expresamente consignada en los acuerdos: en la página 66 del documento dice que la Universidad Nacional debe realizar el censo para determinar la escolaridad de los desmovilizados, sus aspiraciones, los niveles socioeconómicos… Va a ser interesante no solo realizar esta investigación no solo para los desmovilizados sino para sus familias. Ver de qué población estamos hablando y hacer una especie de inventario de las acciones que debemos hacer para realizar una paz estable. Finalmente, al ser la Universidad el faro de la educación en Colombia, debe velar porque sea el faro y el eje en esta etapa de posconflicto.

¿Se espera que aumente el presupuesto de la Universidad con el fin del conflicto para ser ese faro? ¿Se espera una mayor inversión en los próximos años?

No solo lo esperamos: es una obligación del Estado fortalecer la educación. De lo contrario no vamos a poder lograr una juventud con aspiraciones distintas. La educación debe ser el motor de este nuevo país. Las personas a quienes más les va a beneficiar un acuerdo de paz son los más jóvenes y ellos son quienes deben beneficiarse de estos acuerdos. La calidad puesta en la educación debe ser una obligación del Estado a partir de estos acuerdos.

La Universidad ha estado en las noticias por el tema de infraestructura con edificaciones como Arquitectura y Bellas Artes de la sede Bogotá con un estado de deterioro. ¿Qué se está haciendo para mejorar esta situación?

Lo que estamos haciendo es desmentir eso que acaba de decir: la Universidad tiene 320 edificios, y si tenemos uno en riesgo no podemos generalizarlo. Lo que ha habido es una gran difamación de la situación de la infraestructura de la Universidad. Yo lo invito que vaya a la sede Manizales. Si usted se queda en el ejemplo de Manizales, va a ver que estamos mejor que en una universidad anglosajona. Lo mismo ocurre con los edificios nuevos de Bogotá como Ciencia y Tecnología o Enfermería. Por supuesto que hay dificultades, y en un grupo tan grande de edificaciones hay unos que necesitan más atención que otros.

Nosotros tenemos un plan que se está ejecutando. El edificio de Arquitectura se demolió luego de un trabajo de 12 años en el que se demostró que era mejor demolerlo que tratar de reforzarlo, y ha sido el único que se ha tenido que demoler. El de Bellas Artes es un edificio que no se va a demoler, porque es patrimonio, y ya se está trabajando con esto.

Estamos tratando de conciliar no solo con la comunidad, sino también con las entidades de control para que, en caso de emergencias, se nos permita atenderlas de manera inmediata. Pero no me preocupa el tema de infraestructura. Es más, yo creo que es de los temas menores que tiene la universidad frente a otros que son mucho más graves.

¿Cuáles son estos temas?

Por ejemplo, la financiación para el funcionamiento. Ahí sí tenemos de verdad una grieta importante, que puede derrumbar a la institución. Lo de infraestructura se puede recuperar para ir mejorando, pero la Universidad tendría la capacidad de tener muchos más estudiantes con la infraestructura actual, incluso descontando la que está deteriorada. No es posible si no hay recursos para el funcionamiento, si no hay recursos para contratar profesores, para tener pasantías posdoctorales y fortalecer de la investigación.

Actualmente las universidades colombianas como la Nacional y los Andes están bien catalogadas en los escalafones a nivel Latinoamérica, pero mal a nivel global. ¿Se puede fortalecer eso en los próximos años?

No estamos bien en América y mal a nivel mundial: estamos igual en América y en el mundo. Uno no puede decir que la Universidad está bien o mal a partir de indicadores que evalúan las agencias privadas que hacen esos catálogos. A pesar de que la Nacional ocupa el primer lugar, siempre he sido crítico de esos sistemas de clasificación. Las universidades no pueden trabajar solamente para figurar en esos escalafones.

Yo creo que hay un gran valor agregado en las universidades de Latinoamérica que no se evalúa en estas agencias: tienen un deber adicional que no tienen las instituciones británicas o estadounidenses que es atender poblaciones vulnerables, que llegan con un nivel muy heterogéneo en la educación media y que se encargan de equilibrar mediante los estudios que ofrece. Y no solo deben atender esas poblaciones vulnerables, sino formar los investigadores que necesita el país.

Los escalafones son elementos que hay que tener en cuenta y que llegaron para quedarse, pero van introduciendo ruidos en las personas que van a buscar una carrera, y son para especialistas. Todos conocen la diferencia entre una fotografía y una radiografía: los escalafones son radiografías que se usan como fotografías y se ponen al servicio de todo el mundo.

¿Qué le espera a los jóvenes que presentaron el pasado mes de septiembre el examen de admisión y que ingresarán en el próximo semestre?

Se presentaron 70764 estudiantes, no hay ninguna institución en Colombia a la que aspiren tantos jóvenes. Eso hay que decirlo con orgullo: nos satisface ver el interés de esa población por estudiar en la Universidad. Con ese volumen de la población podemos escoger a la crema de la crema, a los mejores estudiantes de todo el país, y esa fortaleza debemos potenciarla con la generación del sesquicentenario y que será la primera que estudie en un país en paz. Son profesionales que no van a tener una barrera con todos los conflictos internos que hubo, porque la Universidad es un zoom del país.

Esperamos que esos nuevos profesionales se nutran del debate civilizado que va a haber en la institución, como todos esperamos, y que se formen integralmente: que tengan un conocimiento amplio sobre los problemas del país y la historia que nos lleva a donde estamos.

¿Qué tiene que ofrecerle la universidad a esos estudiantes?

Lo mejor que puede ofrecerle: la calidad. Profesores con la más alta formación a la que se puede aspirar. Queremos que en estos 5 años el porcentaje de profesores formados al más alto nivel aumente y que el número de profesores aumente para poder ampliar la cobertura. También esperamos que haya una mayor demanda de carreras relacionadas por el campo, ahora que el campo es una opción real para los jóvenes. Era una área con muy poca demanda, tal vez por los conflictos armados. Esperamos que en la Universidad, en esta nueva etapa, haya muchos estudiantes que quieran formarse como ingenieros agrónomos, agrícolas, agroindustriales, veterinarios y zootecnistas, y que puedan trabajar en los campos de Colombia.

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