Colombia

De Marquetalia al Yarí, medio siglo de las Farc como grupo armado

Hace 52 años las Farc comenzaron en Marquetalia, en el departamento del Tolima, su guerra contra el Estado colombiano que terminará en los Llanos del Yarí donde este sábado iniciaron su décima y última conferencia, en la que decidirán el abandono de las armas.

La región del Yarí se extiende desde el sur de la serranía de La Macarena, en el departamento del Meta, hasta el Caquetá, un vasto y remoto territorio entre las cuencas de los ríos Pato y Guayabero donde las Farc, guiadas por su fundador, Pedro Antonio Marín, alias «Manuel Marulanda Vélez» o «Tirofijo», se instalaron casi desde sus inicios.

De la presencia de las Farc en la zona quedó constancia en la canción popular «El barcino», un bambuco compuesto a fines de los años 60 por Jorge Villamil sobre un novillo de «mirada fiera» que lucha contra la muerte en esa región.

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«Cuando en los tiempos de la violencia/ se lo llevaron los guerrilleros/ con ‘Tirofijo’, cruzó senderos/ llegando al Pato y al Guayabero», reza la letra de la segunda estrofa.

El Yarí fue una de las zonas de Colombia donde las Farc se hicieron fuertes con los años, hasta el punto de que en la década del 90 plantearon un claro desafío al Gobierno, agrandados militarmente y en número de hombres por el dinero del narcotráfico, el secuestro y la extorsión.

Por esos años hacían «paros armados» para bloquear el paso de alimentos hacia Bogotá y desabastecer la capital, protagonizaron sangrientas tomas de pueblos, ocuparon a sangre y fuego capitales departamentales como la selvática Mitú y emboscaron a militares y policías a lo largo y ancho del país.

Fue al final de esa sangrienta década que se sentaron a dialogar con el entonces presidente Andrés Pastrana en las fallidas negociaciones de El Caguán (1998-2002) para lo cual el Gobierno les concedió una zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros cuadrados en la región del Yarí.

Aquella concesión, también llamada «zona de distensión», comprendía cinco municipios: San Vicente del Caguán (Caquetá), La Macarena, La Uribe, Mesetas y Vista Hermosa (Meta), que juntos tienen un área del tamaño de Holanda o Suiza.

Las Farc aprovecharon las conversaciones de paz con el Gobierno de Pastrana para fortalecerse militarmente y convirtieron el área de San Vicente del Caguán, sede de los diálogos, en su principal fortín, llegando incluso a emitir decretos.

Tras el fin de ese experimento de paz, San Vicente volvió a ser el pueblo de siempre hasta que esta semana se convirtió en el punto de partida para El Diamante, también en las sabanas del Yarí, donde se desarrolla la Décima Conferencia de las Farc.

Pese a que desde los años 60 la guerrilla ha operado en los Llanos del Yarí, tras el fin de los diálogos con el Gobierno de Pastrana el entonces jefe militar de las Farc, Jorge Suárez Briceño, alias «Mono Jojoy», decidió apropiarse de grandes extensiones de tierras en la zona y con ese fin creó el Frente 62 «Combatientes del Yarí», según una investigación de la Fiscalía citada por el portal Verdad Abierta.

La importancia de la zona radica en el hecho de que además de ser un corredor estratégico que comunica al noreste con la Serranía de La Macarena, esa es una de las regiones más ricas de Colombia, donde las exploraciones indican que hay yacimientos de petróleo que no ha podido ser extraído por el conflicto armado.

Con la conferencia de una semana que concluirá el próximo 23 de septiembre, las Farc cerrarán en el Yarí un periodo de más de medio siglo de violencia que nació en un caserío de Planadas, municipio del Tolima, y que se extendió por todo el país donde llegó a tener varias «repúblicas independientes» como las de Marquetalia, El Pato, Guayabero y Riochiquito.

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